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27 julio, 2024

Anticapitalismo psicodélico: post-new-age y neochamanismo

Ilustración de Adriel Radovitzky
Psicodélicos como propulsores del éxito económico, retiros espirituales express, iniciaciones chamánicas on demand o iluminaciones místicas de fin de semana. El escenario contemporáneo aparece signado por un discurso new-age y neo-chamánico que suaviza la experiencia transcendental y edulcora los amargos brebajes enteogénicos. Todo indica que los nuevos amuletos ideológicos (fetiches) sirven para surfear la realidad tal como es, sin volvernos locos, y por la vía de la búsqueda interior. La pregunta es: ¿A qué distancia estamos del éxtasis?

 Cuando Terence Mckenna decía en los ‘90 que “la Nueva Era es una huida de la experiencia psicodélica” puesto que “la gente haría cualquier cosa antes que tomar un compuesto psicodélico” tal vez no imaginaba que estos serían efectivamente coaptados luego por cierta ala New Age, en su faz neochamánica, como retoño ideológico del capitalismo. Retiros espirituales express, iniciaciones chamánicas on demand, iluminaciones místicas de un fin de semana.

Pareciera que a contrapelo de la dureza del tecnicismo de laboratorio farmacéutico (que vimos en la nota anterior) este tipo de discurso new-age neochamánico sirve de catalizador ideológico para ablandar la dureza de las experiencias y edulcorar los amargos brebajes.

En esta segunda parte veremos que aunque parezcan discursos disociados (y es que lo son) con mucha frecuencia la narrativa de soporte para el psicodelismo tecnicista es un tipo de discurso que lo moraliza y lo hace más fácil de digerir.

Ahora bien, es bastante infrecuente que en el escenario neochamánico occidental se cuestionen las bases sociales de los males(tares) que las medicinas psicodélicas vendrían a enmendar. La espiritualidad trascendental deviene asunto de élite. La amplitud de la conciencia individual llega a las angostas puertas de la conciencia social, por donde no pasa: allí queda atascada. La infraestructura (desigualdad, explotación de recursos humanos y naturales) se mantiene intacta. Se busca emparchar todos los agujeros anímicos para que la máquina que los produjo siga avanzando mejor aceitada. Y el resto es karma.

Así, todo lo que supo ser el potencial revolucionario de estos compuestos devino en potencial meramente “terapéutico”, es decir adaptativo,  domesticado(r). Y su potencial ético está siendo capturado desde hace ya varias décadas por un retorno de la moralina cristiana, que en verdad probablemente nunca se haya ido.

 

FETICHES, TOTEMS Y AMULETOS

 “Las explicaciones místicas son consideradas profundas.

La verdad es que no son ni siquiera superficiales”

(F. Nietzsche, La gaya ciencia).

 Ya lo decía Zizek hace 20 años, respecto del Zen occidental, y creo que bien podría aplicarse a ciertos Neo Chamanismos… “una especie de sabiduría agnóstica, oriental, de la nueva era, o usualmente alguna clase de falso Taoísmo o Budismo se está convirtiendo en la forma predominante de ideología (…) Creo que el funcionamiento de la ideología es, en este punto, fetichista. ¿Qué significa el fetichismo en este contexto? Los fetichistas no son idiotas, son realistas. Un fetichista es alguien que, aferrándose a su fetiche, puede soportar la realidad tal como es.” De modo que ciertos amuletos ideológicos nos permiten participar de la vida moderna, sin volvernos locos. Pero la pregunta es dónde está el tótem/amuleto místico-moderno de cada quien, y qué calamidades justifica.

Ciertos amuletos ideológicos nos permiten participar de la vida moderna, sin volvernos locos. Pero la pregunta es dónde está el tótem/amuleto místico-moderno de cada quien, y qué calamidades justifica.

Continúa Zizek: “Ustedes saben cómo son usualmente los posters de propaganda de los cursos budistas. Hay un primer párrafo anticapitalista: “No te dejes atrapar en esta lucha por lo material, retírate a la paz…Pero el segundo párrafo siempre es “de esta manera vas a ser aún más exitoso en los negocios”. Y ya hemos visto que hoy nos venden los mismos psicodélicos como propulsores del éxito económico.

