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Los principales investigadores de las drogas darán un seminario en español

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Imagen de Adriel Radovitzky
Fundación Lobeliana está recolectando los libros legendarios sobre drogas para formar una biblioteca de bibliotecas psicoactivas. Para financiar el proyecto, reunieron a los más destacados investigadores para dictar un seminario sobre la historia de las drogas. Esta es una conversación entre psiconautas, con Benjamín Gelcich y Manolo Torres.

Lxs principales investigadorxs de la historia de las drogas, de la generación legendaria y de la más joven, fueron reunidos por la Fundación Lobeliana para dictar un seminario intensivo de 4 meses, a partir de agosto, con una clase por investigador.

La lista es larga, tanto como los motivos para asistir: opio, hongos, coca, LSD, ayahuasca, wachuma, iboga, plantas tropánicas, cebil, por mencionar sólo algunos temas.

No es exagerado decir que lxs docentes serán lxs más destacadxs investigadorxs y de talla internacional, como Giorgio Samorini, Stacy Schaeffer, ó Luis E. Luna. Y si bien estos provienen de todas partes del mundo, el seminario será íntegramente dictado en español.

Contando con leyendas vivas como Jonathan Ott (quien fuera parte del equipo de investigación y colaboradores de G. Wasson, junto a Albert Hofmann) otra característica de este encuentro será la de reunir el legado de varios investigadores, apostando a un cruce intergeneracional para mantener viva la llama de una tradición de estudios y de prácticas que se definen como psiconáutica. Y que reunirá actores tradicionales y vanguardistas a la vez, provenientes de áreas tan heterogéneas como la antropología, arqueología, farmacología, psicología, etnobotánica, arte e historia del arte.

Tomemos por caso a Constantino “Manolo” Torres (a quien entrevistamos en esta entrega), hemos de remarcar que la publicación de algunos de sus trabajos sobre arqueología de sustancias psicoactivas en Sudamérica datan de 1987. Manolo fue además profesor emérito de Historia del arte en la Universidad Internacional de Florida (Miami, EEUU), y se ha especializado en etnobotánica precolombina.

A su vez, Lobeliana ya había realizado en diciembre pasado un simposio presencial en Quinguilio, en el sur de Chile, con muchos de estos mismos expositorxs. Esta vez con la edición virtual, el factor tiempo y distancia serán condicionantes menores.

Lobeliana (de la planta “Lobelia” y su alcaloide lobelina) viene realizando desde que se fundó (hace solo 3 años) distintas actividades para financiar su proyecto matriz: una colosal biblioteca de bibliotecas psicoactivas, a partir de la recaudación de fondos y de las donaciones que distintos investigadores internacionales vayan haciendo. Lobeliana ha lanzado, por su parte, un libro sobre hongos psicoactivos de Chile, y viene dando un taller de investigación y escritura sobre drogas y fake news.

A continuación dejamos por escrito una charla mantenida con Benjamin Gelcich, fundador de Lobeliana, junto a su amigo, colaborador y gran investigador Manolo Torres.

Libros Enteogénicos: ¿En qué consiste la “Biblioteca de bibliotecas” de Lobeliana?

Benjamin Gelcich: Lobeliana surge de una pasión bibliotecofílica, de charlas que tuve con Manolo hace varios años. Hablábamos de las colecciones importantes, libros que son clave que se conserven. Manolo me comentaba que muchas de estas colecciones de investigadores se perdían, por el tabú del tema, o se desperdigan en colecciones más grandes. Lobeliana nace en cierta forma por eso, como un espacio para cuidar colecciones relevantes para estos temas, asegurándoles a esas personas coleccionistas la unicidad y continuidad de su biblioteca, cuando ya no compartan esta tierra con nosotros. Al presente contamos con la carta de donación de Jonathan Ott, Manolo Torres, y varios libros que nos quiere donar Dennis Mckenna. Sucede que muchos de estos investigadores ya son gente entrada en edad, y que muchas veces sus colecciones de libros se pierden.

LE: ¿Este proyecto ya está en marcha?

