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Entrevista al coordinador de PAF! y ArgenPills

Fotos de Belén Garófalo
El miércoles pasado tocó Kolombo en una fiesta electrónica de Santa Fe y les pibxs de PAF! (Proyecto de Atención en Fiestas: un cachetazo al mal viaje) estuvieron interviniendo ahí, ¿cómo? poniendo un stand informativo y saludable que brinda agua, golosinas, fruta, folletería sobre drogas y otras herramientas para reducir los daños y los riesgos asociados al consumo de drogas, pero también para facilitar el goce de una sustancia sin sobresaltos. 

La premisa es que más información deriva en menos riesgos y hay que asumir que existen personas que desarrollan conductas riesgosas y no tienen pensado dejar de hacerlas, por lo que es necesario apuntar a disminuir los riesgos asociados a esas conductas: en este caso el uso de drogas. En limpio, PAF! no te dice que no te drogues, te informa para que, si ya decidiste usar sustancias, lo hagas de la manera más segura para vos y les demás.

Se definen como un “programa de reducción de daños en escenarios de nocturnidad” y forman parte del área de Intervención de Intercambios Asociación Civil, que trabaja desde el paradigma de Reducción de Daños asociados a las drogas hace más de 25 años en Argentina e impulsa la versión castellanizada de la campaña Support don’t punish: Acompañe, no castigue. Que promueve una perspectiva humanitaria del abordaje de las drogas en contraposición, o mejor, dando la batalla discursiva al “Día internacional de la lucha contra el uso indebido y el tráfico ilícito de drogas” que se conmemora cada 26 de junio como hoy y que impulsa la ONU desde 1987 con una perspectiva prohibicionista, abstencionista y criminalizante que entiende a les usuaries de drogas únicamente como delincuentes o enfermos, aunque el uso esporádico y responsable de drogas es una realidad.

Tomás Pérez Ponisio es el coordinador de PAF! y de ArgenPills, se define como usuario de sustancias y alienta a salir del closet psicoactivo y visibilizarse como consumidorxs.  El porro le pega mal pero se está iniciando en el autocultivo del reyno fungi y sí, es del palo de la electrónica, pero principalmente le gusta el progre y cada vez que PAF! intervino en una fiesta que tocó Hernán Cattaneo, se lamentó por no poder estar en la pista. Más allá de eso, su trabajo es de militancia y a pulmón para valorizar los resultados positivos de intervenir en espacios de ocio y nocturnidad para prevenir riesgos y reducir daños.

El jueves siguiente a la fecha de Kolombo, Tomás se acercó un poco mal dormido pero con la mejor a la Plaza España (Santa Fe) para charlar con la Mate sobre drogas, consumo responsable, abordajes humanitarios y cómo es impulsar un proyecto de atención en fiestas en Argentina, donde rige una Ley de Drogas (23.737) que criminaliza usuaries desde hace 30 años.

 

—Vos coordinas ArgenPills desde antes que exista PAF!…contanos sobre ese foro.

—Exactamente. Bueno, ArgenPills tiene más de 11 años y es un foro donde podés registrarte gratis y hay información sobre todo tipo de drogas. Está dividido por secciones y la que más movimiento tiene es la de Pastillas, la onda es entrar ahí a buscar información sobre lo que está circulado en la calle. Funciona así: los usuarios suben una foto sobre, por ejemplo, una pastilla y comentan su experiencia. En otros lugares del mundo hay proyectos que tienen servicios de análisis de sustancias y se puede saber objetivamente qué es lo que se va a consumir.

—¿Y acá cómo es la situación con los materiales para hacer tests?