Mientras tanto, el capitalismo se pertrecha como dispositivo que produce dispositivos capitalistas que se autorreproducen una vez que entran en contacto-contagio con lo que sea. Dispositivo lógico producto-productor de efectos y proceso de producción a la vez. Lógica regida por valores, no tanto morales como de cambio. Situando salud, alimentación, ecosistemas y bienes comunes del lado de lo excepcional, de las mercancías intercambiables, abstracciones, números entre otros números. Y ya lo sabemos: en sociedades donde la salud es un negocio, lo rentable es la enfermedad.

“De ahí la obstinación con que las formaciones anteriores al capitalismo encierran al mercader y al técnico, impidiendo que flujos de dinero y flujos de producción tomen una autonomía que destruiría sus códigos”, advierten Deleuze y Guattari en “El Anti-Edipo”.

Pero otra lógica regula los intercambios en sociedades tradicionales, pueblos originarios o comunidades indígenas (si es que no han sido lo suficientemente occidentalizadas). A la pobre María Sabina, por ejemplo, se la ha deshonrado y lapidado tras transgredir una norma comunitaria: compartir los niños santos (honguitos) con los Güeros (“los blancos”). Gordon Wasson en este caso, quien más que investigador era, en efecto, banquero.

Contemos la historia de la psicodelia una vez más, pero de otra manera: esta —hoy llamada— ciencia comienza con la alianza entre un hombre de negocios y un técnico químico, Gordon Wasson y Albert Hofmann. El mercader y el técnico, ahí los tenemos. Y el pretendido diálogo antropológico-etnográfico con la chamanesa tuvo más bien una deriva colonial-extractivista, por más romanticismo que queramos acuñarle. No ha habido regalías de ningún tipo para María Sabina. Hoy eso está claro. El único privilegio que se llevó a la tumba fue su conocimiento.

Robert Gordon Wasson (1898-1986) fue periodista, operador de finanzas e investigador. Un buen neo-arquetipo de la cultura occidental moderna. ¿Cómo no pensar, en retrospectiva, que ya en aquel entonces se auguraba, de alguna manera, el inicio de la capitalización psicodélica?

María Sabina compartiéndole honguitos a Gordon Wasson.

POST-NEW AGE Y NEOCHAMANISMOS

Parados en la arena de la Terapia Psicodélica, una antropóloga mexicana cuya tesis citaremos a lo largo del artículo, que conoce bien la cultura mazateca (tradicional devota de los honguitos) nos dice: “de la terapia asistida me llama la atención los pocos elementos que hay para soportar la experiencia. Una de las diferencias que encuentro con la terapéutica y velada mazateca, es que tiene varios objetos operativos para realizar el diálogo con los Ndi Xijtho (honguitos)” (Saraí Piña, 2020).

En verdad, pocas cosas que llamen la atención en el contexto de esas clínicas que parecen empresas que parecen clínicas. “Por el contrario, en el caso de la velada mazateca, hay varios elementos operativos que ayudan a soportar la experiencia en diversos niveles” dice Saraí, y va puntualizando:

-lo sensorial auditivo (cantos y rezos)

-el nivel semántico (“el ejercicio de la palabra, el diálogo constante, el cual es muy importante porque genera reflexividad”)

– el tacto

– los aromas

– el altar

– lo comunitario.

Diríamos que en la praxis indígena hay multiplicidad incuantificable de alteridades, mientras que el mercado y la ciencia capitalista nos ofrecen un avaro recorte de moléculas, contextos y relaciones aisladas, todas variables controladas. Redundan las palabras de Félix Guattari cuando dice en Caosmosis (1992) que “Las sociedades arcaicas están mejor pertrechadas que las subjetividades blancas, masculinas, capitalísticas para cartografiar esta multivalencia de la alteridad”.