BG: Estamos trabajando, viendo de un lugar físico, cerca de un Parque Nacional en Pucón. Estamos buscando fondos para poder realizarlo.

LE: ¿Hay una idea sobre el tamaño, la extensión, de la biblioteca?

BG: Para la primera etapa pensamos unos 8 mil libros. No es tanto, pero necesitamos eso para empezar a andar. En una etapa posterior, imagino una restauración de bibliotecas. Por ejemplo, ver cuál es la lista de libros que Gordon Wasson donó a Hardvard, y armarla, clonarla, recrearla. Pero la primera etapa es esta, 8 mil libros con una residencia para 8 personas. En nuestro proyecto final sería para 15 residentes, con laboratorio, jardín botánico (de exóticas y nativas), un fungario y una imprenta editorial, además de la biblioteca y sala de conferencias.

LE: Un proyecto ambicioso, en el buen sentido.

BG: Es que queremos tener un centro que permita instalarse a investigar libremente. Pensado para investigadores académicos pero también para provenientes del mundo de las artes, independientes. No vamos a cerrar ninguna puerta por no tener un doctorado. Lo importante es el interés real, la intención. Y es que al cuidar las bibliotecas y su curaduría, cuidamos el relato y todo aquello que se ha intentado reprimir mediante las “cacerías”, las persecuciones políticas, ideológicas, religiosas, sobre estos temas.

Manolo Torres: Y pensando en el futuro: las bibliotecas pueden ser espacios de residencia, de conferencias. En una conferencia como la de MAPS en Denver, con tres mil asistentes, no hay posibilidad de ningún tipo de intimidad de la que estos temas requieren. Se ha convertido en una cosa capitalista.

BG: Buscamos gestar un lugar de reflexión profunda. Nos interesa generar relaciones humanas. En el simposio de diciembre fuimos 70 personas pero estuvimos 5 días apartados de la civilización. Se generaron lazos muy profundos, y eso fue lo más importante. También estaba la cuestión del viaje, para llegar a Conguilio. Para la gente de Chile es un viaje largo ¡imagínate para el resto! Es un lugar con una naturaleza única, muy especial, al que se llega pasando frente a un volcán. La gente que vino ya con un switch mental, llegaba con apertura, por la idea del viaje. Se trata de viajes psíquicos también, pero en este caso se trataba de un viaje real, un cambio. Cuando uno está en un lugar alejado, no se puede ir, la concentración se aprieta, uno está ahí, no puede salir.

MT: También el paisaje, o la forma geológica del lugar, es envolvente. Era como el escenario, o más bien una gran plaza, que se extendía. Todas las cabañas disueltas en el paisaje. Eso contribuyó. Pues una vez hicimos una conferencia en Uxmal, escogimos un hotel de esos a la vera de la carretera. Había gente interesante, estaban los Shulgin… Carl Ruck. Pero ahí nada sucedió. La gente se desperdigaba. Era un hotel impersonal.

LE: ¿Con respecto al seminario virtual por venir, qué es lo que lo motivó?

BG: Una de las razones es el reciente interés en Latinoamérica sobre estos temas. Me he visto envuelto en varios debates y conversaciones actuales, de nuestra generación, y empecé a darme cuenta que aquí en el sur está siendo necesaria una base para enriquecer estos puntos de vista. Le pusimos Historia de las Drogas, no “de plantas sagradas” para limpiar y resignificar el concepto. Para no caer en el extremo new-age que está reflotando mucho. Pues mucho nos han inquirido acerca de por qué usamos ese término “droga” en vez de “planta sagrada”, y la respuesta es simple. Droga viene de droog, del neerlandés, donde quiere decir “hierba seca”, de ahí las herboristerías, las droguerías, donde se vendía opio, cáñamo, y cosas así, con suma neutralidad, sin estigma. Pero es una palabra cuyo uso ha sido deformado. Esto nos ha llevado a que mucha gente no nos haya querido auspiciar el evento.

