La Agencia de Prevención de Consumo de Drogas y Tratamiento Integral de las Adicciones (APRECOD) de la provincia de Santa Fe decidió unilateralmente no renovar el convenio de colaboración con tres organizaciones que realizan un abordaje comunitario de los consumos problemáticos en la ciudad de Santa Fe.
Uno de ellos es El Rincón Cultural, que pertenece a la red de Casas de Atención y Acompañamiento Comunitario de la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de la Nación Argentina (SEDRONAR), y atiende a más de 130 jóvenes en sus dos sedes. En un comunicado, la organización cuestionó el accionar unilateral del gobierno —que comunicó la decisión por teléfono apenas unos días antes de la finalización del convenio— y denunció que el mismo “descarga su ajuste en los que menos tienen y en los dispositivos comunitarios que todos los días hacemos frente a la desesperante crisis social y económica que vive nuestro pueblo”.
El texto, además, enfatiza que este recorte se realiza en un contexto en el que Santa Fe atraviesa una “pandemia social de consumo de sustancias psicoactivas”; de hecho, esto fue reconocido hace tan sólo tres meses, cuando la Legislatura provincial sancionó la Emergencia en materia social, educativa y sanitaria.
Con la victoria de Maximiliano Pullaro, Aprecod quedó en manos del evangelismo, nucleado en el partido Una Nueva Oportunidad. Su nuevo director, Luciano Sciarra, se referencia bajo el ala de Walter Ghione, pastor y presidente de Una Nueva Oportunidad, que el 8 de enero pasado había celebrado su asunción por llevar los “valores y principios” del evangelismo “a la gestión”.
La decisión de no renovar convenios a organizaciones comunitarias evidencia los lineamientos del sector que hoy comanda el organismo, que también ha promovido la adhesión de Santa Fe a la Ley de Narcomenudeo, una de las primeras medidas tomadas por el gobierno de Pullaro. Con el recorte, el gobernador incumple su promesa de campaña de “dar mayor protagonismo” a las organizaciones que trabajan con enfoque comunitario para el abordaje de problemáticas de consumo.
Los tijeretazos de Aprecod a espacios que trabajan en el abordaje de consumos problemáticos no son exclusivos de la gestión pullarista. En 2020, durante el gobierno de Perotti, la Aprecod cortó el financiamiento del Sadys, un dispositivo ambulatorio ubicado en Rosario, con múltiples estrategias territoriales para asistir y acompañar a usuarixs, tanto si querían dejar de consumir drogas como si no podían o no querían hacerlo.
La nueva gestión de Aprecod pondrá el foco en el financiamiento de espacios de internación.
“Parece haber un cambio de mirada sobre la problemática”
Revista Mate dialogó con Gisela Scotta, coordinadora de El Rincón Cultural, que detalló los pormenores de la situación y relató que, desde que les comunicaron la decisión, las autoridades de Aprecod no volvieron a brindarles ninguna respuesta. Además, evaluó que la medida revela un “cambio de orientación” en el abordaje de los consumos problemáticos por parte del gobierno, que decide priorizar los espacios de internación en desmedro de aquellos que realizan un abordaje comunitario.
—¿Hace cuánto tiempo tenían un convenio con Aprecod?
—El espacio funciona hace siete años, y desde que comenzamos sostenemos un convenio de colaboración con la agencia, en las distintas gestiones que fueron sucediéndose. Cada una tiene su forma de abordaje, y nosotros al formar parte de la red de instituciones de Aprecod podíamos de alguna manera influir en eso. Las instituciones como la nuestra, que son más de corte comunitario, que trabajan en territorio y con poblaciones con muchos derechos vulnerados, insistimos mucho en un abordaje ambulatorio, integral, comunitario. Los convenios se renovaban cada seis meses, y siempre fueron bastante magros en comparación con el trabajo que hacemos.
—¿Cómo se enteraron que no les iban a renovar el convenio?
—Hace unos días nos informaron a través de un llamado telefónico que no se iba a renovar el convenio, que terminaba el 29 de febrero. Ellos nos conocen, esta gestión puso al frente nuevas personas que se acercaron a nuestro espacio en enero a conocer nuestro trabajo y nos habían dicho que el convenio iba a continuar. Pero ahora llaman e informan esto.
Aprecod no renovará los convenios de El Rincón Cultural, El Movimiento Solidario de barrio Los Hornos y algunos dispositivos del Centro de Acción de Movimientos Comunitarios (CAMCO).
—¿Y les dieron algún motivo?
—Nos dijeron que van a poner el foco en aquellas instituciones que tengan plazas, que serían como lugares o becas. Por ejemplo, una mamá acompaña a un joven en situación de consumo, no tiene recursos económicos ni obra social y se dirige a la agencia. Ellos la escuchan, evalúan lo que necesita y contactan a las instituciones que, según el convenio, les guardan lugares; por ejemplo, cinco lugares al mes. La agencia le paga a la institución por plaza, por persona que ingresa. Las instituciones comunitarias hacemos un abordaje ambulatorio, las plazas van más para el lado de instituciones que hacen otro tipo de tratamiento: internación, centro de día, residencial, como quieras llamarlo. Entonces nosotros entendemos que hay un cambio de orientación respecto a la forma de abordaje.
—¿Con quién se comunicaron concretamente?