Por lo demás, así fuera que nuestros sacerdotes-psicoterapeutas tuviesen la potestad de propiciarnos hostias psicoactivas en un contexto seudo-ritual, nada de esto semejaría la ctónica-telúrica cura originaria:

“cuando consideramos casos patológicos de cura en las sociedades primitivas, consideramos por completo insuficiente el compararlos a proceso psicoanalítico al relacionarlos con criterios que están tomados de este: por ejemplo, un complejo familiar… contenidos culturales (…) El médico [indígena] procede a una ceremonia entrecortada de paradas y partidas, flujos de todas clases, flujo de palabra y de cortes: los miembros de la aldea vienen a hablar, el enfermo habla, la sombra es evocada, se paran, el médico explica, se vuelve a empezar, tambores, cantos, trances.” Así nos lo ilustraban Guattari y Deleuze en su Anti Edipo.

Líneas, flujos, umbrales, reflujos… cortes, segmentos, intensidades, gradientes, velocidades… Nos los dice el propio Nestor Perlonger, iniciado en el Santo Daime: “El uso es siempre colectivo, está relacionado con una red, con una comprensión. Se da una combinación entre el efecto de la sustancia, el contexto social donde ocurre el fenómeno y la forma de la experiencia —no quiero decir la ideología, pero algo así (…) En los rituales hay músicas, cantos y un contenido en la experiencia que generalmente va hacia las alturas; el sujeto puede pasar por las fases más violentas o desagradables de la sustancia porque tiene, digamos, de dónde agarrarse”

La terapia psicodélica occidental, en cuanto no deje de estribar en la individualidad del sujeto, en la permanente “búsqueda del sí-mismo” y del pretendido autoconocimiento (la auto-referencia permanente), lo único que hace es alejarse de la experiencia extática. Con el éxtasis (έκστασις) de lo que se trata es de salirse de sí, de estar fuera —de sí.

La terapia psicodélica occidental, ya sea brindada clínicamente por profesionales de la salud, o en forma de ceremonia new-age, en cuanto no deje de estribar en la individualidad del sujeto, en la permanente “búsqueda del sí-mismo”, del propio reencuentro consigo, y del pretendido autoconocimiento (la auto-referencia permanente) lo único que hace es alejarse de la experiencia extática. Con el éxtasis (έκστασις) de lo que se trata es de salirse de sí, de estar fuera —de sí. “Literalmente, salir de sí, dislocar, llevar hacia fuera, modificar alguna cosa o estado de las cosas” según Perlonger, “desplazamiento, cambio, desviación alienación, turbación, delirio, estupor, excitación provocada por bebidas embriagantes”, prosigue.

“En el lenguaje corriente —supo advertir Wasson— para los muchos que no lo han experimentado, éxtasis es pasárselo bien, y a menudo me preguntan por qué no ingiero hongos todas las noches. Pero éxtasis no es pasárselo bien, pues tu propia alma es prendida y sacudida hasta el estremecimiento y nadie elige voluntariamente experimentar ese incontaminado temor reverencial a vagar suspendido en el aire a la puerta de la divinidad”.

En efecto, Sergio E. Proa, filósofo contemporáneo mexicano, a partir de una experiencia en primera persona con una curandera mazateca, reflexiona que: “La salud es, en un sentido, una exteriorización, una transparencia. El cuerpo sale real y efectivamente a la realidad. (…) La exterioridad es condición sine qua non para fundir, para derretir el estancamiento. A  la inversa de la estrategia psicoanalítica, cuyo propósito consiste fundamentalmente en devolver el uso de la palabra al sujeto de la neurosis, lo que la experiencia chamánica le revela es, ante todo, la inocente exterioridad de su lenguaje”. Y aún más: “El chamán entra en contacto con las cosas porque está fuera de sí, es decir, en la superficie exterior de esa burbuja que es la identidad propia”. 

EL CHAMANISMO MEJOR-VENDIDO

Luego de la divulgación mediática del encuentro entre Wasson y Maria Sabina, otro papel clave en la cultura de masas para la difusión del misticismo chamanístico lo ocupó Carlos Castañeda, autor de Las enseñanzas de Don Juan (1986). Y cabe decir, sin temor a equivocarnos, que no habría Carlos Castañeda ni Don Juan sin Gordon Wasson ni María Sabina.

Una de las pocas fotos que hay de Carlos Castañeda (1925-1998), con 37 años.

