¿La adicción es un refugio?

adicción como refugio
Imagen generada con Grok
Los modelos para entender qué factores causan la adicción. Los consumos problemáticos en una sociedad de consumo. Un contexto hostil, con objetivos inalcanzables para muchos, pueden hacer que busquemos refugios.

¿En qué momento cruzamos la línea? ¿Cuándo un uso se transforma en problemático, en abuso o en adicción? ¿Quién traza esa línea: el sujeto, la sociedad, o la sustancia? 

Martín era un jugador de póker que en los últimos años fue muy exitoso. Tenía torneos todos los fines de semana, viajaba por el mundo jugando, lo patrocinaban varias marcas. Le estaba yendo tan bien que había logrado comprarse 2 departamentos en Madrid. En solo 3 años pasó de ser inquilino a vivir en casa propia y tener una renta mensual. Vivía con su esposa y sus dos hijos, toda la familia y el grupo de amigos estaban muy contentos con el éxito de Martín. En sus círculos era una estrella.

Y un día empezó a perder. Se cayeron los sponsors y tuvo que vender un departamento para poder pagar la inscripción a los torneos. Todavía quedaba la casa familiar, pero Martín seguía perdiendo. Todos le decían que pida ayuda, que vaya al psiquiatra porque era adicto al juego e iba a arruinar la familia. “No soy adicto”, contestaba Martin y decía: “juego lo mismo que siempre, un torneo por fin de semana, todo lo que tenemos lo gané jugando, me dedico a esto, es una mala racha”.

Intentó vender la casa, pero no pudo, y finalmente se divorció. 

Martín no cambió su conducta, pero el mundo a su alrededor cambió su mirada sobre él. Entonces, ¿la adicción está en el acto o en la forma en que ese acto encaja en la sociedad? ¿Qué es la adicción? 

Antes de seguir leyendo, frenemos para pensar qué significa adicción para nosotros. ¿Qué creemos que es, qué sentimos que es? Por mi parte, les comparto la definición que aventuré:

“La adicción es un desorden del comportamiento en el que una actividad u objeto se transforma en el eje central de nuestra vida y entonces la buscamos compulsivamente dejando de lado otros intereses y generando serios problemas sociales, laborales y de salud”. 

Estudié el asunto a profundidad y me encontré con distintos modelos para entender una adicción. Veamos.

Modelo biomédico

En los años 60, se descubrieron las bases neurobiológicas del circuito de la recompensa cerebral, por el cual se libera dopamina y nos sentimos bien cuando realizamos ciertas actividades (comer, beber, coger, apostar) o consumir algunas sustancias. Ante este hallazgo la comunidad científica comenzó a ver la adicción como un desorden neurobiológico que algunas sustancias generaban en el cerebro. 

Era la llamada teoría de los “anzuelos bioquímicos” y se veían a las drogas como tales: nos enganchaban generando cambios en nuestro cerebro y eso se traducía en una conducta casi imposible de revertir. 

Sin embargo, no todas las personas que usan una sustancia se hacen adictas. Un trabajo publicado por Wagner en la prestigiosa revista Nature en el 2002, estudió el porcentaje de personas que generan uso problemático después de diez años de haber consumido por primera vez una determinada sustancia. Se investigó cocaína, marihuana y alcohol. 

Luego de diez años de haberla probado el 15-16% desarrolló una adicción a la cocaína, en cuanto al alcohol el 12-13% y con la marihuana solo el 8%. Entonces, si no todos terminan adictos, la cuestión no depende solo de las drogas. ¿Y las personas? ¿Por qué algunos nos hacemos adictos y otros no?

Modelo socio-ambiental

Los famosos experimentos de Bruce Alexander, conocidos como “Rat Park”, realizados en las décadas del 70 y 80, mostraron que los roedores expuestos a opiáceos desarrollaban adicción cuando estaban en jaulas solos y sin estímulos, mientras que, si eran criados en jaulas grandes, con juegos y muchos compañeros, las conductas adictivas no aparecían.

adicción como refugio

Aunque posteriormente fueron muy discutidos, esta serie de experimentos fue fundacional y dio pie a muchos otros, tanto en animales como en humanos, que demostraron que el contexto social es muy importante a la hora de desarrollar cualquier tipo de adicción.

En el año 2000, científicos de Oxford publicaron un libro titulado “Social Epidemiology” donde estudiaron la relación entre el grado de integración social y la tendencia a generar uso problemático de sustancias. La integración social tiene muchas dimensiones e incluye los factores laboral/económico, familiar, amistades, etc. 

