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27 julio, 2024

El renacimiento psicodélico, una mirada crítica

renacimiento psicodélico
Cannabis_Pic / Adobe Stock
La guerra contra las drogas convive con el renacimiento psicodélico. Mientras el uso de enteógenos crece, los hábitat de origen y sus bioculturas desaparecen. ¿Qué papel juega la narrativa latinoamericana? Participan el activista por la Medicina Tradicional Nativa Isbelio Godoy y la activista fungi, Carolina Rudelaris.

Popularmente se conoce como “renacimiento psicodélico” a la ola de investigaciones que buscan evidenciar los potenciales terapéuticos de sustancias psicoactivas (SPA) que generan estados alterados de conciencia, como el LSD, la ayahuasca, el DMT y los hongos psilocibios.

¿Por qué hay una apuesta tan profunda a este modelo por parte de la ciencia occidental? Estas SPA tienen la capacidad de generar nuevas conexiones neuronales y modificar la conciencia en algunas de sus propiedades más abstractas, como la percepción de individualidad, el flujo del pensamiento y la asociación de ideas.

Hablamos de “renacimiento” o “resurgimiento” porque el uso de psicodélicos y enteógenos naturales por parte de comunidades originarias lleva milenios. Pero fueron re-descubiertos por la sociedad científica occidental durante la primera mitad del siglo XX.

Su potencial generó una revolución en el campo de la salud mental pero también despertó el interés del mercado. La ola expansiva devino en una industria psicodélica que además de las nuevas startups biotecnológicas que compiten por patentar moléculas aisladas, produjo series de entretenimiento, documentales, festivales, y todo un mercado financiero de alrededor de 50 empresas que cotizan en la bolsa.

renacimiento psicodélico
El uso de microdosis es una tendencia en aumento en las sociedades occidentales.

Una microdosis de historia

¿Cómo es que llegamos hasta acá? Todo empezó con el famoso viaje en bicicleta. En 1938 el químico suizo Albert Hofmann sintetizó la dietilamida de ácido lisérgico (LSD-25) por primera vez. El 19 de abril de 1943 a raíz de la ingestión y experimentación con esta sustancia, descubrió su uso como psicodélico. Ese fue el puntapié inicial que generó curiosidad en la comunidad científica de occidente.

Luego de la experiencia de Hoffman, creció el interés por las posibles aplicaciones del LSD en el campo de la psiquiatría. Como cuentan Damián Huergo y Fernando Krapp en su libro ¡Viva la pepa!, Buenos Aires también fue sede de un grupo de psicoanalistas que experimentó con este psicodélico.

Resulta inverosímil pero entre 1950 y 1960 se publicaron artículos científicos que involucraron a más de cuarenta mil pacientes, docenas de libros y seis congresos internacionales sobre terapias con drogas psicodélicas. Incluso el gobierno de Estados Unidos invirtió millones de dólares para financiar centenares de esos ensayos clínicos, así como investigaciones secretas para utilizarlos en la guerra.

Sin embargo, el uso de estas SPA por fuera de la clínica que hacían lxs jóvenes que reclamaban el cese de la guerra de Vietnam, con figuras como Timothy Leary a la cabeza, comenzó a incomodar al gobierno de EEUU y a los sectores conservadores.

La era dorada del renacimiento psicodélico culminó en 1970 cuando el presidente estadounidense Richard Nixon declaró oficialmente la “guerra contra las drogas”. Al firmar la Ley de Sustancias Controladas (Controlled Substances Act), los psicodélicos entraron en la lista 1 de “sustancias dañinas sin potencial terapéutico alguno” y su investigación quedó prohibida.

En 1989 llegó un halo de esperanza: la nueva gestión de la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA por su siglas en inglés) volvió a dar luz verde a las investigaciones con psicodélicos. Gracias a esto, la Universidad de Johns Hopkins fue la primera de Estados Unidos en conseguir la aprobación para volver a iniciar investigaciones en los 2000.

Para 2006 se publicaron los resultados, que evidenciaron la seguridad y los efectos positivos duraderos de una dosis única de psilocibina. Esto desencadenó la reanudación de las investigaciones con psicodélicos a nivel internacional.

