Psicoterapia asistida con MDMA: tres historias en Argentina

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Big Think
El MDMA, más conocido como éxtasis, es una sustancia ilegalizada consumida mayormente en fiestas. Desde los 70 hasta su prohibición en 1985, se repartieron 500 mil dosis para explorar su uso psicoterapéutico. En Argentina, una dupla de profesionales de salud mental la están utilizando en terapia individual y grupal, estas son las historias de sus pacientes.

“Tenía pacientes que llegaban a sesión luego de haber tomado MDMA el fin de semana e inesperadamente habían podido revelar, anclar, disolver o abrir un proceso interior que ya venían trabajando en la terapia.

El MDMA podría tener potencial terapéutico en condiciones de salud mental mediante psicoterapia, aunque el régimen de fiscalización internacional de drogas todavía no lo reconoce. En Argentina, pese a su prohibición, existen profesionales que lo utilizan como una herramienta más. Hoy vamos a conocer las historias de sus pacientes. 

Australia se convirtió en el primer país del mundo que reguló el uso de la sustancia en 2023, específicamente en trastornos de estrés postraumático (TEPT). Sin embargo, el acceso real de los pacientes a esta droga todavía es muy bajo. 

La autorización para prescribir está limitada únicamente a psiquiatras registrados que obtuvieron una aprobación previa por parte de un comité ético de investigación humana y la Administración Australiana de Productos Terapéuticos (TGA). Y según las solicitudes de Libertad de Información (FOI) que presentó la plataforma Talking Drugs, hasta octubre de 2024 sólo se les había otorgado el derecho a recetar MDMA a nueve prescriptores. 

Además, hasta el momento no existen productos aprobados en Australia que contengan MDMA, evaluados por la TGA en términos de calidad, seguridad y eficacia. Según Talking Drugs, esto significa que los psiquiatras autorizados deben trabajar con medicamentos no aprobados que se importan mediante un proceso costoso, prolongado y altamente regulado. A esto se suman los costos elevados que tiene en sí este formato de terapia, que no están cubiertos por el sistema de atención sanitaria universal australiano. 

Suiza e Israel ofrecen un acceso al MDMA a través de programas de uso compasivo, salteando su estatus ilegal en casos extraordinarios. Y existen experiencias de uso en contextos de investigación en Canadá, Alemania y Reino Unido.

En 2017 la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU (FDA, por sus siglas en inglés) concedió al MDMA el “estatus de avance de terapia innovadora”, una designación que reconoció formalmente sus beneficios potenciales con el objetivo de acelerar su revisión. Pero en agosto de 2024 la entidad rechazó la solicitud de aprobación que la empresa farmacéutica Lykos (ex MAPS) había presentado, y pidió realizar nuevas investigaciones.

Los motivos del rechazo se centraron en denuncias de agresión sexual que recibieron algunos facilitadores que trabajaban en Lykos. Por otro lado, en la dificultad de mantener la imparcialidad del ensayo dado que, por las características del MDMA, los participantes a menudo pueden determinar si recibieron o no un placebo. Otro argumento del comité asesor fue la imposibilidad de mantener el tratamiento accesible por la cantidad de horas que duraría cada sesión. 

El ensayo clínico doble ciego de fase 3 sobre personas con TEPT grave en el que Lykos sustentó su solicitud —publicado en la revista científica Nature en 2021— indica que el 88% de los participantes mostró una mejora significativa después de tres sesiones de terapia asistida por MDMA. Al cabo de dos meses de tratamiento, 2 de cada 3 ya no cumplían los criterios de TEPT. 

Aunque todavía existe controversia sobre los resultados de las investigaciones, según aseguran expertos como el Psicólogo y Doctor en Farmacología José Carlos Bouso, actualmente no hay ningún fármaco para tratar el TEPT como tal. Además existen otros ensayos de menor calibre que han descubierto beneficios potenciales del MDMA para los trastornos alimentarios, la ansiedad social en personas con autismo y la angustia que pueden generar los diagnósticos terminales.

Amor químico 

Para entender en profundidad la relevancia de esta terapia vale la pena viajar en el tiempo, cuando la molécula todavía no estaba prohibida. Se sintetizó y patentó en 1912 por la industria farmacéutica Merck, pero se popularizó recién en la década del ‘70, cuando comenzó a ser explorada en humanos y cobró relevancia en contextos de tratamiento.

Alexander “Sasha” Shulgin fue el químico especializado en farmacología que volvió a sintetizarla y realizó bio-ensayos (hizo pruebas en su cuerpo y documentó los efectos). 

