El cannabis medicinal volvió a estar en agenda después de que Patricia Bullrich aprovechara el caso “Cachiporri” para hacer show en LN+ el pasado martes 13 de febrero. A raíz de esto, la Ministra de Seguridad desplegó una estrategia de derribo que continuó al día siguiente el presentador Eduardo Feinmann y el médico mediático Claudio Zin, en el mismo canal. Usaron el caso para desprestigiar las políticas que democratizaron el acceso al cannabis medicinal, catalogándolas de “decretos kirchneristas”, como dijo Bullrich, que solo sirvieron para hacer un “carnaval de cannabis medicinal”, según Zin.
Sobre las consecuencias del panorama que se vislumbra, el abogado penalista Andres Bacigalupo consideró en diálogo con Mate que “el nuevo gobierno ha encontrado una ´peculiar forma de interpretación´ de las reglamentaciones vigentes (provenientes de la gestión anterior) para arrebatar a la ciudadanía el acceso a esta planta y sus derivados, y direccionarlo a sectores concentrados de la economía”.
En diálogo con Mate, el abogado Piero Liebman opinó que “obviamente la ley y el proceso regulatorio del cannabis es un camino y en este camino aún no llegamos al final. Tiene imperfecciones y muchas cosas por mejorar. Pero el hecho de plantear que fue malo per se, porque fue una norma del gobierno anterior, resulta muy preocupante”.
Además de desinformar y mezclar datos de Reprocann y con los del registro de fitomejoradores (criadores de genéticas) de INASE, las declaraciones alertaron a las personas inscritas en estos registros. La idea del “carnaval de cannabis medicinal” que plantean niega el impacto de una política pública que reconoció la soberanía en el acceso autónoma a una planta que mejora la calidad de vida de cientos de miles de usuarios.
La estrategia de derribo intenta empañar el trabajo de cientos de criadorxs, profesionales de la salud, cultivadorxs, emprendedorxs y militantes que formalizaron fuentes de trabajo, dieron acompañamiento a pacientes y aportaron conocimiento con los decretos que adjetivan como kirchneristas, pero que son fruto de una lucha colectiva de la militancia cannábica.
Para Liebman, lo más relevante es que se ve una voluntad política de asociar el cannabis al narcotráfico. “Desde mi perspectiva, ‘narcotraficante’ o ‘terrorista’ son adjetivos calificativos con un alto contenido político y muchas veces para fortalecer una imagen política, cualquiera puede convertirse en narcotraficante de un día para el otro, con muy pocos argumentos y con muy pocos elementos de fondo. Es decir una persecución al narcotráfico puede ser un pibe que tenía 3 plantas en su casa”, entiende el abogado que asesora en la constitución de sociedades comerciales, asociaciones civiles y cooperativas que trabajan con cannabis medicinal.
Foto de Raúl Ferrari (Télam) en Marcha por la marihuana de Argentina.
¿Qué va a pasar con Reprocann?
Si bien no se confirmó oficialmente, la semana pasada circuló información sobre la continuidad del Reprocann por dos vías diferentes, de cara a la incertidumbre generalizada que viven usuarixs, cultivadorxs y las ONG cannábicas con personería jurídica.
El 20 de febrero se dieron a conocer declaraciones desde el Ministerio de Salud en una nota publicada en diario Perfil, donde aseguraban que “no se va a cortar el cannabis medicinal (…) Pero sí se va a trabajar en la resolución vigente del Registro”.
En la nota mencionada el secretario de Lucha contra el Narcotráfico, Martín Verrier dijo que “Es necesario promover el uso medicinal del cannabis, pero del mismo modo que se regula el resto de las medicinas psicoactivas que existen en el mercado. El cannabis es la única medicina que se autocultiva” Además, manifestó el interés del gobierno en que “los laboratorios tengan bien custodiados los precursores químicos y piensan trabajar de ese modo con el cannabis”.
En limpio: al nuevo gobierno le interesa el cannabis medicinal siempre y cuando sea producido en laboratorios, restringiendo el autocultivo, barriendo con el cultivo en red y con la elaboración artesanal de preparados medicinales.
La intención de limitar el cultivo se confirmó en la última edición de Señales de Humo, el newsletter quincenal del periodista Fero Soriano, donde contó que la cartera de Salud reafirmó que “el Reprocann va a seguir” pero a la vez quieren “dar de baja la resolución ministerial y la reglamentación de la ley que pauta las condiciones para estar autorizado”. El escenario para el autocultivo y para las ONG autorizadas a cultivar para terceros no parece alentador.
En este sentido, Bacigalupo reafirmó que “con fundamento en nuestro pasado, el pronóstico indica que estos retrocesos disfrazados de ‘orden’ desembocan en nuevas cruzadas punitivo-represivas, necesarias para implementar eficazmente reformas económico-sociales tan radicales como las de este tipo” reafirmó. En resumen: anticipó que puede darse un incremento de allanamientos y persecuciones penales a los considerados “no aptos” para cultivar y trabajar esta planta.