De su vida y obra hay básicamente dos grandes versiones: según la academia ortodoxa, Castañeda sería meramente un timador envuelto en halos de misterio y prestidigitaciones, que ha hecho de su mítica tesis en Antropología una novela de ficción best-seller (o al revés, Las enseñanzas de Don Juan serían una ficción pasada como tesina) aprobada por la propia academia donde obtuvo su título de antropólogo. La crítica dirigida hacia su obra ha venido de mano de eruditos como W. La Barre, Peter Furst, Jonathan Ott, S. Shulgin, entre otros, que han señalado hasta el hartazgo las inconsistencias de la obra de don Carlos. (Véase este episodio del programa de radio La Grieta de lo Increado)

Otra versión, no menos occidental, pero ya tamizada por filtros new age, es la que arguye que las inconsistencias en la vida y obra de Castañeda son consistentes con su enseñanza (o las de Don Juan), ya que el lector que las haya aprehendido correctamente, sabrá despojarse a ultranza de toda categoría espacio-temporal, e ingresar a un universo fantástico donde las leyes que rigen son otras, si acaso hay alguna.

Tenemos entonces estas dos versiones de Castañeda, una severamente crítica, y la otra por demás permisiva. Pero  en el libro “Psilocibes” de C. Bouso —y autores varios— hay una tercera interpretación, una mirada  alternativa del fenómeno Castañeda, propuesta por Oscar Parés: “se podría ver que Castaneda, a diferencia de Wasson, y precisamente para evitar descubrir públicamente al don Juan, tal y como hizo Wasson con María Sabina, pudo perfectamente haber mentido en muchos datos y haber preferido hacer una obra de medio-ficción para proteger a un pueblo que ya de por sí estaba bastante maltrecho (…) ¿no es irónico que el héroe de la historia sea un banquero que, después de hacerse famoso desvelando a María Sabina y a sus misterios, la dejara desprotegida, haciendo ejemplar exposición del peor de los colonialismos, y el impostor sea un antropólogo doctorado por UCLA que noveliza para proteger?” 

Castañeda habría trazado así su propio plan de consistencia, poco fiel a un chamanismo fidedigno, pero ciertamente hijo bastardo de la academia occidental. “Al hilo de los libros de Castaneda es muy posible que el elector se ponga a dudar de la existencia del indio Don Juan, y de muchas otras cosas. Pero eso no tiene ninguna importancia. Tanto mejor si esos libros son la exposición de un sincretismo más bien que de una etnografía, y un protocolo de experiencia más bien que un informe de iniciación”, nos indican nuevamente Guattari y Deleuze desde una de sus Mil mesetas.

Por su parte Gordon Wasson, pionero de la enteogenia y creador del término “etnomicología” junto a Valentina Pavlovna, siendo el primer blanco aceptado a participar en una ceremonia tradicional de hongos en 1955, introdujo el hallazgo en la cultura de masas, mediante la revista Life, hace exactamente 65 años recién cumplidos. Y uno de los precios de esta divulgación, homenaje a la literalidad (lo cual fue una traición al pacto de silencio con María Sabina) ha sido precisamente el neo-colonialismo psicodélico: hordas de turistas hippies-yuppies yendo a buscar sanación, elevación, o meras experiencias insólitas a las sierras de Huautla, donde hoy el turismo chamánico es fuente tanto de ingresos como de explotación y tensiones territoriales. Luego, el turismo ayahuasquero en Colombia y Perú sería una re-territorialización de este fenómeno, que ha arrasado desde el peyote hasta el palo santo.

Uno de los precios de esta divulgación fue el neo-colonialismo psicodélico: hordas de turistas hippies-yuppies yendo a buscar sanación, elevación, o meras experiencias insólitas a las sierras de Huautla, donde hoy el turismo chamánico es fuente tanto de ingresos como de explotación y tensiones territoriales.

Tapa de la revista Life, donde se dio a conocer el 13 de mayo de 1957 la existencia de un culto vivo a los hongos sagrados.