En un artículo publicado en Cannabis Magazine, Bouso contó que en 1977 después de probarlo y “sorprendido por los efectos psicológicos”, Shulgin decidió enviarle unas muestras a un psiquiatra conocido dentro del ámbito de las terapias con psicodélicos, Leo Zeff. 

En otro artículo publicado en The New York Times Magazine, Drake Bennett asegura que Leo Zeff fue quien introdujo a Ann Shulgin a las psicoterapias asistidas con psicodélicos. Más tarde ella se convertiría en la esposa y compañera de alquimias psiconautas de Sasha, y en una de las referencias más influyentes para sentar las bases de futuras investigaciones.

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Ann y Sasha Shulgin en una entrevista para “MDMA the movie”

Aunque la comunidad científica quedó impresionada por los efectos de esta droga, en 1985 la DEA prohibió el uso de MDMA para fines recreativos, médicos y científicos. Esta política prohibicionista falló en disminuir su popularidad y consumo, pero sí logró detener por completo la investigación científica desde la psiquiatría y la psicología.

Se estima que hasta el inicio de la prohibición se administraron unas 500.000 dosis de MDMA solamente para la exploración en psicoterapia.

Terapia con MDMA en Argentina 

Para este artículo, Revista MATE habló con una psicóloga y un psiquiatra que utilizan MDMA en su práctica profesional. El marco legal que rige en Argentina es la prohibición total, así que lxs llamaremos Martina y Juan para resguardar sus identidades.

“Durante el proceso terapéutico, que siempre es de autoconocimiento, buscamos disolver cuestiones enquistadas que provocan sufrimiento. Pero hay algunas que no se pueden abordar meramente desde la palabra, porque con el tiempo se crea una especie de paredón hecho de resistencias”, señalaron como punto de partida.

Se trata de núcleos traumáticos muy duros y reprimidos que quedan inaccesibles porque son difíciles o directamente imposibles de metabolizar emocionalmente. “Cuando en la terapia se llega a estos topes, surge la necesidad de implementar otros recursos y vías de acceso para entrar en contacto con esa información que la persona necesita elaborar para desactivar sus efectos aún vigentes”. Ahí entra el MDMA a la cancha.

Martina y Juan siguieron las enseñanzas y huellas trazadas por Claudio Naranjo, psiquiatra chileno y referente de la integración psicoespiritual. También estudiaron las investigaciones y experiencias clínicas de Leo Zeff para incorporar el MDMA. 

En el modelo que proponen el psiquiatra y la psicóloga, el foco no es la sustancia, sino el trabajo terapéutico donde esta aparece como facilitadora, catalizadora o coadyuvante. “Se trata de un recurso dentro del marco de un proceso terapéutico”, remarcaron. 

En las sesiones también aplican técnicas de meditación, respiración, dinámicas grupales, abordajes corporales y el Eneagrama de la Personalidad, un modelo desarrollado por Naranjo para comprender los tipos de personalidades y el comportamiento humano. 

¿Qué vuelve terapéutico al MDMA?

MDMA es la abreviación de 3,4-metilendioximetanfetamina. A nivel físico puede provocar estimulación, euforia y aumento de temperatura corporal. Por definición se considera una sustancia empatógena, porque genera mayor grado de conexión con uno mismo, con otrxs y con el entorno. 

También es entactógeno porque posibilita el contacto con nuestro material psicológico interno, habilitando más apertura emocional. En palabras de Ann Gottlieb Shulgin: “elimina el miedo profundamente arraigado que la mayoría de nosotros sentimos cuando nos enfrentamos a nuestra propia Sombra —en términos junguianos— o lado oscuro”.

Diego tiene 34 años y vive en una provincia del litoral argentino. A esta altura de su vida, una situación le ayudó a entender que estaba repitiendo un patrón de comportamiento sin saber por qué. En 2023 identificó que le estaba costando habitar el presente. “En ese momento surgió la posibilidad de hacer una terapia grupal de autoconocimiento con Martina y Juan”. 

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Foto: Multidisciplinary Association for Psychedelic Studies (MAPS)

Durante el recorrido pudo conocer su ego para trabajarlo, viendo cuáles situaciones de su infancia podrían haber sido disparadoras de ese tipo de personalidad. “Las repasé desde un lugar emocional que me permitió resignificarlas, experimentando las emociones de ese niño: dolor y necesidad de atención. Pero esta vez lo hice desde un sentir más amoroso y empático, tanto conmigo mismo como con mis viejos. Liberando un poco esa carga del ‘deber ser’”.

Después de las sesiones notó que pudo volverse más conciente de su cuerpo y de sus deseos, también pasarla mejor con personas que quiere. “Comencé a disfrutar muchísimo más de situaciones cotidianas: una ducha, un mate, caminar por el simple hecho de caminar, mi trabajo”. 

