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“Si vamos a deconstruirnos que sea en todos lados”: Las Damajuanas, murga feminista en Santa Fe

Foto de Belu Garófalo

El carnaval es el desorden de lo impuesto. Una liberación transitoria en la que se suspenden las relaciones jerárquicas, de privilegios, las normas y tabúes. Es el arte de desmitificar al poder, de discutirle al status quo.

Hasta acá todo muy cautivador, pero la posibilidad de participar en la movida carnavalesca, por lo menos en la Murga estilo Uruguaya, no es igual para todes. Tradicionalmente las murgas estaban conformadas únicamente por varones, aunque había una irrisoria cantidad de murgas femeninas en escena. Sí, las pibas siempre estuvieron en el carnaval, pero había varones que levantaban fervientemente una bandera en contra de la participación de mujeres. Años más tarde apareció la figura de la Murga Joven, que bregó por la eliminación gradual de esa resistencia hacia las murguistas.

Con el pasar de los años, la intromisión del capitalismo y la mediación del Estado, la esencia del carnaval uruguayo mutó y comenzó un proceso de profesionalización al calor de una comercialización del espectáculo. El carácter contracultural se fue desdibujando y a decir verdad, las entradas salen cada vez más caras. En este nuevo circuito, la participación de las mujeres quedó relegada a cantar dentro de la cuerda sobreprima, un registro de voz al que la mayoría de los varones no acceden.

Por suerte la fuerza liberadora del feminismo impactó en todos lados, y este género no fue una excepción. Las murgas de mujeres feministas vienen a romper con el mandato machista y vienen a recuperar el sentido de carnaval. Traen consigo la insurrección y, por denunciar, las dejan afuera de ese carnaval instituido que se organiza en Montevideo y supone una competencia entre murgas. En la ciudad de Santa Fe hace tres años que existen las DamaJuanas. Originalmente eran un grupo de mujeres amantes de la murga uruguaya a las que no les daban cabida en el ambiente murguero santafesino. En febrero de 2015 se hartaron de pedirle a los chabones que las incluyan y decidieron avanzar con su propio proyecto, una murga íntegramente de mujeres.

Las Damas nacieron de la necesidad de expresar de las oprimidas, de la urgencia de poder decir-se como mujeres. Le cantan a las pibas, a las disidencias, al machismo en Argentina, a gente que no analiza cotidianamente la problemática de género, pero también a los murguistas que reproducen las lógicas misóginas hacia adentro del carnaval. Son una grupa intensa y sorora, que transmuta y se replantea constantemente. El 10 de noviembre estrenaron su nuevo espectáculo “Tuve que tomar”, después de dos años sin salir a escena. Tuvimos una enérgica conversación (acompañada de tallarines con salsa) con cuatro de sus integrantes y estos son los registros del encuentro.

 

¿Cómo se definen las DamaJuanas ?

Lucha: Yo nos definiría como intensas. Nos ves en el escenario y somos mucha gente moviéndose desacatadamente. Pero también somos intensidad en otros aspectos: en un ensayo podemos estar tres horas discutiendo una palabra. Hemos terminado llorando un montón y riéndonos hasta que nos duele la panza.

Juma: Además somos ese proceso, a través del cual llegamos a poder discutir todo porque había momentos en que no se podía discutir. Transmutamos para darnos la posibilidad de conectarnos realmente y generar esa química en la que te preguntás “discuto con la compañera, pero ¿en qué términos discuto?” Ahí bajó una ficha y una data, que casualmente fue una semana antes del estreno.  Empezamos a vernos y a decir “basta, esto no puede seguir así.. o lo hablamos, lo decimos y lo sanamos o esto se va a ir a la mierda”. Es parte del proceso y me parece que no está mal hablarlo y hacerlo público…¡Ay, me pongo re romántica! (risas).

Vicki: La murga es un género súper machista. Si nosotras como feministas queremos deconstruir todo, también vamos a deconstruir la murga como género. “La murga es así” ¿y por qué no romper con eso que es así? De hecho somos una murga de mujeres, osea que de entrada ya rompemos con una idea de murga.

Candi: Yo no sé si puedo definir a las DamaJuanas, porque para mí estamos siendo todo el tiempo. El encuentro sigue cambiando y sigue siendo aprendizaje, pero bueno, ¿cómo nos acompañamos dentro de ese proceso? Cuando nuestra directora quedó embarazada fue un poco el embarazo de todas. Con discusiones y todo, la Negra tuvo que atravesar un montón de cosas y nosotras nos replanteamos constantemente cómo acompañar esa situación. De hecho ese año no salimos al escenario, lo hicimos para acompañarla y estar en los momentos más difíciles.

¿Cómo se organizan? ¿Cómo toman las decisiones?

Vicky: El año pasado empezamos laburando por comisiones y a medida que fue pasando el tiempo empezamos a necesitar hacer, entonces dijimos “bueno, venga cualquiera que pueda venir en este horario porque hay que hacer todas estas cosas”.  En algún momento el espectáculo tenía que tener un cierre, porque mutó y mutó, aunque seguramente siga mutando.