Llegando a 2010 se inauguraron las terapias asistidas con psicodélicos y la industria psicodélica farmacéutica como modelo. A partir de 2020 en adelante y a raíz de la evidencia generada sobre el uso de MDMA para tratar el trastorno de estrés postraumático, y el de los hongos psilocybe o la ketamina para tratar casos de depresión, se dio un incremento del uso de psicodélicos en diversos entornos, incluyendo ensayos clínicos, terapias y uso personal.

¿Quiénes se benefician del renacimiento psicodélico?

En el capitalismo psicodélico las relaciones de poder se rigen por el colonialismo y el extractivismo. Al mismo tiempo, la prohibición de las drogas afecta a las personas de manera diferencial según su color de piel y el estrato social en el que se encuentran. ¿Cómo conviven la guerra contra las drogas y el renacimiento psicodélico?

Isbelio Godoy es artista visual, director de Puma Llakhan e investigador en el Laboratorio de Estudios Interdisciplinarios sobre Cannabis, Enteógenos y Política de Drogas (LINCEpd) de la Universidad Nacional de Quilmes. Además es practicante de la Medicina Tradicional Andina Amazónica y activista de la Medicina Tradicional Nativa.

Para comenzar a desandar esta tensión, Isbelio nos recuerda que tanto la guerra contra las drogas como el renacimiento psicodélico, son narrativas y discursos, que tienen intenciones y finalidades propias: “ambas generan realidad en el pensamiento social”.

“Hoy quizás estemos asistiendo a una revolución tecnológica importantísima. El internet, las nuevas tecnologías, la IA, las startups, etc. Casualmente el modelo “psicodélico” se inserta en este contexto, trayendo grandes promesas e innovaciones en el campo de la salud y la industria como hace mucho tiempo no ocurría”, reflexiona Isbelio y recuerda que “siempre hay un motor económico y del poder geopolítico que se disputa entre naciones”.

De hecho resulta infantil e ingenuo pensar que Latinoamérica puede entrar en esta discusión de igual a igual. “No entra si no es como sucursal de capital extranjero, cual mina de litio, reserva de agua dulce o enteógenos”, señaló y argumentó que el modelo de renacimiento psicodélico no es global ni una novedad: “es una visión de sociedades sofisticadamente capitalistas del primer mundo, y las oportunidades profesionales, economías gestantes y promesas que lo sustentan, no son para todos los países”.

Además opinó que las guerras y las drogas históricamente fueron de la mano. “Los estudios que hace MAPS con soldados militares y uso de MDMA para tratar el estrés post traumático parece una novedad, pero siempre hay grandes fortunas e intereses que rápidamente se ponen de acuerdo. Es una alerta a la cual hay que estar atentos en vísperas de tantas guerras por venir”, concluyó.

renacimiento psicodélico
Los hongos psilocibios son autocultivados a lo largo y ancho del planeta.

Caro Rudelaris es una activista de la vieja escuela. Lleva 10 años cultivando hongos psilocybe y viajando por el país para brindar talleres. Por su parte, señaló que “aunque la guerra contra las drogas surgió en Estados Unidos, ahora se está dando justamente ahí un movimiento muy interesante conocido como Descriminalize Nature”. Básicamente es un grupo de gente que presiona al gobierno y hace propuestas de incidencia política para que dejen de criminalizar a lxs usuarixs de enteógenos.

El movimiento del que habla Caro ya logró descriminalizar diferentes psicodélicos y enteógenos en varias ciudades por separado y en el estado de Colorado, por completo. ”Eso es resultado de la resistencia a esa guerra contra las drogas, que en realidad es una guerra contra lxs usuarixs”, completó.

La sombra del renacimiento psicodélico

En la conferencia “Los retos de la globalización de los enteógenos” que inauguró las III Jornadas de Cannabis, Enteógenos y Política de Drogas organizadas por el LINCEpd en la UNQ, la coordinadora del programa Ayahuasca Defense Fund (ADF) de la fundación ICEERS, Natalia Rebollo, habló de la importancia de la narrativa latinoamericana en el “renacimiento psicodélico” para revertir esta nueva era de neocolonialismo.

renacimiento psicodélico
ADF defiende a personas en conflictos legales por ayahuasca en todo el mundo, brindando información confiable de expertos y promoviendo políticas públicas sensatas.