¿Cómo sería el escenario sin Reprocann?
La planta no puede separarse del plano político y los intereses económicos, pero para eso necesitamos comprender cómo repercuten las decisiones del gobierno en términos jurídicos. En ese sentido cabe preguntarse ¿qué diferencia hay entre la/s resolución/es que quieren modificar y el decreto reglamentario que crea el registro?
Vamos por partes: con el Decreto Reglamentario N° 883/2020 se aprobó en noviembre de 2020 una nueva Reglamentación de la Ley Nº 27.350 de Cannabis Medicinal. En el Art 8° del Anexo I del decreto se crea el programa Reprocann, con el que se autoriza el cultivo de cannabis con fines medicinales, tanto personal como para terceros, vía cultivo solidario u organizaciones civiles sin fines de lucro.
Ahora bien, las bases del funcionamiento del Reprocann llegaron posteriormente, en la Resolución 800/2021, a través de tres anexos que integran la misma. Luego fue modificada por la Resolución 673/2022.
Más tarde vino la Resolución 782/2022 que derogó la Resolución 673/2022 para reemplazarla y sustituyó los anexos II y III de la Resolución 800/2021 volviendo a modificar aspectos del rango de cultivo permitido y del consentimiento informado bilateral. De la misma forma, incorporó el ANEXO IV que aprobó nuevos rangos permitidos de cultivo para las ONG. Por último llegó la Resolución 766/2023 que cambia el plazo de la autorización de 1 a 3 años.
Según el abogado penalista, las decisiones que plantea el nuevo gobierno “nos llevarían paulatinamente al régimen legal del Decreto Nº 738/17, dictado durante la gestión del presidente Mauricio Macri, que disponía un acceso al cannabis profundamente restrictivo e inaccesible”.
Bajo aquel régimen sólo podían acceder las personas que sufrieran exclusivamente de epilepsia refractaria, para ingresar al entonces llamado Registro Nacional de Pacientes en Tratamiento con Cannabis (Recann). Además se enfrentaban a los elevados costos para conseguir el suplemento dietario Charlotte’s Web, que ascendía a más de 300 dólares incluyendo el costo de importación.
En relación al autocultivo, Bacigalupo explicó que la antigua reglamentación dejaba prácticamente sin sentido y aplicación al artículo Nº 8 de la Ley Nacional 27.350, que prevé la creación de los registros de cultivadores. “Un artículo cuya sanción fue producto de una ardua lucha por parte de la ciudadanía, a través de las organizaciones sociales y familias que participaron democráticamente con su voz, en aquel histórico episodio de la legislación argentina”, recordó.
¿El final de esta historia? el mismo de siempre. El especialista asegura que esto puede generar un profundo proceso de batalla cultural, legal y social, que se librará más temprano que tarde en el terreno del Poder Judicial, como es lógico en una república con división de poderes. “Ya sea con una lluvia de amparos de salud o en los juzgados penales, puede manifestarse un escenario que pondrá la lupa sobre la interpretación, alcance y reconocimiento de los derechos humanos involucrados en juego”, concluyó.
Para darle magnitud al grupo de personas que quedarían expuestas a las consecuencias de la Ley de drogas 23.737 hay que tener en cuenta que en octubre de 2023 el Registro del Programa Cannabis contaba con cerca de 300 mil personas registradas y 42 Organizaciones No Gubernamentales (ONG) en todo el país.
En cuanto al cultivo en red o asociativo, el escenario también es complicado. Es sabida la demora en la aprobación de las solicitudes de Reprocann, tanto de pacientes como de las ONG que se inscribieron para abastecer de cannabis a sus asociadxs.
De cara a las demoras y cuestionamientos al Reprocann, las asociaciones civiles que integran el Consejo Consultivo Honorario (CCH) de la ley 27.350 y que trabajan actualmente con cannabis medicinal, enviaron una carta al Ministro de Salud Mario Russo para que motorice las aprobaciones.
Nota de las organizaciones cannábicas del CCH al Ministerio de Salud by Revista MATE on Scribd
¿Qué vienen haciendo las ONG cannábicas?
Las asociaciones civiles garantizan que cientos de personas puedan mejorar su calidad de vida de forma legal, comunitaria, local y segura, disputando la demanda al mercado desregulado y fomentando el crecimiento de espacios de asociativismo orientados al bien común.
Para conocer de primera mano cómo trabajan, Mate conversó con integrantes de cuatro ONG que integran el CCH de la ley de cannabis medicinal.
Cultivo Mi Medicina nació en 2014 en la ciudad de Bahía Blanca. La asociación está integrada por un equipo interdisciplinario de profesionales. Además conforman el CCH 2023-2025 y el Consejo Asesor de Políticas de Cannabis en el Municipio de Bahía Blanca.
Karina Romanelli, presidenta de la asociación, explicó que actualmente garantizan el acompañamiento médico de alrededor de 350 familias. Para poder abastecer a tantos socios, trabajan con un cultivo comunitario: entregan los plantines ya cuantificados y lxs socixs donan las inflorescencias para que puedan elaborar el aceite, cuantificarlo y ayudar cada vez a más familias.
