La ketamina es un anestésico disociativo que tiene la particularidad de aumentar la frecuencia cardíaca en lugar de disminuirla, como lo hacen la mayoría. Fue sintetizada por primera vez en 1962 y su uso en medicina humana y veterinaria es muy extendido. La droga se produce de forma lícita e ilícita, puede adoptar diversas formas (líquida, cristalizada, en comprimidos) y crecientemente se comercializa en mezclas de drogas como el tusi.
Su dosis letal está muy lejos de la dosis activa, lo que ubica a la ketamina como una droga muy utilizada en los quirófanos de todo el mundo. Especialmente en los países del sur global debido a su bajo costo.
Las incautaciones de ketamina registraron un pico histórico a nivel mundial en 2022, un 70% de aumento respecto a 2021 en Asia y otras regiones, lo que ilustra una diversificación geográfica del tráfico de esta droga.
Así lo indica el informe mundial sobre drogas de la ONU (2024), que también revela un aumento del consumo en Europa, que se evidencia en un incremento de contenido de ketamina en las aguas residuales de 12 de 15 ciudades monitoreadas en 2022 y 2023.
Nombres populares | Keta |
Dosis media | 25-40 mg vía nasal. |
Efectos comunes | Aumento de energía, calma, disociación mente/cuerpo. |
Efectos adversos | Entorpecimiento corporal, náuseas, confusión. |
Duración media | 40-60 minutos. |
Interacciones riesgosas | Alcohol, tramadol, opiáceos, otros depresores. |
Reacciones colorimétricas | Mandelin: naranja, rojo, marrón intenso. |
Riesgos | El uso crónico puede producir cistitis ulcerosa. |
Efectos
La palabra anestesia deriva del griego ἀναισθησία (anaesthesia), que significa pérdida de la sensibilidad o insensibilidad. ¿Entonces se toma keta para no sentir? Tal vez sea para sentir distinto.
La ketamina es una sustancia que disminuye la sensibilidad, pero si se usa en una dosis que no la apaga, se perciben los estímulos de una manera atenuada y se procesan de una manera diferente.
Efectos esperados
- Relax/tranquilidad.
- Euforia.
- Disminución de la sensación de dolor.
- Disminución de la sensación de cansancio.
- Evasión/desconexión.
- Sensación de estar fuera del cuerpo.
- Alucinaciones visuales y auditivas.
- Desinhibición.
- Cambios en la percepción del tiempo.
Dosis
Dosis media-baja (10 a 20 mg) vía nasal
Resulta anti intuitivo tomar un depresor en medio de una fiesta. Sin embargo, otros depresores como el alcohol son también muy usados en la noche. Sucede que a dosis bajas las drogas depresoras suelen tener un efecto desinhibitorio. ¿Por qué? En situaciones sociales la corteza prefrontal se encarga constantemente de inhibir nuestros impulsos y marcarnos los comportamientos “adecuados” según las normas sociales imperantes.
Drogas depresoras como la keta o el alcohol, interfieren con estos circuitos prefrontales. De esta manera, las dosis bajas estimulan al usuario porque “relajan” un circuito inhibitorio. Pero algo que diferencia a la keta del alcohol es que no solo desinhibe, también afloja el cuerpo y produce un efecto que hace sentir a los usuarios más elásticos, fluidos.
Dosis media (25 a 50mg) vía nasal
Con dosis medias o altas, se genera una relajación profunda del cuerpo y la mente. Todo dolor o pequeña incomodidad física pareciera desaparecer rápidamente. Posiciones que en otro contexto resultarían incómodas, casi inhabitables, de pronto son totalmente confortables y la sensación de bienestar físico es muy grande.
Cuando se comparte con otras personas, la charla puede fluir libremente, temas que en otra ocasión resultarían tabú como la muerte o la enfermedad se pueden hablar con total naturalidad.
En este estado también es habitual usar la ketamina para compartir momentos eróticos, el límite entre el cuerpo propio y el del otro puede confundirse. Para algunos usuarios, la ketamina es sinónimo de sexo y hay quienes la usan casi exclusivamente para eso.
Dosis alta (100 mg) vía nasal
Con dosis altas de ketamina se puede llegar a un estado en el que sentimos salir de nuestro propio cuerpo. Pareciera que flotamos en un estado etéreo que a muches les remite a una sensación de muerte pero no con miedo sino con placer. Algunas personas describen en este estado verse a sí mismas desde afuera cual observador externo, experiencia que puede ser tan interesante como inquietante según la subjetividad de cada une.
Este estado no es fácil de alcanzar ni aconsejable de buscar si no hay una importante experiencia previa con la ketamina. Siempre en buena compañía y en lugares confortables. Es muy probable que con estas dosis no puedas moverte durante un buen rato.
Hasta ahora hablamos de dosis bajas, medias y altas, pero ¿a qué nos referimos con eso? En el caso de las drogas esnifables (la keta normalmente se inhala o aspira más de lo que se toma por vía oral) lo más común es ir midiendo a ojo el tamaño de las rayas. Aquí una imagen orientativa.
Estas dosis varían según múltiples factores que influyen en la intensidad de los efectos: la pureza de la sustancia, la tolerancia adquirida, la masa corporal, la vía de administración, las mezclas con otras sustancias y el contexto. Lo que para alguien es una dosis media o baja, para personas no habituadas puede ser una dosis alta.
Dosis como inductor anestésico: 1 a 2 mg/kg.
Serían como máximo 160 mg en una persona de 80kg(1). Son dosis similares a las de un K-hole. Por ese motivo, la posibilidad de inducir estados psicoactivos muy intensos junto con la anestesia.