Este es el momento propicio para hacerlo, para unir a las distintas generaciones que están investigando esto, hacer el cruce de esos mundos. Para encontrarnos, conocernos y compartir conocimiento. Nadie sabe cuanto más dure este encuentro intergeneracional. Lo digo porque hace 2 años a esta parte murieron C. Rätsch y Antonio Escohotado. Esa fue la alarma para realizar el simposio. Hay que hacerlo ahora, no son cosas que puedan esperar mucho.

MT: Murieron también los Shulgin (la última fue Ann en 2022) y también el amigo Ralph Metzner. Hay que apurarse.

BG: También con la biblioteca. Yo siento que ahora hay una relativa facilidad de poder traer libros de todo el mundo. Yo no sé si en 2030 vamos a tener la misma paz y los mismos recursos que ahora. Sumado a la inteligencia artificial y su capacidad de censura masiva, más la destrucción de la credibilidad de internet. Los estados belicosos, las edades de los propios investigadores que ceden su conocimiento. Siento que esto tiene que hacerse ahora, en Latinoamérica, un lugar de los más seguros del planeta en cuanto a recursos y distancia de las guerras.

LE: Volvamos al término droga. Entiendo que insisten en instalar su neutralidad. ¿Lo mismo cuenta para psiconáutica, verdad? pues se trata de la navegación y la exploración de la psique por el hecho en sí, desprovisto de ponderaciones y valoraciones morales. Ahora bien. ¿Qué hay con el supuesto “renacimiento” psicodélico” ¿Cómo lo ven? ¿No perciben cierto aire medicalista y moralista en ello?

MT: Yo tengo mi objeción personal por muchas razones a usar el término “medicina” para describir la totalidad de este tipo de drogas. Ya eso implica cierto nivel de cristiandad. La idea de que todos estamos enfermos (un pecado original) del que debemos sanarnos. Me parece una noción muy nociva. En algunas circunstancias el nombre “medicina” puede ser aplicado, pero creo que en general, esta cosa de que todos estamos jodidos y hay que curarnos… yo no estoy de acuerdo. Lo mismo que “sagrado”, como señalaba William Blake: todo lo es. ¿Si estas plantas son sagradas por qué no lo serían aquellas? Todas lo son. ¿Por qué las jerarquías? es de lo más pernicioso de la humanidad.

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Imágenes de la concurrencia al Primer Simposio Psiconáutico. Chile 2023.

BG: Claro, le pusimos Simposio Psiconáutico porque todos excusaban la cuestión moralmente correcta con la cuestión médica. Todos los seminarios vienen siendo sobre “uso medicinal” “terapéutico”. ¡Pero si esto no es sólo medicina! ese es sólo un aspecto de la cuestión. También está la exploración, por decir una cosa más entre infinitas. Son elementos que comparten este planeta con nosotros. Reivindicamos “droga” porque es hierba seca ¿qué más neutro que eso? La aplicación es lo diferencial. Sobre el “renacimiento psicodélico”, Jonathan Ott se preguntaba por qué esa expresión ¡si esto nunca se ha muerto! Y es que se nota mucho cómo, terminado el estado teocrático, se deviene en un estado de bienestar una de cuyas herramientas para mantener los poderes paternalistas es “la enfermedad”. El chivo expiatorio se convierte en el enfermo mental, el drogadicto. Son formas de dominación. Pero las drogas no son más que una clase distinta de alimentos. Quizás alimentos del espíritu. Y en ese sentido, yo lo que veo es que esta sociedad está desnutrida.

LE: Claro, y plagada de sesgos moralistas, que terminan siendo sesgos cognitivos. Retomando la noción de jerarquías de las que hablaba Manolo, yo creo que acarrean “protofascismos”. En el sentido de que se valora lo que está bien como “bueno”, lo que está mal como “malo” y este tipo de operaciones discursivas no hace sino redistribuir sesgos morales por doquier, donde Droga será tabú y hace mal, mientras que medicina traerá la luz (por lo demás, siempre demasiado blanca) y esto supuestamente haría bien. Yo más bien creo que hay que volver a Paracelso y recordar que de lo que se trata es de la dosis, para discriminar entre remedio o veneno.