Entre los beneficios más sorprendentes que tiene el uso de MDMA en estos procesos, Martina y Juan destacaron la posibilidad de acercarse al trauma sin miedo, para poder ponerle palabras y aflojar los mecanismos defensivos. Una oportunidad para nuevas miradas y formas de comprender lo sentido. 

“La empatía y la apertura emocional pueden facilitar la comunicación con el terapeuta y la exploración de experiencias traumáticas difíciles de abordar”. Sobre esto, advierten la necesidad de una atención especial a la vulnerabilidad subjetiva que existe en el vínculo transferencial entre paciente-terapeuta: “Requiere una extrema sensibilidad y un preciso cuidado ético por parte del profesional”.

Sofía es psicóloga y a sus 34 años decidió probar con MDMA en contexto terapéutico. “Muchas veces postergaba lo que realmente quería para no incomodar a los demás, y eso me había llevado a desconectarme de mi propio deseo”. Además de sentir mayor claridad mental y emocional, después de la experiencia pudo identificar sus límites y necesidades para permitirse expresarlos sin culpa.

Uno de los mayores aprendizajes que le dejó este proceso es que la conexión, la empatía y la presencia son estados que “están dentro nuestro todo el tiempo y no dependen de una sustancia para manifestarse. Experiencias como esta nos recuerdan que podemos sentirnos sin miedo y vivir con más autenticidad”.

¿Cómo actúa el MDMA en el cerebro?

El MDMA actúa como un catalizador de procesos endógenos y trabaja sobre los neurotransmisores que ya hay en nuestro sistema, “por eso el efecto siempre dependerá de la neurobiología de base de cada persona”, aclaró Juan, el psiquiatra. Inhibe la recaptación de serotonina, como los fármacos antidepresivos, y al mismo tiempo promueve su liberación. 

“Trabaja únicamente liberando la propia serotonina disponible en el cerebro, que a su vez libera oxitocina (o vasopresina en los varones), y con ella todos los procesos psicológicos asociados, como el despliegue de las características prosociales”.

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Captura de la serie documental “How to change your mind” (Netflix).

Para entender cómo actúan la serotonina y oxitocina juntas, Martina agrupó de forma genérica los efectos vivenciales descritos por las personas usuarias, como se detalla a continuación.

Sensación de bienestar y euforia: que a menudo se asocia con una disminución de la ansiedad y el miedo. Por eso se considera útil para descontracturar los mecanismos de defensa psicológicos, sin perder la plena consciencia.

Empatía y apertura emocional: muchxs experimentan un aumento de la empatía y la capacidad de conectarse emocionalmente con los demás, lo que explica su uso en terapias de pareja y para mejorar la comunicación emocional.

Aumento de la sociabilidad: Las personas bajo los efectos del MDMA tienden a sentirse más abiertas y dispuestas a interactuar con otras personas desde un posicionamiento más sincero, amoroso y cuidadoso, lo que puede ser útil en terapias de grupo.

Sensibilidad emocional aumentada: Los sentimientos y las emociones pueden ser más intensos bajo la influencia del MDMA, lo que puede facilitar el acceso y procesamiento de experiencias emocionales reprimidas.

Las etapas de la psicoterapia con MDMA 

El MDMA no es para todas las personas ni circunstancias. Como ocurre con los hongos psilocybes, esta droga también requiere de un proceso de screening o selección. “Sólo cuando el consultante que ya viene dentro de un proceso llega hasta cierto borde y surge la necesidad de ir más allá, recién ahí se considera este recurso como una llave muy valiosa. Dependerá de las condiciones teniendo en cuenta su salud biológica”, explicaron lxs profesionales. 

También hay un momento de preparación previa, que es parte de la terapia. “A medida que suceden las sesiones, el foco se va poniendo cada vez más en la intención de lo que se va a abrir y en la conexión interior. Por eso se sugiere la meditación”. Además se practican cuidados metabólicos previos para llegar con liviandad y habiendo hecho una dieta alimenticia. Alimentos ricos en triptófano, buena hidratación y mineralización, evitando el uso de otras sustancias.

Consultada sobre cómo se prepara una sesión terapéutica con MDMA, Martina contó que “se estructura con el cuidado y el respeto pleno de estar ingresando a lo más sagrado de nuestra existencia para abrirnos a una verdad profunda. En ese estado entramos en contacto con la más plena vulnerabilidad y sensibilidad psicoespiritual y por eso merece un diseño muy preciso, con pautas y acuerdos claros de respeto absoluto”. 