SERES DE LUZ FULL SPECTRUM

Por otra parte, en esta deriva psico-capitalista no podemos dejar de mencionar los grandes negocios de aquellos Seres de Luz de amplio espectro, como los de Ayahuasca International. Su fundador es argentino, y contra él se ha levantado una carta de objeciones de un centenar de firmantes especializados, por hablar en nombre del pueblo Cofán, en el que el señor José A. Varela se ha cobijado bajo una tutela auto-asignada, cuando en verdad dicha comunidad jamás consintió sus procederes. (Dejo por aquí el video de un infiltrado que ha pasado por uno de los retiros, y que —más allá del tono amarillista— logra un registro fidedigno).

Entre las marcas registradas del señor Alberto Varela, se cuentan: InnerMastery®, Ayahuasca Internacional® Escuela Consciente®, Beinclub®, BeyondInner Global Movement, EntheosPlanet®, Espacio Abierto® Ayahuasca Travels®, Red de Epicentros Holísticos, Comunidades In-Consientes e InnerCoin®.

En su página personal se lee también el desarrollo de métodos como “Evolución Interior®, No-Terapia®, Juego de la Comprensión®, Sanación Trascendente®; Inteligencia Comprensiva®, Música Triangular®”.

En fin, una Ayahuasca empresarial Transnacional. En otros casos sucede que son los foráneos quienes se instalan y edifican sobre tierras indígenas, sin consultar a las comunidades, como veremos a continuación. Muchas veces avasallando derechos, otras veces llegando a acuerdos y negociaciones donde no es difícil deducir que quienes se llevan la parte grande de los privilegios son aquellos que ya los gozaban de antemano. Y todo esto sin mencionar los riesgos que implica poner la salud física y mental en manos de mercaderes espirituales improvisados, descarados, mercerarios, con quienes más de una vez se corren riesgos de vida o muerte, de abusos de poder, abusos sexuales ó psicológicos. O todo a la vez.

TESIS DE LA ANTROPÓLOGA MEXICANA SARAÍ PIÑA

Continuando en clave antropológica, la tesis de Saraí se titula “Siguiendo la ruta del hongo mágico: entre la mercantilización y la medicalización” y ahonda en la problemática instaurada, desde la llegada de Wasson hasta nuestros días, en la Sierra Mazateca que la antropóloga conoce bien. Su voz escrita nos dice reiteradas veces, tomando a De Sousa Santos que: lo local se ha globalizado, mientras que lo global se encuentra localizado. Esto también recuerda a Foucault: Ningún “foco local” de Poder funciona sin inscribirse en una estrategia de conjunto (global); ninguna estrategia asegura efectos globales sino se apoya en relaciones (locales) de soporte y anclaje.

Entre otras cosas, lo que Saraí nos propone es pensar que la molécula presente en los honguitos, que hemos naturalizado como “psilocibina”, no sería sino un constructo occidental, producto del racionalismo materialista, que pretende reducir todo el fenómeno de la experiencia (psicodélica, mental, consciente, sanitaria) a una molécula anclada al cerebro.

Ilustración de Adriel Radovitzky

En contraposición, tensionando las cosmovisiones, les indígenas piensan y sienten al hongo como un ser con espíritu, ente vivo, personeidad, inteligencia, comunicación y agencia política-territorial. Un verdadero Otro, una Alteridad Radical. He aquí la fricción ontológica con Occidente, su Ciencia y su Psicoterapia Psicodélica.

PRODUCCIÓN DE SUBJETIVIDADES MERCANTILES: EL TEMPLO MAZATECO

Otro académico mazateca, licenciado en Historia, señala hasta qué punto ha irrumpido en la subjetividad de lxs lugareñxs de Huautla el verse instados a comercializar su saber-hacer con los honguitos: “estas luchas han configurado nuevas identidades basadas en el comercio de sus hongos sagrados; así mismo (…) la creación de identidades desde afuera ha conllevado a la creación de estereotipos de los mazatecos no sólo para los extranjeros sino para la comunidad misma”.

Osiris García Cerqueda plantea que la reproducción de estos estereotipos (praxis y discursos neochamanísticos) conllevan el deterioro de la Memoria y la Experiencia de los ancianos (Chjota Chjinga) es decir, del saber tradicional, ese que fue construido por y desde la comunidad, y no por ni para el foráneo.

