Un club de compasión con sede en Vancouver, la capital canadiense, compraba drogas ilegalizadas, las analizaba y luego las distribuía a sus miembrxs para reducir los riesgos de sufrir daños, como las sobredosis.
A principios de marzo debieron presentarse ante el Tribunal Federal para argumentar por qué Health Canada, el equivalente al ministerio de salud, debería haber trabajado con ellxs para ayudar a salvar vidas durante la actual crisis por sobredosis de drogas que atraviesa el país.
En 2021 el club de compasión había presentando una autorización a la cartera de salud de Canadá para obtener una exención a la Ley de Sustancias y Drogas Controladas que les permitiera comprar, manipular y distribuir heroína, cocaína y metanfetamina. Una exención permite eximir a una persona o grupo de las reglas generales de una ley.
Pero la institución sanitaria denegó la exención en 2022 y el club siguió con su tarea de todas formas. Sus fundadores presentaron una solicitud de revisión judicial y decidieron mantener la acción directa para continuar reduciendo daños durante la crisis, incluso si eso significaba violar la ley.
El club de compasión es una figura que gestionó el Frente de Liberación de Usuarixs de Drogas (DULF) y la Red de Usuarixs de Drogas del Área de Vancouver (VANDU). En Columbia Británica, donde se encuentran, está el epicentro de la crisis de intoxicación por drogas que enfrenta Canadá.
En el momento de su solicitud a Health Canada, 8.000 personas habían muerto a causa del suministro no regulado de drogas, desde que se declaró una emergencia de salud pública en 2016.
El 7 y 8 de marzo, los abogados del DULF y la VANDU pasaron por el Tribunal Federal de Canadá para argumentar que Health Canada fue irrazonable e inconstitucional cuando se negó a dar la exención.
Si bien las audiencias terminaron, la decisión del tribunal sobre la exención que solicitó el club de compasión podría tardar de 2 a 4 meses. Según el medio especializado Talking Drugs, el fallo podría tener un impacto radical en las leyes sobre drogas de Canadá.
Los clubes de compasión salvan vidas, según los datos
A pesar de no tener permiso, DULF y VANDU sabían que era necesario mantener un suministro de drogas seguro para salvar vidas. Dirigieron el club durante aproximadamente un año hasta que fue cerrado en octubre de 2023, cuando la policía de Vancouver allanó las casas y lugares de trabajo de Eris Nyx y Jeremy Kalicum, cofundadores del club. La policía aún no ha presentado cargos.
Lograron demostrar los beneficios del acceso seguro a drogas analizadas. Sus resultados se publicaron en una investigación poco después de su cierre, revelando que el club logró minimizar los riesgos de sufrir sobredosis en sus miembros.
Ningún miembro del club murió durante su funcionamiento. Según las conclusiones del estudio, “la inscripción en un club de compasión no autorizado se asoció con reducciones en cualquier tipo de sobredosis no fatal”.
Según las conclusiones del estudio, “la inscripción en un club de compasión no autorizado se asoció con reducciones en cualquier tipo de sobredosis no fatal”.
De los 47 participantes del estudio, el 72% había tenido una sobredosis en los tres meses previos al ingreso al club. Sin embargo, solo un 47% informó que experimentó una sobredosis no mortal durante los 12 meses relevados por la investigación .
Solo en Columbia Británica, en 2023 murieron 6 personas por día a causa de la crisis de salud pública por el acceso ilegalizado a las drogas. En ese contexto, la evidencia demuestra la importancia de estas intervenciones que salvan vidas.
El modelo del club de compasión también fue apoyado por el “Panel de Revisión de Muertes” del gobierno provincial, que investigó los decesos por intoxicación de drogas en Columbia Británica.
El principal objetivo del panel recomendación era que el gobierno desarrollara de forma urgente el acceso no-médico a un suministro regulado para reducir las muertes, solicitando una exención. Básicamente, esto pondría en marcha un programa similar al club de compasión. Sin embargo, el gobierno rechazó la recomendación del panel el mismo día en que fue recibido.
En un comunicado de prensa, quien fue miembro del club de compasión del DULF, Howard Calpas, afirmó que el rechazo de la exención “era una tontería”.
“La gente está muriendo. Odio el hecho de que cada semana descubro que otra persona que conozco ha fallecido. Las drogas no son el problema, sino las drogas contaminadas”.
“Me sentí muy decepcionado. La gente está muriendo. Odio el hecho de que cada semana descubro que otra persona que conozco ha fallecido. Las drogas no son el problema, sino las drogas contaminadas; eso es lo que está causando este dolor”, añadió.
Como dijo Nicole Luongo de la Coalición Canadiense sobre Políticas de Drogas en un comunicado de prensa: “el club de compasión DULF es una respuesta liderada por la comunidad a una crisis prevenible. Se basa en una larga y diversa tradición de organización desde abajo”.
“La acción directa del DULF para prevenir la muerte por sobredosis será justificada por la historia”, aseguró Aaron Bailey, miembro del DULF.