Una referencia para este tipo de pautas es la conferencia de 1995 donde Ann Gottlieb Shulgin plantea una serie de reglas para profesionales y pacientes que se aventuran en este proceso.

La integración posterior a la ingesta de la sustancia es una etapa clave. “Es el metabolismo de transformación personal y de anclaje de todo lo que se haya experimentado en la sesión. El recorrido personal en el trabajo terapéutico previo otorga autoconocimiento, recursos personales y herramientas psíquicas de elaboración, es decir: suelo fértil para integrar la nueva información vivencial de la experiencia”, señalaron lxs profesionales argentinos.  

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El MDMA se combina con la psicoterapia. Créditos: MAPS

La importancia de la grupalidad en el marco terapéutico

Las sesiones que ofrecen Martina y Juan pueden ser individuales o grupales. En su experiencia, el proceso colectivo resulta de mayor riqueza y cuidado. El grupo se autorregula y la conexión entre las personas facilita mayor y mejor acceso a la información personal.

“En grupos reducidos se dan mecanismos emergentes que superan las posibilidades individuales. Además da un marco emocional de contención empática diferente a lo que surge en el ‘uno a uno’ con el terapeuta. El todo es más que la suma de sus partes”, recordó Martina, la psicóloga.

Paula tiene 30 años y participó de un proceso grupal que llevó varios encuentros. La primera parte consistió en un trabajo individual de auto-observación y escucha, con los ojos vendados y cada uno en su proceso. “También hicimos ejercicios de relajación corporal, posturas de yoga, luego una meditación guiada con música y respiración”. 

La ingesta de cristales de MDMA ocurrió en el último encuentro. En un momento el grupo definió iniciar un juego que consistía en contar hasta 3 y gritar a modo de catarsis colectiva, mientras agarraban la mano de la persona que estuviera en el piso.

“Cuando pasé sentí una red que contenía todo eso que estaba saliendo. Una especie de exorcismo sonoro a través del grito. No había ni vergüenza ni juicio, sino amor y risa en estado puro de inocencia, como en la infancia o en un estado de comunidad sin neurosis”.

En una conversación publicada en 2005 en la Revista THC, Ann Shulgin dijo que “cuando tomás psicodélicos por primera vez te reencontrás con los sentimientos de cuando eras niño. Los niños tienen mentes psicodélicas. No necesitan drogas, son así de manera natural. Los psicodélicos te devuelven la visión que tenías antes de convertirte a la racionalidad y a la lógica”.

Juan resaltó que “la grupalidad crea un campo de materia, energía e información que nutre y potencia el proceso terapéutico individual de cada una de las personas que lo compone”. Pero esa confianza no nace de un repollo. Cuando el proceso es grupal, hay una etapa previa con sesiones de encuentro entre las personas.

“Ahí se realizan ejercicios y trabajos de autoconocimiento que permiten profundizar en primer lugar lo que cada persona viene trabajando en su terapia individual; pero además promueve la construcción de un lazo y tejido de confianza, necesario para la entrega al momento de apertura con MDMA”.

Desafíos y efectos adversos

Si no se usa de forma cuidada, el MDMA puede causar efectos negativos para la salud. Dependerá de la dosis y de las circunstancias del consumo. Un ejemplo es el síndrome serotoninérgico, que puede ocurrir en altas dosis de MDMA o cuando se combina con otras drogas o fármacos, como los antidepresivos ISRS.

Algunos de los efectos adversos tienen que ver con las condiciones médicas. La salud cardíaca de quien va a ingerir MDMA debe estar chequeada. Un hallazgo frecuente es el deterioro a largo plazo de la síntesis y recaptación de serotonina, lo que puede reflejar daño en las neuronas que contienen serotonina.

“Trabajar con material psicológico reprimido que es extremadamente significativo puede traer una movilización de la vida de la persona, de sus circunstancias y vínculos actuales, por ejemplo, cuando se recuerdan abusos infantiles intrafamiliares”, advirtió Martina. 

Además, “al trabajar con la propia serotonina se genera una depresión de esos neurotransmisores. Esto hace que en la etapa posterior pueda vivenciarse algo de bajón anímico y energético, hasta que vuelve a reestablecerse con los días”.

Sin dudas el desafío más complejo es el legal. “Al estar prohibida en nuestro país, se dificulta mucho el acceso a una sustancia de buena calidad. Esto hace que en el diseño de las experiencias, la provisión de la sustancia deba ser pura responsabilidad de cada persona, liberando a los terapeutas de responsabilidad en cuanto a eso”.

*Este artículo fue actualizado el 8 de abril de 2025.

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