—Lo que pasa es que los ingredientes que se usan para hacer los reactivos están controlados por la Ley de Drogas, como el ácido sulfúrico. El Test de Marquis es a base de ácido sulfúrico, como muchos otros, osea que para hacer el reactivo necesitás algo que está controlado, es una paja. Y encima a uno de los pibes que hacía los reactivos lo acusaron de ser como el Walter White de una banda y se comió un mes en cana en La Plata: un bajón, UN BAJÓN. Porque además le allanaron la casa y no tenía nada más que un par de reactivos. De hecho, los usuarios mismos empezaron a moverse en las redes, en 2008 hubo una escasez de éxtasis a nivel mundial y empezó a haber un montón de pastillas adulteradas. Los mismo usuarios empezaron a decir “Che, ¿qué onda? Estas pastillas no son de éxtasis, otra cosa tienen”. Y buscando en internet se armaron grupos y comunidades, en una de estas movidas es que se forma ArgenPills. No solo hay información sobre los efectos en general sino también de la sustancia. “Che mirá, me dieron este cartón de Bart Simpson, ¿qué onda?” y otro usuario le contesta “Yo le hice un test de Ehrlich, me dio positivo de LSD”.

—¿Y cómo surge PAF!?

—La cuestión es que en 2016, cuando pasa lo de Time Warp en Buenos Aires, la página de Argenpills estalla. El sábado y el domingo siguientes hubo mensajes a rolete, porque con toda la información falsa que salió en los medios, los usuarios estaban descontrolados. Tuvimos un récord de usuarios registrados, creo que en 2 días se registró el 50% del foro. Y en esa marea de mensajes nos cae un mail de la asociación civil Intercambios, una ONG que trabaja hace veintipico de años en temas de drogas desde una perspectiva de Derechos Humanos. Arrancaron con un intercambio de jeringas en usuarios inyectables y ahora tienen un montón de programas. A raíz de la Time Warp a ellos también les empezaron a llegar un montón de correos y así fue que nos contactaron para ver si queríamos participar y sumarnos de alguna manera. 

Si la gente ya tiene una decisión tomada con respecto a consumir cualquier tipo de droga, que lo haga de la mejor manera posible.

—¿En qué otras experiencias se basaron para cranear PAF!?

—Hay contacto permanente con la gente de Energy Control, que es el proyecto de ABD en España, tenemos la mejor, con la gente que hay en Colombia lo mismo. Los directivos de Intercambios son conocidos en todo el mundo, osea van a dar charlas a Suiza, la directora, Graciela Touzé, ahora está volviendo del Caribe. Con ellos fue que empezamos a pensar lo que es PAF! y empezar a darle forma a un proyecto. Todos sabíamos y estábamos de acuerdo en que la clave era dar información lo más objetiva posible, había que generar conciencia. Si la gente ya tiene una decisión tomada con respecto a consumir cualquier tipo de droga, que lo haga de la mejor manera posible. 

—¿Cómo fueron las primeras experiencias de salir a activar?

—A mediados de 2017 salimos por primera vez a un boliche a entregar unos materiales informativos en la puerta. Una experiencia bastante estresante… —confiesa entre risas y suspiros— Fuimos a Under Club, que es un reducto techno. Había una cola gigante y nosotros íbamos con las gorritas y les entregábamos un folleto, la gente se asustaba. Encima iban los pibes adelante dando los materiales y yo atrás haciendo una encuesta que era re larga y con unas preguntas re íntimas, que no daban. Fue terrorífico pero fue el arranque y estuvo buenísimo.

—¿Intervienen sólo en momentos de nocturnidad? 