Encontraron que el 35% de los varones con baja integración social tenían problemas de abuso de sustancias mientras que entre los de alta integración, solo el 10% presentaban estos problemas.

La bibliografía al respecto es muy extensa y actualmente no hay ninguna duda: las condiciones económicas, sociales y culturales son muy importantes a la hora de desarrollar un consumo problemático. En la revisión “Time to connect: bringing social context into addiction neuroscience”, publicada en el 2016 se pueden encontrar muchos trabajos que así lo demuestran.

Modelo genético

Más allá de la droga o el contexto social, ¿hay características intrínsecas que nos hagan adictos? ¿Existe el gen de la adicción? Spoiler alert: No. En las adicciones como en todos los trastornos de salud mental no hay un único gen que explique la cuestión. 

Sin embargo hay ciertas variantes de genes que están asociadas a una mayor predisposición a sufrir estos trastornos, uno de los más estudiados es el gen DRD2, que porta la información para que las neuronas fabriquen el receptor de dopamina de tipo 2. Algunas variantes de este gen están asociadas a riesgo incrementado de uso problemático de alcohol y de cocaína. 

Otro gen muy estudiado, porta la información para generar la síntesis de un transportador de serotonina llamado SLC6A4 y también presenta variantes que predisponen a uso problemático de sustancias. Pueden encontrar la data de estas variantes génicas y muchas otras asociadas a adicciones en la revisión “Genetic Addiction Risk and Psychological Profiling Analyses for ‘Preaddiction’ Severity Index”, que se publicó en 2022 y es de acceso gratuito. 

Más allá de estos genes que aumentan la predisposición, no hay ninguna variante de ningún gen que nos haga adictos de manera concluyente. Por otro lado, como se comenta en el artículo citado, estos genes también están asociados a otros trastornos de salud mental como depresión o ansiedad. 

La prevalencia de estas variantes genéticas en la sociedad es muchísimo más baja que la de trastornos adictivos u otros problemas de salud mental relacionados. Por lo tanto, si bien es interesante conocer estos genes, están muy lejos de explicar por sí solos el fenómeno de las adicciones.

Modelo BioPsicoSocial

Los enfoques más modernos hablan de ampliar la mirada: para entender las adicciones no alcanza con ver el objeto, el contexto o el individuo, sino que debemos observar la interacción entre estos factores. 

Este modelo se puede adaptar al famoso triángulo de Zinberg (1984), que para hablar del efecto de las drogas se enfoca en tres vértices: la droga (bio), individuo (psico) y ambiente (social). El modelo biopsicosocial nos sirve para pensar a la adicción como una interacción dinámica entre estos tres factores. 

adicción  como refugio
Triángulo de Zinberg / Revista Cáñamo.

Los fenómenos de consumo problemático son multicausales y analizar la interacción entre los factores da más chances de comprender el fenómeno que explicarlo haciendo foco en una sola dimensión.

¿Acaso nuestro amigo Martin, el ex campeón de póker, portará uno de los genes de predisposición a adicciones? ¿Será que no tiene amigos y la relación con su pareja estaba medio floja? ¿O el póker funciona como un gancho bioquímico? Quizás nada de lo anterior y solo sea cierto que no pudo soportar una sociedad que primero le decía que era el mejor del mundo y después que era un enfermo, cuando lo único que cambió fue la suerte de sus cartas. 

Nunca sabremos lo que pasa adentro de Martin, ni de ningún otro. Por eso es tan peligroso explicar este problema mediante genes o reglas universales.

¿Cómo estamos hoy en el mundo?

Repasemos algunas de las cifras de consumo de sustancias psicoactivas.

Alcohol 

Según la OMS 400 millones de personas (5% de la población mundial) tienen trastornos por consumo de alcohol, de los cuales la mitad (209 millones) son dependientes. Además, todos los años mueren 2,6 millones de personas por causas atribuibles al consumo de alcohol, aproximadamente el 4,7% de las muertes anuales. 

Drogas ilegalizadas 

Según la ONU, el número de personas que usan drogas se elevó a 292 millones en 2022, lo que representa un aumento del 20% en 10 años. Actualmente, esta es la cantidad de usuarios de drogas ilegalizadas:

  • Cannabis: 228 millones
  • Opioides: 60 millones
  • Anfetaminas: 30 millones
  • Cocaína: 23 millones
  • Extasis: 20 millones

Más allá de los usuarios totales, según el Informe Mundial sobre las Drogas de 2024 la ONU estima que en 2022, aproximadamente 64 millones de personas en todo el mundo sufrían de trastornos por consumo de drogas ilegalizadas, un 3% más que en 2018. Mientras que según los últimos datos del “Informe sobre la situación mundial del alcohol y la salud y el tratamiento de los trastornos por consumo de sustancias” de la OMS (2024) son 583.511 las muertes atribuibles al consumo de drogas ilegalizadas que se contabilizaron en 2019.

adicción es un refugio
“Informe sobre la situación mundial del alcohol y la salud y el tratamiento de los trastornos por consumo de sustancias” OMS (2024) analizando datos de 2019.