—Con Ariel Rodaz, uno de los integrantes del equipo de coordinación de Aprecod. Yo le transmití la preocupación y le dije que había un desconocimiento de la Ley de Salud Mental, entendiendo también que el contexto que se está viviendo, en el que la crisis social y económica viene en aumento, va a generar mayores situaciones de violencia y vulnerabilidad, y los espacios preventivos y ambulatorios son los que recogen todo eso. Están recortando el corazón del trabajo territorial. Pero la respuesta fue “esta es la decisión y no hay vuelta atrás”.
—¿Hubo alguna otra institución a la que haya sucedido lo mismo?
—De las que conocemos fuimos tres, al menos de las que estamos en contacto.
—¿Cuáles son son las otras dos?
—El Movimiento Solidario de barrio Los Hornos y algunos dispositivos del Centro de Acciòn de Movimientos Comunitarios (CAMCO). El criterio no está claro, porque a otras organizaciones comunitarias que tampoco tienen plaza no les sucedió, aunque tampoco saben el monto, no saben si hay aumentos o un recorte. Pero parece haber un cambio de mirada sobre la problemática.
—¿Y cuál es para vos esa nueva mirada?
—Se priorizan los lugares que trabajan con internación y no tanto el abordaje comunitario. Hay un desconocimiento, porque la internación es el último recurso que se utiliza frente a una situación de consumo. Primero se trabaja ambulatoriamente, la persona sigue sosteniendo vínculos familiares y una red comunitaria.
“El recorte de Aprecod nos obliga a recortar las prestaciones que hacemos. Nosotros alquilamos dos casas, y seguramente vamos a tener que cerrar una, porque aumenta el alquiler, aumentan los servicios”.
Imagen publicada por El Rincón Cultural a propósito del fin del convenio con Aprecod.
—¿En qué situación los deja esto? ¿Con qué otros recursos cuentan?
—El Rincón Cultural es una Casa de Atención y Acompañamiento Comunitario de Sedronar. Esa es nuestra principal fuente de financiamiento, aunque está congelada, porque pertenece a la partida que el gobierno nacional congeló. Entonces seguimos recibiendo el mismo monto que recibíamos el año pasado, y con retrasos. El recorte de Aprecod nos obliga a recortar las prestaciones que hacemos. Nosotros alquilamos dos casas, y seguramente vamos a tener que cerrar una, porque aumenta el alquiler, aumentan los servicios. El espacio es libre y gratuito para todos los que asisten, y brindamos un desayuno y una merienda. Está creciendo mucho la desigualdad y la pobreza. Día a día se acercan más jóvenes en busca de un espacio donde por lo menos desayunar algo. También notamos el crecimiento en las consultas respecto a las situaciones de consumo problemático: mamás, papás, hermanos que vienen a preguntar, que necesitan orientación, acompañamiento. Es una situación muy difícil y no tenemos mucho más que hacer que reducir las prestaciones: no podemos sostener los dos espacios.
—¿Qué significa, además de lo económico, la pérdida del convenio con Aprecod?
—Nos preocupa muchísimo porque el convenio con la agencia no era sólo el recurso económico. Al formar parte de la red institucionalmente, uno también podía de alguna forma influenciar las políticas públicas. Con respecto a esto nosotros siempre planteamos la necesidad de un trabajo integral con otros sectores como salud mental y educación. Hoy evidentemente eso se está resquebrajando, porque el abordaje pasa a ser específicamente sanitario, médico-hegemónico.
—¿A cuántas personas atienden?
—Hoy entre los dos espacios estamos en 130 aproximadamente.
—¿Entonces ese número podría reducirse a la mitad?
—Por supuesto que nosotros no queremos eso. Son 130 jóvenes que hoy encuentran un lugar donde realizar talleres, capacitaciones en oficios que les permitan conseguir una changuita, una salida laboral. Los más jóvenes tienen talleres deportivos, recreativos. Estamos analizando juntar los dos espacios y ver cómo funcionan las dos casas juntas, que abarcan a dos poblaciones distintas, porque en la de oficios y capacitaciones son más grandes, tienen otras necesidades y problemáticas; pero no queremos dejar de seguir brindando esos talleres, así que veremos cómo.
—¿Y han tenido algún diálogo para pedir que se revea la situación?
—Estamos esperando una comunicación para ver si se puede revertir esta definición. Rodaz me dijo que ya estaba cerrado, pero que mandemos un correo a la agencia si queríamos una reunión con Luciano Sciarra, el director. Seguimos ese canal, pero hasta hoy nadie nos respondió. También llamamos telefónicamente a él y a otro muchacho y no nos atendieron, por eso decidimos sacar el comunicado y hacerlo público. Estamos en estado de asamblea, charlando con los profes y con los jóvenes que asisten al espacio para que sepan cuál es la situación. Nunca es el momento de hacer recortes, pero hoy menos. De hecho es contradictorio, porque en diciembre del año pasado la Legislatura sancionó la Ley de Emergencia en materia social, educativa y sanitaria, y allí se contempla la problemática de los consumos. La ley dice que es el momento de reforzar esos espacios, no de quitarles recursos. Es un ajuste en donde hoy más falta hace.
—Es el contexto menos propicio para desfinanciar este tipo de instituciones y políticas.
—Nosotros esperábamos que el gobierno provincial se diferenciara un poco de la política de Milei de recortar, de pasar la motosierra. Pero no somos los únicos que estamos sufriendo este ajuste. Podemos hablar largo rato de lo que está pasando con los docentes, con los trabajadores de la salud. Viene complicada, es una situación muy compleja y pareciera que no la ven, como dicen ellos.