—En realidad intervenimos en nocturnidad y momentos de ocio. El año pasado estuvimos haciendo actividades a la tarde, por ejemplo fuimos a Bariloche con los pibes que van de viaje de egresados y estuvimos laburando no sólo en los boliches a la noche sino también a la tarde mientras hacían cabalgatas y esas actividades diurnas. Lo cierto es que yo me fui de viaje de egresados en el 2002, hace mil años, y la verdad tenía un recuerdo que cambió bastante. Me sorprendió, pero la verdad yo pensaba que iba a ser más descontrol del que realmente fue, aunque sí, había pibes consumiendo de todo y sin esconderse. Además cuando entraban un poco en confianza ya pintaba la mejor y me contaban que tenían pastillas, y yo les decía “Pero trajiste eso en el bondi escondido?” y me decían “no, lo compré acá. Bajamos al centro y cuando nos vieron con los buzos de viaje de egresados nos ofrecieron todo lo que se te ocurra”. Los pibes toman pastillas, pepas, jarabe de codeína, fuman porro a pleno… Obviamente siempre pasa que si están en la onda viaje de egresados no le dan bola a nadie, olvidate. A mí me costó muchísimo, no la pasé bien en el fondo porque me costaba la conexión con el pibe de 17 años, que está en modo Bariloche. ¿Cómo le entrás? Todo lo que le digas le patina y le sigue de largo, están en otra. 

Hay que saber medir la situación, la posta está en no cortar el mambo y también estar atento a si alguien necesita una mano.

—Teniendo en cuenta el hecho de que frecuentemente las personas que asisten a fiestas están bajo los efectos de distintas sustancias ¿De qué manera se acercan a la gente?

—Es un tema que tenemos en discusión permanente. La idea es no ser invasivo del espacio del otro, teniendo en cuenta que en los lugares donde nosotros vamos a intervenir la gente está relajada, con amigos, escuchando música, en su tiempo de ocio. No vamos a interrumpir violentamente ese momento, además si consumieron algo están en un estado más receptivo, mucho más sensible… Igual hay situaciones que requieren que intervengamos un poquito. Por ejemplo, ayer vi un pibe que estaba madurando el knock out y ahí me metí. Para preguntarle si estaba bien, a él y a la amiga, que me dijo que había fumado y se le había bajado la presión, ahí tenés un pié para arrancar. Hay que saber medir la situación, la posta está en no cortar el mambo y también estar atento a si alguien necesita una mano.

—¿Cómo es la intervención? ¿Qué cosas brindan en el stand?

—Principalmente armamos un puesto de información que es una carpa con unas mesas a donde ponemos folletos con data sobre cuidados generales o tips a tener en cuenta para salir a divertirse y pasarla bien, también sobre todo tipo de drogas, alcohol incluido. Damos preservativos, agua, fruta y golosinas gratis. Ah y tenemos gafas y masajeadores de esos que te pones en la cabeza y otros con vibración.

—Eso va más allá de la prevención, sería como para fomentar un buen viaje ¿no?

—Hay otra definición que se usa, que es en clave de gestionar el placer, gestionar ese viaje. Y la verdad que pasa un montón de veces, por ejemplo ayer, vino una piba que se había tomado un pedazo de pastilla y le estaba subiendo y estaba un poco ansiosa así que estaba empezando a preocuparse y yo le dije “bueno pará” y le pasé el masajeador. Ella venía con la energía medio tensa y con eso canalizó y salió. En definitiva la gente va a pasarla bien, entonces podes dar información y ayudar a que la pasen bien, con buena onda. Nos pasa que vamos a un boliche mínimo o una fiesta como ayer para 2 mil personas o una como hace unos meses para 15 mil, entonces varía mucho el espacio que tenemos para trabajar. Donde se puede generamos la zona de relajación y armamos una especie de living, unos silloncitos, un puff, entonces la gente no sólo se puede acercar a buscar información, sino que puede sentarse, bajar un cambio, comer una fruta. Es generar un espacio que invite a una pausita en clave de “Controlá tu energía“. Hay fiestas que abren a las nueve y cierran a las cinco y media, si te enchufaste desde el principio es como jugarte ocho partidos de fútbol uno atrás del otro, una locura. 

—Uno de los garrones que nos comemos las pibas en la fiestitas son los chabones que están re pasados y te cagan a codazos… ¿Han pensado las intervenciones de PAF! desde una perspectiva de género?

