¿Cuál es la primer palabra o frase que se les ocurre para describirlo?
Una falla en la lógica.
¿Cómo fue el proceso de composición? ¿Surgió primero la temática del disco, o se fue desarrollando a medida que fluían los temas?
Se fue desarrollando paralelamente al proceso, hubo mucha experimentación y cambio constante, por lo que era imposible seguir un concepto como hilo conductor. Nuestra guía, sobre todo, fue nuestra intuición. Recién al final, la obra tomó riendas propias y nos comentó de qué se trataba todo.
¿Cómo fue la experiencia de producir con Luke Temple y en el exterior?
Con Luke tuvimos una experiencia súper mágica y hermosa, nos propuso cambiar las partes y los arreglos que habíamos llevado a grabar, escuchando lo que ofrecía el clima en el estudio y actuando sobre la marcha. A los días nos fuimos a Tiny Telephone en San Francisco, a mezclar esos sonidos con McEntire, todo muy fresco, sin tiempo para editar mucho más de lo que hicimos. O sea que lo que sucedió en el exterior fue entregarse, embellecer los errores y pulir los detalles únicos de una grabación en vivo.
¿Qué influencias o estilos musicales destacan de este disco? ¿Qué diferencias resaltan en comparación con los anteriores?
La verdad que la influencia máxima fue la visión estética de Luke y nuestro nuevo modo de abordar la composición: en una sala propia, con nuestro propio tiempo y sonido, para poder llevarlo a grabar en vivo y luego darle pinceladas mágicas. En el resto de los discos se trabajó bajo un concepto de grabación/construcción, acá fue todo el tiempo destructivo.
Al escucharlo me transportó a diferentes lugares y percibí una historia que pareciera tener un principio y un final, un desencuentro y un encuentro… ¿Podría considerarse un álbum conceptual? Y si es así, ¿cuál es esa trama o idea que recorre?
Escribimos la mayoría de las canciones estando en el campo, a la mañana antes de ir a grabar, mientras preparábamos el desayuno y ordenábamos un poco la casa. Lo hicimos pensando mucho en nuestros seres cercanos, nuestros trabajos, pero sobre todo, flasheando mucho con la ilusión de traducir lo que estaba sucediendo con nosotros como banda.
En algunos temas del álbum hablan del “final”, ¿cómo definirían ese concepto?
Es una figura bastante contradictoria la del final. Se lo busca, pero sabemos que no existe, aparece y desaparece, como un instante de ilusión.
¿A qué se refieren con Dutsiland?
Entregarse de lleno a una experiencia, jugar con la percepción… apropiarse, en todos los sentidos.
¿Presentaron el disco por primera vez en La Plata? ¿Qué percibieron de parte del público?
Estábamos muy mambeados, no te vamos a mentir. El día anterior, el universo había recibido un disco que representa mucho movimiento interno como grupo. La fecha esa iba a ser antes, sin sacar el disco, pero fue una reprogramación, nos adaptamos a eso y la verdad que fue una locura hermosa. Este disco tiene algo performático, gracias a la improvisación, que hace que no haga falta que lo conozcas del todo porque siempre hay algo nuevo, entonces creo que pudimos defender eso, y la gente en el Opera de La Plata se conectó a full.