Candi: Nunca tuve una crisis tan grande como cuando escribí el salpicón. Yo escribí cosas que de repente eran viejísimas y ahí empezamos a pensar cómo podíamos incluirlo en la puesta, de qué forma. Por eso empezamos a intervenir nuestro salpicón con los comentarios de las cupleteras.

¿Cómo se sienten laburando en un grupo artístico de mujeres feministas?

Juma: Hay una palabra nomás: amor. Posta, yo me siento enamorada de las pibas y digo en chiste que todas son mis novias porque termina siendo una relación afectiva que se genera con las compañeras, que crece cada día más. De hecho, cuando pasó todo el espectáculo, yo creo que a más de una se nos hizo un click de “¿qué estuvimos haciendo? ¡Las amo a estas pibas! Con sus cosas y sus diferencias”. Es un espacio donde me siento contenida y querida, donde puedo hacer lo que yo quiero, que es decirle a la gente lo que pienso. El plus es que construimos un mismo discurso.

Vicky Vamos viendo en el día a día todo lo que aprendemos. Yo aprendí una banda de cosas este año y soy una de las más nuevas. Este año mi cabeza hizo “¡FA!”, por todo lo que nos llevó el espectáculo y por compartir colectivamente con tantas mujeres desde la contención y el amor. Pude llevar a la práctica un montón de cosas, como cuando decís “así quiero ser yo y estas pibas me están ayudando a lograrlo”.

Candi: Es un aprendizaje constante y continuo. El contexto sociopolítico ha cambiado y eso repercute claramente en las formas de relacionarse. La murga todavía sigue siendo nueva, tiene 3 años con suerte y eso ha mutado un montón. En este espectáculo escribió gente que nunca había escrito letras, hubo gente que organizó puesta en escena y diálogos de cupleteras, y nunca lo habían hecho. Es impulsarnos entre nosotras y decir “vamos a animarnos juntas para que realmente sea colectivo”. Y es algo muy valioso, porque de repente todas pudimos compartir las ideas que teníamos.

Lucha: Hay una deconstrucción que se da permanentemente en el grupo. Al principio Juma tenía un personaje que caracterizábamos como “feminista alterada” y al tiempo pensamos “¿De qué estamos hablando? ¡Saquemos a la feminista alterada!”. Está esa cuestión de ir creciendo y darnos cuenta nosotras, el feminismo viene a romper con un montón de cosas. Decidimos ponernos esa bandera y hay palabras que en nuestra vida cotidiana nos hacen ruido…imaginate en el contexto de un montón de pibas que estamos trabajando un espectáculo en colectivo.

¿Qué discursos deconstruyeron y cuáles construyeron a través del espectáculo?

Candi: Queríamos que el contenido nos ponga a discutir entre nosotras. Romper un poco con lo que establece el formato murga, de que hay un solo letrista y viene a traer el espectáculo en bandeja. Queríamos que sea algo construido y discutido por todas y claramente fue un desafío, porque somos muchas y hacia atrás tenemos muchas experiencias distintas.

Lucha: Hay una parte en la que cuestionamos las publicidades y la ridiculez que plantean a veces. Empezamos a deconstruir eso también y a pensar en que a nosotras nos marcó toda la vida la cuestión de la publicidad sobre la menstruación por ejemplo, o la de cuando no podés hacer caca…

Vicky: También está Nancy que es un personaje re sumiso al principio, y después termina renunciando a su trabajo y empoderándose, hasta da un discurso en la calle.

Candi: A mí la imagen que más me marca es la del Feminómetro, porque fue algo que nos pareció re chistoso y de repente pensamos “bueno, pero entre nosotras qué? ¿Nos medimos entre nosotras? ¿Cómo nos tratamos? ¿Cómo hablamos de feminismo?” Es romper con eso que la sociedad alimenta todo el tiempo, de estar midiéndonos entre mujeres. Yo siento una responsabilidad inmensa porque somos una murga feminista y no es que ya logramos deconstruirnos y venimos a transmitirles la posta de nuestras discusiones (parodiza).

Juma: Hay algo que yo viví en lo personal, y creo que muchas compas no se dieron cuenta, pero dentro de estos procesos que nos planteamos en la murga a mí me pasó de identificar la violencia que yo manejaba como persona en la vida, en todos mis espacios… y fue re loco porque la primera intervención que pensaron para mí, era la de una compañera que se violentaba y se enojaba, me pusieron en ese rol. Yo en ese momento no me di cuenta, para mí me salía natural pero ¿qué tan bueno estaba que me salga natural? Actualmente en el espectáculo, más allá de que grito, mi rol no es el de la que se enoja y se violenta… es el de la que agita la marcha.

¿A quiénes le hablan? ¿Pensaron un público cuando cranearon las letras?

Lucha: Hay cosas puntuales destinadas para ciertas personas,eso es evidente (risas). No sé, a mí me pasa que cuando canto pienso “Uy, esto se lo diría a tal”, o a veces yo misma me estoy interpelando. A mí me parece súper interesante pensar que podemos llegar a gente que tal vez no hubiera pensado en lo que nosotras planteamos si no hubiera escuchado a la murga. Tiene diferentes partes, algunas son puntuales para algunes, otras son para nosotras y otras que son para el público en general. A veces pensás “esta parte le va a gustar a tal persona que sé que va a estar ahí“.