BG: Sí. También estamos ingresando a una etapa de la historia donde no podemos discernir lo que es real y lo que es mentira, con todo esto de la inteligencia artificial y las fake news.

MT: Esto ya lo decía Guy Debord, desde el situacionismo internacional, y en su ensayo “La sociedad del espectáculo”. ¿Saben de eso?

LE: Ese libro de 1967, con una vigencia total. Está escrito como sentencias o aforismos, donde postula básicamente que la imagen, lo escénico y cinematográfico-mediático se ha apoderado de la imaginación, haciéndonos perder entre representaciones alejadas de la realidad, a tal punto de confundir “verdad” y ficción. Bueno, a este respecto quería preguntarles, ¿qué papel creen ustedes que juegan las drogas psicodélicas (si es que juegan alguno) en esta distinción, entre lo real y lo ficticio?

MT: Yo entiendo que si nosotros lo concebimos, ya es realidad. Si logro imaginarme una imagen, esta es real. Si quieres lo no-real, bueno, ¡pues mejor ni pensar en eso! (risas).

BG: Comparto esa idea. Basta con imaginar algo para que sea real. ¿Dónde y cómo? no lo sé, no lo puedo comprobar. Pero si lo vi, es una experiencia. Claro que hay que tener cuidado ahí, porque están los delirios de gente que toma un psicoactivo y cree ya ser el mesías o la reencarnación de Jesús. Hay que establecer el discernimiento: ¿es una visión? ¿lo estoy viendo porque lo quiero ver? ¿o simplemente me está llegando?

MT: A veces está en el aire, y tú lo percibes.

BG: Claro, como una antena. Yo creo que podemos percibir y canalizar ideas, pensamientos e imágenes. Eso con psicoactivos se puede sensibilizar.

MT: Y también hay gente que toma esto y es como si nada. No le produce nada. Y a otro le impacta como a nosotros, lo suficiente como para crear entusiasmo.

BG: Y para dedicarle la vida a ello.

MT: Yo me lo preguntaba desde antes del comienzo de la entrevista ¿por qué hacemos todo esto? ¿Qué nos motiva más allá de la embriaguez? Estoy seguro que tiene que haber algo que nos motive más allá de esto. Es una pregunta mal formulada, no tengo la respuesta y ni siquiera estoy seguro de entender la pregunta.

BG: Yo sí la entiendo, porque también me la hago. Y la respuesta que me doy es que lo hago para estar tranquilo. Porque si no, sentiría que tengo algo pendiente. Tiene que ver con compartir las cosas que uno cree relevante para que otros las sepan. Si no lo hiciera no me sentiría tranquilo.

MT: Sentirías intranquilidad. Quizás también ingratitud. Esto me proviene de una visión que he tenido al tomar ayahuasca por primera vez, en mis últimos años de trabajar en la universidad. Yo me venía sintiendo muy malhumorado, cuando no debiera estarlo. En esta visión de ayahuasca super-hd apareció mi abuela, quien falleció a mis diez años, pidiéndome que no fuera ingrato. Y tenía toda la razón. No tenía motivos para serlo. Se me quitó de inmediato esa sensación.

LE: Hay una sensación también a la que se accede con regularidad creo yo mediante estas plantas, y es la de las ganas de compartir la dicha, el éxtasis y el bienestar con toda la humanidad. Una intuición que podría definir como: si todas las personas al menos tuviesen una oportunidad en su vida de experimentar esto, el mundo sería otro.

MT: Sí. Dentro de las versiones de la difusión de todo esto estaba la posición de Aldous Huxley, que pretendía que había que ir de arriba hacia abajo, compartiéndolo con las elites, y que así cambiaran las cosas. En contraste, la actitud de Tim Leary, más democrática, era “dárselo a todos”. Fue más problemática, pero más democrática. Yo personalmente se la agradezco porque de otra manera no hubiese accedido.

LE: Respecto a la pregunta tuya Manolo, “¿Por qué hacemos todo esto”? yo agregaría algo, y es que hay algo del sentido puesto en juego. En el sentido más amplio: me refiero al sentido de una vida. Por más solemne que suene.