“El comercio de hongos y las pugnas por la verdad han creado un estereotipo del indígena mazateco que se resume en comer hongos, vestir ropa “típica” y hablar de María Sabina; una imagen que no sólo se queda en la mentalidad de los fuereños, sino que también se introyecta en el actuar de los mismos mazatecos.” He aquí un claro ejemplo de producción-de-subjetividades reproductoras de dispositivos que saben operar en términos de biopiratería y extractivismo cultural-epistemológico. “El proceso de comercialización de los hongos conlleva la creación de identidades étnicas en pro del comercio y de las exigencias del extranjero”.

Tomemos el caso del Templo Mazateco, mencionado en la tesis de S. Piña, donde se presenta “un ejemplo de la disputa local como efecto de lo que acontece globalmente”. Se trata de un proyecto que comenzó “de manera silenciosa” en el Barrio de la Cruz. Dos socios extranjeros (un estadounidense y un mexico-estadounidense) se aliaron con una familia local, para realizar la compra de un terreno. Se refirió a los locales que se construiría una casa “para una abuela”… mas “la sospecha se presentó cuando la construcción comenzó a tener mayores dimensiones”. Y si bien “el flujo de neochamanes occidentales y facilitadores ha sido una constante en los últimos años en Huautla de Jiménez”, el establecimiento de un lugar exclusivamente para extranjeros es inaudito.

Tiene tres pisos y está arquitectónicamente estilada como la Pirámide de Quetzalcóatl, a escala urbana. Construcción un tanto ambiciosa sólo para una abuela. “El proyecto se enclava en la lógica de Pueblo Mágico, en donde la oferta de hoteles es básica. Por ello se proyecta que este lugar tenga mayores amenidades para los turistas”. En el caso particular del Templo Mazateco, éste “está pensado como un lugar con al menos seis cuartos, con baños, cocina, terraza, un pequeño spa, temazcal y un lugar para la velada con hongos…” (S. Piña, 2020).

Las ceremonias están dirigidas por una anciana de ochenta años, pero “el proyecto surgió de estos dos socios, no de la familia o la neochamana, si bien durante la conversación [el socio] usó la palabra parntership (sociedad mercantil) para referirse a la relación con la neochamana y después reculó y dijo ‘ella es como parte de mi familia, tal vez sociedad no sea la palabra correcta, pero sí trabajamos juntos”, refiere Saraí, sobre su comunicación con uno de los inversores.

“En ese sentido, la sociedad que mencionó tener con la neochamana y su familia está atravesada por un fin instrumental, ya que será ella quien a sus 80 y tantos atienda a un sinnúmero de turistas para velación cada noche”. Saraí nos explica que es común, en temporada alta, que varios días de la semana, por las noches o tardes, las mujeres dirijan ceremonias, muchas veces presionadas por el círculo familiar. Y sobre este tema va concluyendo: “la relación y asimetría del proyecto Templo Mazateco se manifiesta al no consultar a demás actores de la localidad que podrían ser impactados por el mismo, aun sustentando cierta alianza con una sola familia”. Citando al socio mexicoestadounidense: “El proyecto ahora es secreto, no hemos hablado con la gente de él (…) la comunidad realmente no sabe lo que estamos haciendo (…) Yo pienso que vivimos en un país libre y que podemos hacer lo que queramos, lo estamos haciendo con respeto y en consideración con la cultura”.

POR ÚLTIMO

De la tesis de Piña, también hay que destacar la insistencia de que “psilocibina” y “terapia psicodélica” son construcciones narrativas modernas, y que en comparación con la construcción ontológica mazateca de los honguitos y sus veladas (que se acerca mucho más a una interacción con una entidad, si acaso no lo es), resulta de una pobreza simbólica abrumadora, en desmedro de Occidente, que lo único con lo que parece contar es capacidad técnica y bursátil, mientras su (nuestro) universo simbólico-mítico se desgrana, o se sostiene a duras (frágiles) penas en la imaginería cosmológica new age, que toma elementos de todos lados, pero en definitiva es un producto ideológico capitalista envuelto en túnicas y auras nebulosas. Que desontologiza toda sacralidad foránea, y al mismo tiempo fetichiza todo elemento que rinda culto al dios dinero.

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