Candi: Por ahí es muy fácil hablar de ciertas cuestiones con terminologías muy hermosas, cuando pensamos igual y no hay discusión. Al cuplé de Malo intentamos bajarle un poco las emociones, porque si yo me junto con ella (señalando a Juma) es probable que pensemos “¡ahhh qué linda feminazi!” y nos caguemos de risa y queramos prender fuego todo, pero es un código que manejamos quienes estamos en cierto ambiente y sabemos cómo decimos las cosas, de qué forma, con qué sentido y con qué objetivo. Ahora, es toda una posición política pararnos y decir: “Yo no te culpo por lo que sos, porque sos el hijo perfecto de esta sociedad machista”, porque queremos interpelar a personas que quizás no han tenido espacios o lugares para discutir. ¿Cómo generamos una discusión sana con un público que no sabemos qué está preparado para escuchar y qué no? Me parece que es eso y es un aprendizaje que todo el tiempo se va midiendo con el público.

¿Cómo ven el ambiente local murguista en Santa Fe?

(Risas de todas)

Juma: Lo dijimos en el espectáculo, quedó muy claro qué pensamos de los murgueros de Santa Fe. Son todos unos machirulos y se hacen los feministas.

Vicky: Bueno, igual no vamos a generalizar…

Juma: Dale, ¿a quién salvás? (Más risas)

Candi: Yo, que vengo de Paraná y veo lo que es el Colectivo Murguista de Paraná, anhelaría que existiera algo así en Santa Fe. No existe, se ha intentado pero nunca existió. Hubo un par de grupos de Whatsapp y de Facebook pero murieron. Hemos hecho pequeñas cositas como Colectivo pero no es el laburo que hace el Colectivo de Paraná. Hay murgas muy viejas, nosotras nos llevábamos bien con algunas murgueras más jóvenes porque coincidíamos en algunas miradas, y después el feminismo nos volvió a alejar, pero claramente hay mucho alejamiento entre las murgas de acá y eso es un garrón.

Vicky: Yo lo viví desde el candombe, está muy en juego el tema del tradicionalismo y  los egos… Porque hay un colectivo y nos juntamos para cantar en las marchas, ponele, pero ¿en qué momento nos vamos a sentar todes para ver qué podemos hacer? Primero a debatir y conocernos las caras porque somos todes murgueres pero hay gente nueva que es re vieja, la idea del Colectivo es que sirva para algo, no que sea una simple etiqueta.

Candi: Las DamaJuanas hemos pasado por situaciones muy feas con algunas murgas en particular. Nos ha pasado que, ya constituidas como murga de mujeres, nos han dicho “Ah, la murguita de mujeres”.

Vicky: En la parte en la que Vale dice “¿qué información tenemos sobre esta murga?”, yo digo: “la murga Las DamaJuanas está musicalizando la toma, y para quienes no la conocen es una murga femenina, compuesta por un coro de cotorras” Todas esas fueron situaciones que vivimos, o escuchamos o nos comentaron.

¿Qué opinan de la frase de Hugo Brotos, uno de los dueños de la murga Falta y Resto, “para ser feministas en la murga no se necesita tener mujeres”?

Juma: ¡¡Que la sigan chupando!! Pobres, están re cagados porque hay cada vez más murgas de mujeres.

Lucha: Nos tienen miedo porque no tenemos miedo.

Juma: Pobrecito, va a perder todo lo que tiene ese chabón.

Lucha: Es una pregunta difícil de contestar porque todavía está re latente esta cuestión de que los varones nos quieren enseñar cómo ser feministas, cómo ir a las marchas, cómo no enojarnos…Me parece que ahí está la importancia de lo cooperativo en la murga, en la Argentina no hay una murga que tenga dueño, creo que no hay ni una. Pero es terrible que haya un tipo que les diga a las pibas “ustedes no salen este año porque yo no firmo”.

Juma: Hasta en los espacios de mayor lucha sigue habiendo varones impidiendo que las mujeres sigan avanzando y eso también tiene que ver con el lugar que las compañeras le dan a esos varones.

Candi: Pasa que el carnaval en Uruguay es otra cosa, hay mucha plata en el medio y me parece que en esos términos la mujeres terminan cayendo en los mismos términos de siempre: vende o no vende, de qué forma vende. No creo que el chabón tenga una idea formada sobre el feminismo, está viendo si les entra plata o les sale plata.

Lucha: Y sí, quizás la Falta lo haya hecho porque “en este momento está explotando el feminismo, bueno, metamos pibas”. En el carnaval, el resto de las agrupaciones parodistas son hiper-machistas, y la gente aplaude que la Falta haya metido pibas, pero después se ríe de un chiste sobre el tamaño de las tetas de una mujer, es una discusión aparte.

#FEMINISMO #MURGA #MÚSICA

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