Gracias a un proyecto en colaboración con Ministerio de Ciencia y Tecnología y con la ONG de Cannabis Medicinal Río Negro, en el año 2022 pudieron terminar un estudio para saber el perfil de fitocannabionoides y terpenos de las plantas que trabajan, con el objetivo de entregar platines adecuados a las patologías de sus socixs registradxs en el Reprocann, teniendo en cuenta la indicación del profesional de la salud que lxs acompaña.
Taller dictado por integrantes de Cultivo Mi Medicina para sus asociadxs.
Plantar y Crecer Libre está integrada por mujeres y familias al cuidado de personas con discapacidad, cultivadorxs solidarixs y profesionales de la salud de distintos ámbitos, que trabajan en el estudio, la observación y la divulgación de las propiedades terapéuticas de esta planta.
Son conocidos por ser de las primeras asociaciones en garantizar un consultorio orientativo de cannabis medicinal que funciona a través de la salud pública. Lo hicieron posible junto al hospital provincial Fiorito de Avellaneda y la dirección de prevención de enfermedades no transmisibles del Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires. También fueron noticia por el trabajo que hicieron para lograr 1.000 vinculaciones solidarias a Reprocann.
Registro de uno de los cultivos llevados adelante por miembros de Plantar y Crecer Libre.
Evolución Verde nació en 2018 pero sus integrantes cultivan hace más de 30 años. Llevan 6 años manteniendo más de 80 genéticas enumeradas, que analizan anualmente en diferentes laboratorios para conocer su perfil de cannabinoides y terpenos, así como también sus respectivos derivados.
Está conformada por fitomejoradorxs, cultivadorxs, usuarixs y profesionales de la salud que además de informar, capacitar y cultivar, elaboran fitopreparados y realizan seguimientos terapéuticos con profesionales de la salud, sumando experiencias y conclusiones de distintos quimiotipos de plantas con resultados favorables en múltiples patologías.
Perla Peralta cuenta que producen fitoderivados como aceites, tinturas, pomadas, cremas y óleos de diferentes quimiotipos. “Sumado a los resultados de los seguimientos terapéuticos, podemos saber el impacto positivo que tiene la planta en la vida de lxs usuarixs y determinar qué quimiotipo es mejor para cada patología”, explicó.
Miembrxs del CCH (2023 - 2025) en la primera reunión con el Ministerio de Salud.
La Fundación Yungannabis opera bajo la órbita de la ley 27.350 reconociendo el uso terapéutico del cannabis como un derecho fundamental, para que muchas personas puedan acceder de manera segura, estable y de calidad, a cannabis y a sus fitopreparados. Tienen un compromiso activo con la investigación científica, la educación y la capacitación, centrándose en la divulgación.
Cultivadora y co-fundadora de Fundación Yungannabis junto a uno de sus cultivos.
Este año lanzaron la primera investigación empírica sobre los fitopreparados que elaboran y su acción terapéutica. “Este año tenemos planeado que un equipo interdisciplinario de 15 profesionales de diversas áreas de la salud lleve a cabo un seguimiento para obtener una comprensión más precisa del impacto en la salud de nuestros miembros. Los resultados serán presentados al gobierno de la provincia de Tucumán y al Observatorio de Cannabis”, nos contó Felipe Herrera Locascio, uno de los fundadores.
Lo que se viene
Para Bacigalupo el panorama queda bastante claro: las declaraciones sobre la modificación de la resolución del Reprocann apuntan lisa y llanamente a destruir la voluntad de soberanía popular en el acceso a esta planta.
“Son conquistas que se consiguieron incluso con el fuerte empuje de la comunidad científica, médica y las organizaciones sociales que nuclean a cultivadores y usuarios medicinales, durante la presidencia de Alberto Fernández”, opinó el penalista en diálogo con Mate.
En Argentina Reprocann reunió a un núcleo significativo de usuarixs que decidieron satisfacer su propia demanda de cannabis a través del autocultivo. Identificó y contempló la historia de construcción de redes de organizaciones y asociaciones civiles que ya trabajaban la planta y actualmente gozan no solo de reconocimiento jurídico, sino también de legitimación social.
Además, reconoce que “resulta impostergable crear un marco reglamentario que permita un acceso oportuno, seguro e inclusivo y protector de quienes requieren utilizar el cannabis como herramienta terapéutica”. Otras experiencias a nivel internacional demuestran que, en un marco de seguridad y calidad, junto con el acompañamiento médico, se reducen los daños potenciales que el uso de cannabis proveniente de un mercado no controlado puede producir.
Sin ir más lejos, la semana pasada Alemania —país al que aspira especialmente el presidente Milei— legalizó la posesión y consumo de hasta 50 gramos de cannabis recreativo. El proyecto fue propuesto por el ministro de Sanidad, Karl Lauterbach, quien argumentó que él mismo durante muchos años estuvo en contra de la legalización, pero es la ciencia la que dice ahora que hay que seguir este camino.