En medicina, es muy raro usar la ketamina sola como inductor anestésico, y más bien suele combinarse con otras drogas para asegurar la inconsciencia total. El uso exclusivo de ketamina como anestésico se reserva para pacientes especiales que no tolerarían otros anestésicos.
¿Es posible morir por sobredosis de ketamina?
Como todo depresor del sistema nervioso, en altas dosis puede ser letal, sin embargo el margen de seguridad de la keta es muy alto. No se conoce la dosis letal en humanos pero las estimaciones más conservadoras proponen que es alrededor de los 11,3 mg/kg, unas diez veces la dosis anestésica(2). Otras estimaciones hablan de dosis letales de ketamina superiores a los 25mg/kg, más parecidas a lo que se observó en el estudio con mamíferos no humanos.
Sería muy raro morir por sobredosis de ketamina, a menos que se la combine con otros depresores como alcohol o GHB. De hecho, los casos fatales descritos en la literatura son por combinación de ketamina y otras sustancias(1).
Marco legal en Argentina
La ketamina figura en la Lista II de la Ley 19.303 de Sustancias Sicotrópicas desde 2003, cuando fue incorporada por la Disposición 3682/2003, considerando que “está siendo usada como droga de disfrute, y no como anestésico tal como su indicación terapéutica“. Esto significa que su venta está condicionada a una receta médica oficial.
Además fue incluida en 2010 dentro de la lista de estupefacientes bajo la Ley 23.737, que establece penas para su tenencia, transporte y comercio ilegal. Además, la Resolución N° 75/2004 del Ministerio de Salud de la Nación implementó mecanismos de control para la comercialización de productos veterinarios que contengan ketamina.
¿La ketamina es un psicodélico?
Muchos autores clasifican la ketamina como psicodélica. Es cierto que en dosis altas pueden aparecer efectos con características psicodélicas, por ejemplo, el K hole es claramente una experiencia psicodélica. Sin embargo, la enorme mayoría de las veces que se usa ketamina no se alcanzan esos estados, en general no es esa la búsqueda.
Si nos fijamos en el mecanismo de acción, es muy distinto a los psicodélicos clásicos como el LSD, la psilocibina, la mescalina o el DMT que actúan estimulando al sistema serotoninérgico. La ketamina, como todo anestésico, es un depresor del sistema nervioso central y actúa inhibiendo receptores de glutamato, el principal neurotransmisor que activa el sistema nervioso.
El efecto subjetivo depende de la interacción entre la droga y la persona que la usa, en el caso de la keta, podemos pensarla como un depresor con la capacidad de inducir estados psicodélicos.
¿Es la ketamina una droga disociativa? ¿Qué significa eso?
Sí, la ketamina se reconoce por toda la comunidad médica como anestésico disociativo, porque genera una depresión heterogénea del sistema nervioso. Entonces, a determinadas dosis puede generar un estado de cuasi inconciencia, amnesia, analgesia e insensibilidad táctil a la vez que el paciente se mantiene vigil y responde a algunos estímulos.
La persona bajo los efectos de la ketamina tiene disociadas sus funciones, algunas están muy deprimidas (las físicas) y otras conservadas (las mentales). Por eso se habla de una disociación entre cuerpo y mente.
Reducción de riesgos y daños
- Como droga depresora del sistema nervioso, es peligroso combinarla con otros depresores como alcohol, GHB o benzodiacepinas, que incrementan los riesgos de sufrir una caída o desmayo.
- No es recomendable tomarla con el estómago lleno ya que puede inducir vómitos.
- Hay que tener mucho cuidado con las dosis, no se deben armar rayas como las de cocaína, sino que deben ser más pequeñas.
- Siempre es buena idea hacer una dosis test para empezar, yendo de menos a más hasta conocer tu dosis justa, las primeras veces no más de 10 a 15 mg.
- Hay que tener especial precaución con la redosificación, ya que la vida media de la keta es de 2 a 3 horas. Si se redosifica a la hora y media después de haber tomado, todavía tenemos más de la mitad de la dosis inicial circulando en nuestro cuerpo.
- No es recomendable tomar por primera vez en un boliche o espacio público, el efecto puede hacer que necesitemos tirarnos en un lugar confortable a descansar.
- Nunca debemos usar altas dosis de depresores como la ketamina si estamos sumergidos en el agua.
- Si se va a consumir es mejor estar rodeado de personas de confianza, ya que podemos entrar en estados de mucha vulnerabilidad.
¿Usar ketamina produce daños a largo plazo?
El uso crónico de ketamina puede producir cistitis ulcerosa, es decir, úlceras en la mucosa de la vejiga. Esto puede generar urgencia miccional e incontinencia urinaria además de disuria (dolor y molestias al orinar), en casos graves genera hematuria (sangre en la orina) y podría incluso producir la pérdida de la vejiga en situaciones extremas.
Sin embargo la mayoría de los usuarios no sufren este efecto adverso que depende de la predisposición individual, las dosis y la frecuencia de uso. Para evitarlo se recomienda espaciar el uso lo más posible para disminuir la incidencia de su toxicidad sobre la mucosa de la vejiga. Si el uso no es frecuente, la mucosa vesical puede recuperarse entre sesión y sesión.
Lamentablemente, no se conoce con exactitud el intervalo seguro de uso, sin embargo los pacientes con cistitis ulcerosa suelen ser usuarios diarios y de larga data.
¿Qué podemos usar para cuidarnos si la ciencia aún no lo dilucida?
La referencia podría ser el uso como antidepresivo, donde se aplica dos veces por semana a razón de 0,5 mg/kg, y en estos pacientes la cistitis ulcerosa por ahora no es un problema. No superar nunca esa frecuencia sería una manera de cuidarnos.
Debemos estar muy atentos a cualquier alteración en nuestra orina y ante cualquier cambio, suspender el uso y consultar a un médico.