Mencionó la ambivalencia que estamos viviendo en este momento, donde aparecen oportunidades para hacerle frente a la prohibición, pero se busca dividir la molécula de su entorno y su cosmovisión. “Si extraemos una molécula y la separamos de la biocultura de la que nace, estamos destinados a repetir lo que nos trajo hasta acá”, dijo la especialista.

El concepto de biocultura hace referencia al ecosistema natural que rodea a los enteógenos, donde se alberga y conserva el conocimiento ancestral y la cultura que rodea ese conocimiento. Toda la farmacopea que hay en la selva es una forma de adquirir y transmitir conocimiento ancestral. La sombra del renacimiento psicodélico es que las bioculturas están en riesgo y despenalizar o regular no significa que estemos garantizando su conservación.
Enmarcado en el capitalismo psicodélico, podemos notar una tendencia al uso descontextualizado de los psicodélicos y enteógenos, una cosificación de lo sagrado y un aumento de personas que quieren usarlos.

Sobre las consecuencias de esta tendencia, Isbelio Godoy explicó que “el capitalismo psicodélico es fiel a la cultura de donde emerge, una cultura cientificista, reduccionista y materialista que tiene una relación de objeto con la vida. Las personas como objeto de consumo, la naturaleza como recurso, la salud como modelo de negocios”.

En ese sentido, llamó a comprender que las consecuencias se vienen viviendo hace muchísimo tiempo. “La extracción de conocimiento inició con la ciencia como la conocemos. La etnología, la etnobotánica y las etnociencias comenzaron a partir de pueblos sometidos y extrayendo conocimiento de valor para las potencias mundiales”, reforzó.

Aclaró que lo sagrado “no está cosificado, directamente está ausente. El capital de lo “sagrado” es el reflejo de un modelo de consumo que vende relatos, imágenes, productos y recetas de ejercicios varios”. Isbelio señala que por los niveles siderales de consumo en las sociedades modernas, hay monocultivos de enteógenos en Latinoamérica.

Para la tallerista fungi, el capitalismo se está aprovechando de que “ya nada en este sistema funciona. No por nada están de moda los psicodélicos, pero pensados desde el individualismo”.

Caro propone una mirada crítica de la bajada de línea que hacen los medios. Y dio el ejemplo de Netflix que, queriendo o no, nos vende un modelo de terapia que no es gratuito ni accesible para un trabajador de clase media, menos para una persona bajo la línea de la pobreza.

“Nos imponen esa manera como si fuera la única manera correcta y a la vez sacan noticias del tipo ‘Comió hongos y secuestró a un enano pensando que era un duende”. De alguna manera se da a entender que si comes hongos y te pasás, te pueden ocurrir estas cosas. Entonces mejor pagar para comerlo con esta gente, que nos va a enseñar a hacerlo bien”, argumentó la cultivadora y tallerista.

La gentrificación de los psicodélicos

Más allá de las terapias actuales, los modelos de negocios con psicodélicos existen desde el siglo pasado, con los chamanismos saliendo de sus territorios hacia las grandes ciudades del mundo, y las poblaciones urbanas yendo a “vivir la experiencia” a los territorios indígenas.

“El conocimiento tradicional se desplaza por los nuevos centros modernos ubicados en el Amazonas y en los Andes, y en otros lugares. Es un fenómeno económico muy complejo, donde a veces estas culturas pueden insertarse en el mundo sólo a través de sus prácticas y no de manera virtuosa”, expresó Godoy.

El activista aseguró que esto repercute muy duramente en las bioculturas, en su forma de entender la economía y subsistencia, ellos mismos siendo parte de la mercantilización y las sociedades actuales fogoneando cada vez más todo esto en nombre de la “libertad de conciencia”.