—Sí, estamos bastante a full con ese tema. De hecho la semana pasada estuvieron reunidas las pibas de PAF! con un colectivo de mujeres de Buenos Aires que está implementando un protocolo en bares y centros culturales, en clave de que si hay algún chabón que se está zarpando o está incomodando, que las pibas puedan acudir a la barra o a la gente del local y que estén preparados para saber cómo manejar la situación. Queremos articular con ellas y ver de qué manera nosotros meter la onda PAF en su protocolo y que ellas nos compartan el suyo. Las veces que vinimos a Rosario, en todos los baños de mujeres pegamos carteles que marcan a PAF! como un lugar seguro, onda: “Si alguien se está pasando, vení con nosotros”. Pegamos posters en todos lados y en Buenos Aires también. En Intercambios estoy con una banda de femininyas que me hacen reflexionar constantemente.  

Fotografía de Belén Garófalo.

—De la información que manejan y brindan al público ¿Cuál es la fuente?

—El problema principal de la información sobre drogas ilegales es que en el fondo no hay investigación seria, en general. No hay investigación sostenida y objetiva sobre el uso del MDMA a largo plazo en jóvenes, por decir un ejemplo. Hay estudios pero generalmente son super guiados. Hay un par de excepciones, como EnergyControl que vienen laburando en esto hace 30 años, tienen un montón de información, escriben papers y los difunden, nadie encanuta la información

—¿Cómo hacen para gestionar y financiar los materiales o los viajes cuando intervienen? 

—Los financiamientos de PAF! se pueden dividir en dos: por un lado materiales informativos, remeras para los voluntarios, banners, folletería, preservativos y demás que se financia con distintos apoyos o programas. Por otro lado, los gastos de la intervención en sí, como la nafta del auto para venir hasta acá o las manzanas que repartimos en el boliche, corren por cuenta de la productora que nos convoca. Nosotros vamos gratis, no cobramos por ir a una fiesta, pero tampoco es que nos dan financiamiento para la nafta. Por eso muchas veces no podemos ir a los lugares del interior que nos invitan.

Cuando la gente nos pregunta yo les digo: pónganse a hinchar las pelotas en las redes de las productoras, metan presión desde ese lado.

—¿La productora les convoca o ustedes ofrecen? ¿Cuesta lograr que les banquen la intervención?

—Pffffff, cuesta un montón. Me inventan cualquier excusa, me clavan el visto, me dicen que me van a llamar otro día pero no llaman más. Inclusive por ahí me he reunido y avanza todo bien pero al final se cae… Honestamente no sé qué es lo que está pasando. Entiendo que en las grandes productoras que mueven guita y mucha gente, meter una variable con un poco de polémica en su sistema que ya funciona…es complicado. La onda de Santa Fe vino por la productora Lado B, de Rosario, con la cual tenemos muy buena onda. Hace un par de semanas hablé con el jefe y le pregunté a ver si nos podían dar una mano para abrirnos puertas y me contactó con un pibe de acá que gestionó todo lo que le pedimos, al toque. De a poco se te abren puertas por gente conocida, pero también está bueno que cuando haya una fecha, el mismo público escriba al instagram de la productora pidiendo a PAF! y exigiendo que nos lleven. Cuando la gente nos pregunta yo les digo: pónganse a hinchar las pelotas en las redes de las productoras, metan presión desde ese lado. Es re loco que últimamente nos están dando más cabida en el interior que en Capital, que hay 200 mil fiestas por día y no nos dan ni bola. Tenemos un par de lugares que nos bancan, pero la movida más mainstream ni bola y encima ahí es donde hay que estar más.

—¿Por qué hay que estar en la movida mainstream?

—Porque muchas veces pasa de algún pibe que fue con la banda de amigos a una fiesta masiva, cayeron ahí a ver qué onda y consiguieron una pastilla… es la típica que le pasa algo, por desinformación. Por eso en estas fiestas más grandes donde hay gente que va a experimentar es donde para mí tenemos que estar más presentes.