¿Qué dicen estos datos?

Estos datos nos permiten preguntarnos si estas variantes de adicción: ¿No serán un síntoma de factores sociales más profundos? El tema va más allá de las drogas.

Según la OMS 96 millones de personas (1,2% de la población mundial) sufren problemas relacionados al juego. 

El 12,5% de la población mundial sufre de obesidad, cifra que se duplicó desde 1990. Y más allá de ciertos problemas metabólicos que pueden predisponer a obesidad, cada vez más se observa en la sociedad occidental, un consumo problemático y en muchos casos compulsivo de comida. Y si bien no es exactamente igual, tiene muchos puntos en común con el uso problemático de sustancias, como describe Peter Rogers en el trabajo “Food and drug addictions: Similarities and differences” publicado en 2017. 

La adicción a las tecnologías, apuestas online y redes sociales es un problema en aumento en todo el mundo occidental. Tras la pandemia y el aislamiento, la virtualidad dio un salto y las visitas a los sitios de juego online aumentaron entre un 50 y 70%.

Sustancias, juego, internet, comida, bienes materiales y la lista podría seguir todo el día. Son consumos que vienen creciendo vertiginosamente y en las últimas décadas constituyen un problema global. Los problemas de consumo crecen día a día

¿No será que hay algo en el rumbo que estamos tomando como sociedad que nos hace más susceptibles al consumo problemático? ¿No vivimos acaso en la sociedad del consumo? 

Pensando el tema desde el modelo biopsicosocial y volviendo al triángulo de Zinberg, me gustaría hacer foco en uno de los vértices: el ambiente y específicamente nuestra sociedad, que está cambiando tan rápido como aumentan los problemas de consumo y de salud mental en general. 

Nuestras sociedades nos enseñan que el éxito es económico y hay que trabajar para lograr ciertos objetivos (la casa, el auto, ahorros). Hoy, cuando la gran mayoría de la población no puede alcanzar esos objetivos incluso trabajando muy duro, y cuando todavía no hemos construido simbólicamente nuevos objetivos, resulta lógico que aparezca el malestar. 

Entrar en un consumo problemático podría ser como romper el círculo del objetivo insatisfecho. Aparece un nuevo objeto en mi vida, que sí se puede alcanzar. Se corre el eje de mis prioridades y me dedico a ese objeto, que sí está disponible. Entonces, este consumo, sea de droga, juego, sexo o lo que sea, nos libera del debería que cada uno tiene. La pareja, la carrera, el reconocimiento social, el crecimiento económico, el éxito, etc.

Para muchísimas personas el consumo de ese objeto podría ser un refugio. Un nuevo ordenador en la vida, que me da la oportunidad de “llegar” a algo. 

En el mundillo de las adicciones la “luna de miel” refiere al tiempo en que la persona se encuentra con la droga, objeto o hábito y no aparece un problema sino bienestar. ¿No será por haber encontrado ese refugio y descansar por un momento cobijados en el? 

Pero si es un refugio, ¿es problemático? ¿Para quién es problemático? 

Volvamos al caso de Martin: mientras era un jugador exitoso y desde su refugio generaba rédito económico, nadie hablaba de juego problemático. El problema surgió cuando no pudo articular la vida en sociedad con la vida en su refugio. Y ahí aparecieron los problemas.

adicción como refugio

Creo que la adicción no es una sola cosa. Para entenderla tenemos que pensar en las personas y sus contextos, junto con las prácticas u objetos de consumo. Quizás somos personas que de distintas maneras nos refugiamos de una sociedad cada vez más hostil. 

El enfoque abstencionista para tratar las adicciones, sería como sacar a la persona a los tirones de ese refugio y meterlo a la fuerza en la sociedad de donde quiso escapar.

La reducción de daños propone entender la trayectoria de vida de esa persona y cómo se articula con su refugio y con el resto de la sociedad. El refugio se puede volver un lugar siniestro del que es necesario salir, quizás por un tiempo o quizás para siempre. Ante todo, las personas con problemáticas de consumo requieren acompañamiento para construir un refugio integrado con la vida en sociedad.  

ALCOHOL CONSUMO PROBLEMÁTICO Drogas

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