Una pregunta que surge frente a este escenario es ¿cómo hacemos para ver un horizonte más allá de lo que pasa en Estados Unidos o Europa? En tono propositivo, el investigador del LINCEpd dijo que “es necesario articular de manera más profunda, con conocimiento histórico y desde nuestras propias casas de estudios, pueblos tradicionales y carreras de grado, para poder formular un modelo educativo más completo”.

renacimiento psicodélico UNQ
En las Jornadas de la UNQ participaron pueblos originarios y miembros de tradición indígena en ceremonias ancestrales en una universidad pública.

La intención de esa propuesta es que los detalles no queden fuera de las currículas. Para el entrevistado, necesitamos descolonizarnos a todo nivel porque ”incluso en las universidades latinoamericanas que trabajan Política de Drogas se analizan sólo los procesos que viven las sociedades “modernas” y se quedan dentro de la línea histórica del norte global”.

Qué pasa en Argentina

Isbelio dijo que el fenómeno psicodélico en Argentina se da en las clases medias y altas de la sociedad. Y que nuestro país todavía “no hizo una reparación histórico de su propia responsabilidad sobre el aniquilamiento indígena y de sus sistemas de conocimiento (chamanismos)”.

Además recalcó que “hay una conveniencia en quedarse dentro del marco teórico del norte global que no cuestiona realmente las implicancias del modelo. Y si bien hay una necesidad social de transformar el paradigma de la salud mental, se deja de lado que Latinoamérica es una de las regiones vivas de los chamanismos, que alberga los conocimientos y prácticas milenarias en torno a los enteógenos”.

Para Caro todavía no existe un movimiento con identidad psicodélica propia en Argentina. “Siempre es medio copiado, un poco de los yanquis con esto de las terapias, y de los mexicanos con la cuestión más ritualística, chamánica. Está en pañales todavía”, señala.

La activista fungi recordó que en 2022 el Comité de Ética del Hospital Borda aprobó un protocolo para tratar con psilocibina a pacientes oncológicos con depresión o ansiedad. El porcentaje de la población que podría acceder es mínimo, piensa Caro, pero es un avance importante en el sector público.

“Del sector privado me llegan mensajes de terapias con precios desorbitantes, fuera de la realidad. Y el mercado clandestino no nos asegura que lo que estemos comprando nos haga bien. Que cualquiera pueda cultivar un par de honguitos y brinde terapias también es bastante peligroso”, consideró.

¿Hay una salida?

Como diría Mark Fisher, es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo. En ese punto Isbelio coincide: “el capitalismo puede transformarse en otra cosa pero no desaparecer. El problema son las relaciones que tenemos como sociedad con la naturaleza y todo lo que ella nos da. Necesitamos formular relaciones equilibradas”, propuso. La Biocultura y los sistemas de conocimiento tradicionales son una alternativa para construir estas otras relaciones.

Para Isbelio, el modelo terapéutico está más cercano a una novela de Aldous Huxley y el soma de un “Mundo Feliz”, que busca ciudadanos funcionales en un modelo que se cae a pedazos. Sin embargo, asume que no hay manera de evitar que las terapias psicodélicas sean funcionales dentro del sistema de salud.

“La sociedad y su malestar necesitan que estos modelos estén a disposición. Todos los modelos tienen que integrarse a nuestra sociedad, porque todos guardan una potencia y una función específica. El trabajo es hacer lo propio para que suceda de la mejor manera, y esa es una búsqueda tan desafiante como colectiva”, concluyó.

Caro complementa esta reflexión resaltando que más allá de la información que brinda la industria cultural, el usuario puede tener otras herramientas y otras maneras de acceder. “Podemos autocultivar los hongos y usarlos de manera personal, sin que sea por una patología aislada, sino desde una mirada de salud integral”, señaló.

Natalia Rebollo dice que una forma de proteger y conservar las bioculturas es sostener la memoria antigua. Las ciencias ancestrales son una forma diferente de producir conocimiento: se camuflan en la naturaleza y en la palabra para resistir al colonialismo.

Para navegar la ambivalencia actual necesitamos conocimientos desde la interculturalidad y para eso tenemos que multiplicar los espacios de formación y reflexión desde una perspectiva interdisciplinaria y regional. Quizás la apuesta sea fortalecer nuevas epistemologías que integren ambas formas de entender el mundo: los conocimientos ancestrales y la ciencia occidental.

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