El costo de llevar a PAF! es 0,00001% de sus gastos, con 2 entradas ya pagaron la fruta y el Uber para que vayamos.

—Encima esas son las productoras que más lo pueden hacer, son las que más lucran.

—Olvidaaate, el costo de llevar a PAF! es 0,00001% de sus gastos, con 2 entradas ya pagaron la fruta y el Uber para que vayamos. Y encima en Buenos Aires hay, no te digo monopolio, pero sí un grupo que tiene los 2 o 3 boliches más grandes que bajan todos los artistas más grosos todos los fines de semana y concentran el 60% del mercado.

—¿Cómo es la situación para las organizaciones que impulsan la reducción de daños y riesgos acá en Argentina?

—En nuestro caso, los apoyos que provienen del Estado son pequeñas áreas que nos bancan, eso no quiere decir que todo el área esté de acuerdo. Que yo tenga una beca del sector de nocturnidad de Sedronar no quiere decir que Sedronar entero esté de acuerdo con PAF!, no digo que todos estén en contra, pero es un organismo enorme. Nosotros estamos entre esas contradicciones y tenemos una Ley de Drogas que pena no sólo la tenencia sino también el consumo e incluso hay artículos que penan el hecho de difundir información sobre uso de drogas. Intercambios tuvo una denuncia penal hace unos años, supuestamente por fomentar el consumo. Pero controles más o controles menos, la gente va a hacer lo que quiera. Es ilógico que no podamos estar ahí concientizando, no cuesta nada de plata, en el fondo vamos a dar una mano para que salga todo bien. Si lo pensás un segundo, PAF! tendría que estar en cada fiesta, pero no ocurre y no sé las razones porque me cortan el rostro.

—¿Y hay alguna pata de incidencia en políticas públicas?

—En Intercambios hay toda un área de incidencia política que está permanentemente laburando, de hecho, todos los años se hace una campaña que se llama Acompañe no castigue (Support dont punish), es el 26 de junio y cada país elige un tema para darle visibilidad. Este año es a 30 años de la sanción de la Ley de Drogas que no sirve para nada más que criminalizar usuarios. 

—¿Y se cumplen las reglamentaciones que existen para cuidar la salud de quienes asisten a boliches?   

—Hay una ley (n° 5641) del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, que salió al año siguiente de Time Warp. Supuestamente regula eventos masivos, pero es super ambigua, porque dice: “si vas a hacer un evento de más de 5 mil personas tenés que tener un puesto de hidratación”, entonces los tipos te ponen un dispenser para una fiesta de diez mil personas y te dicen “yo puse el puesto de hidratación”. También expresa que tiene que haber promotores entregando material informativo y los tipos ponen un patovica a entregar un volante que es una pavada, pero técnicamente cumplieron con la reglamentación. La semana pasada estuvimos en una capacitación del Gobierno de la Ciudad en la que nos decían “ustedes tienen que estar en todas las fiestas”, pero el tema es que no nos dejan entrar… “y bueno pero habría que hacer algo” y les dijimos: “ustedes tienen que hacer algo, ustedes son el gobierno de la ciudad, son los que habilitan la fiesta. Si ustedes no pueden meter presión para meternos ahí adentro ¿nosotros qué carajo podemos hacer?”. Pasa que son empresarios muy pesados, hay mucha guita de por medio, no le escapan a ninguna. Si el gobierno no puede meterles presión ¿quién puede hacerlo? A esta ley habría que ajustarla, precisarla, porque después la regulación quedó floja. Habría que corregir la regulación y la implementación para que diga “tiene que haber un dispenser cada 100 entradas vendidas, visibilizado y señalado”… Y que el estado controle, que en general suele fallar el control.

#DERECHOALGOCE #FIESTAS #REDUCCIÓNDEDAÑOS Drogas

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