BG: Me sale al tiro esta idea de que todo este problema surge en occidente a raíz de la idea de realidad, que se ha limitado solamente a una existencia del tipo material, eliminando todo el resto de las dimensiones de existencia que no son comprobables. Algunas de las cuales se acceden desde el éxtasis. Que han sido en varias culturas tradicionales las necesarias para los ritos de pasaje, para la transición de la niñez a la adultez por ejemplo. En occidente se ha reprimido eso y esto ha generado esa esquizofrenia occidental, este nihilismo. Falta una porción de realidad brutal, que nadie sabe dónde está, pero en verdad está prohibida, porque están negados los accesos.

MT: Todavía nos queda, como dicen los huicholes, “encontrar nuestra vida”. Es curioso que lo digan en plural, “nuestra vida” y no “mi vida personal” como lo diría un tipo de nuestra cultura. Está presente allí el sentido colectivo de comunidad.

LE: Yo retomo la palabra entusiasmo, que comparte la raíz etimológica con enteógeno. Generación de una fuerza divina en el interior. Claro que no nos estamos refiriendo al dios cristiano. Bueno, la crítica que Terence Mckenna le hacía al concepto es precisamente por su supuesto “tufo teológico”.

MT: El problema ahí es que se asume que hay una entidad que se asemeja a lo divino dentro de uno. Suena algo arrogante.

BG: Pero Jonathan Ott explica muy bien que enteógeno depende del contexto, no es para todo y siempre que se utiliza. Ahora estaba promoviendo la palabra psicóptico para sacarlo del uso religioso, místico o de deidades. Psicóptico sería “visión del alma”, en un contexto profano, por así decirlo.

MT: Sí, me gusta más que enteógeno. Pero este término está más pegadito a nosotros. Tardó bastante ser aceptado por la comunidad. Todavía quedamos personas vivas de aquella época.

BG: La última generación psicodélica.

MT: ¡No! ¡yo último de nada! (risas) deberíamos hacer una reunión de los viejitos y ver qué sucede ahí. (risas)

LE: Bueno, nuevamente la función de lo transgeneracional, ¿no? y poder trazar un horizonte de futurabilidad. En ese sentido, el subtítulo del simposio anterior llevaba primeramente la palabra “utopía” ¿Qué se imaginan ustedes por utopía?

BG: Utopía y ebriedad era como un juego, una cita oculta al libro de Jünger (Acercamientos, droga y ebriedad) donde se propone Psiconáutica, y donde la utopía se da si se llevan a la práctica los acercamientos, que son estos viajes al mundo intermedio, al borde de la muerte, en cierta forma.

MT: Para mí utopía sería un mundo con mínima jerarquía. Lugar exento de institución religiosa. Pero no de creencias ni de espíritu. Sin autoridades que nos controlen. Sin esas entidades. Para mí utopía es la colaboración entre seres humanos. Eso es la anarquía. Crear confianza en el prójimo, en los demás.

LE: Para ir concluyendo, Benjamín, en el seminario virtual por venir, tú te encargarás hablar sobre plantas tropánicas (chamico, el floripondio, daturas) ¿Quieres contarnos tu experiencia con ellas?

BG: Mi interés por ellas parte de los sueños. Empecé a soñar con daturas stramonium. Ese mismo año, empezaron a crecer en mi jardín, se llena. Empiezo a investigarlas. Mucha brujería del mundo está relacionada con estas plantas, mucho interés mitológico. Lo encuentro apasionante y poco abordado.

LE: Los sueños que mencionas ¿fueron inducidos, con la técnica de las flores debajo de la almohada?

BG: No, eso fue después. Al principio sólo aparecían, eran sueños simplemente. Fue una invitación.

* * *

Información del seminario

Formulario de inscripción acá.

Más información sobre el programa acá.

Podés postular a media-beca, escribiendo a contacto@fundacionlobeliana.org con una carta de motivos.

Benjamín Gelcich Constantino Manuel Torres

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