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De la guerra contra las drogas a la guerra de patentes psicodélicas

patentes psicodélicas
Imagen de Adriel Radovitzky
El auge del movimiento psicodélico significó una oposición contracultural al capitalismo. Ahora, las empresas compiten por patentar conocimientos y moléculas en el marco del capitalismo psicodélico. La captura de estas sustancias como agentes terapéuticos medicamentosos anuncia que el soma de Huxley ya no es ficción.

El capitalismo psicodélico crece como los hongos. La fructificación de patentes vinculadas a psilocibina fue exponencial. Según el rastreador de patentes de Psychedelic Alpha, desde que Sandoz registró su propiedad intelectual sobre la primera psilocibina sintética hasta 2015 inclusive, las patentes psilocíbicas eran poco más de 30.

Según el mismo buscador, para 2021 (cuando Gerber y colegas publican su artículo sobre ética y derechos de propiedad intelectual de la psilocibina) las patentes se habían multiplicado casi por cien, sumando alrededor de 260. Un año después, cuando publiqué mi primer artículo sobre capitalismo psicodélico en mayo de 2022, escalaban a más de 400.

De hecho, para enero de 2023, según el Centro de Ciencias Psicodélicas de Berkeley eran 483 patentes. Y si bien estos números pueden variar de acuerdo a los criterios que se establezcan para considerar si una patente pertenece o no (o qué tanto pertenece) a la categoría “psilocibina”, lo cierto es que hoy ya superan las 500 con seguridad, y hay en curso unas 65 nuevas.

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Imagen de Adriel Radovitzky

Cuando lanzaron ChatGPT 3.5 en 2022 lo primero que hice fue preguntarle por “capitalismo psicodélico”. Pero la inteligencia artificial no me supo decir con precisión de qué se trataba, pues no era “un concepto bien establecido o ampliamente conocido” hasta esa fecha —había sido entrenada con información hasta septiembre de 2021—. Insistiéndole con la pregunta en 2024, la versión actualizada resultó estar bien al día con varias de las particularidades de este fenómeno:

El término “capitalismo psicodélico” se refiere a la creciente integración de sustancias psicodélicas en el mercado capitalista, donde estas sustancias son comercializadas, investigadas y vendidas con fines de lucro. Esta tendencia ha cobrado relevancia en los últimos años debido al resurgimiento del interés en los potenciales beneficios terapéuticos y recreativos de las sustancias psicodélicas, como el LSD, la psilocibina (hongos mágicos), el MDMA (éxtasis) y la ayahuasca.”

Además de esta generalidad, ChatGPT puntualiza luego sobre algunos aspectos más específicos. Y al concluir, nos refiere con acierto que: “el capitalismo psicodélico representa una intersección compleja entre la ciencia, la medicina, la cultura y la economía”. Y no sin pretendida sensatez agrega que “a medida que este campo evoluciona, es crucial abordar tanto las oportunidades como los desafíos de manera ética y equitativa.”

Si se googlea este término en español (capitalismo psicodélico) se comprueba rápidamente que todavía hoy no es un asunto del que se hable tanto, y mucho menos del que se escriba. En cambio, si le exigimos al motor de búsqueda el término en inglés, aparecen decenas de links y hasta un pequeño manifiesto en defensa del capitalismo psicodélico (de James Hallifax, 2023).

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A la izquierda un frasco de la primera psilocibina sintética, indocybin, producida por A. Hofmann, a la derecha.

Ahora bien, que los análogos y derivados de la psilocibina no son algo nuevo se sabe desde que Hofmann sintetizara en 1958 moléculas como la indocibina (primer psilocibina sintética), la 4-AcO-Det en el mismo año y la psilacetina en 1963 (4-Acetoxi-DMT). Cabe mencionar también en su prontuario la 4-PO-DET (catalogada como CEY-19 ó “ethocibina”) y la CZ-74 (4-HO-DET).

De su primera psilocibina sintética, no podemos olvidar que el químico suizo dio a probarla a la mismísima Maria Sabina, chamana mazateca, quien supuestamente habría admitido que no encontró diferencia en la potencia de aquella con los hongos. Escribía Hofmann que: “…cuando nos despedimos de María Sabina y su clan, la curandera señaló que las píldoras tenían la misma fuerza que las setas, y que no había ninguna diferencia. Esto fue una confirmación, y del sector más competente en la materia, de que la psilocybina sintética es idéntica al producto natural. Como regalo de despedida la dejé a María Sabina un frasquito con pastillas de psilocybina. A lo cual le declaró radiante a nuestra intérprete Herlinda, que ahora podría atender consultas también en los períodos en los que no hubiera setas.”

Más allá de la dificultad de constatar la autenticidad del testimonio, cabe mencionar que hoy sabemos que los hongos psilocibios contienen otros alcaloides además de la psilocibina, que modulan el efecto psicoactivo generalizado. Tal es así que junto a la célebre molécula, cabe mencionar la baeocistina, norbaeoecistina, norpsilocina y norpsilocibina, que en sinergia producen un verdadero efecto séquito, no pudiendo reducirse el efecto del hongo tan sólo a la molécula que Hofmann logró aislar y sintetizar. Mención aparte, después de Hofmann vino otro gigante de la química, llamado Alexander Shulgin a presentar más variantes triptamínicas tales como:

• 4-HO-MPT (4-Hidroximetilpropiltiptamina):
Un análogo con un grupo propilo.
• 4-HO-DPT (4-Hidroxi-N,N-dipropiltriptamina):
Un análogo con un grupo dipropilo.
• 4-AcO-DPT (4-Acetoxi-N,N-dipropiltriptamina):
Un acetato de dipropiltriptamina.
• 4-AcO-MET (4-Acetoxi-MET):
Un acetato de metoxietiltriptamina.
• 4-AcO-MIPT (4-Acetoxi-MIPT):
Un acetato de metilisopropiltriptamina.
• 4-AcO-DET (4-Acetoxi-DET):
Un acetato de dietiltriptamina.

Alex Shulgin en su laboratorio, y sus dos grandes obras donde reunió la síntesis y experimentación de más de 200 moléculas psicodélicas.

Todas estas triptaminas (y otras tantas) pueden ser encontradas en la obra THIKAL del mencionado autor. Pero lo novedoso de las derivas que ha tenido el principio activo de los honguitos en los últimos años, es su tamizado capitalista-farmacéutico-corporativo. Esa extraña superestructura que ha dado en llamarse Capitalismo Psicodélico.

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Fuente: Lens.org

Vemos en el gráfico cómo ha escalado la propulsión de patentes recientemente, hasta 2022. Al respecto cabe aclarar algunas cuestiones: no es lo mismo una patente concedida (granted) que una cuya aplicación ya está en curso (patent application). En ese sentido, siempre son más las primeras, lógicamente. Los filtros establecidos para generar este gráfico, cuyo autor es Graham Pechenik, han sido más laxos que aquellos que rigieron para los números que estipulamos al comienzo de la nota. Es por ello que los números que vemos aquí son más elevados.

Es importante señalar que la solicitud de nuevas patentes no se dan a conocer hasta trascurridos 18 meses, con lo cual, no exageramos al suponer que de aquí a un año y medio nos estaremos enterando del copioso caudal que hoy se está registrando bajo nuestros pies en torno a propiedad intelectual de psilocibina.

También es menester mencionar que dichas patentes incluyen derivados o análogos de la molécula, pero mayormente procesos y métodos de síntesis, así como también posibles usos terapéuticos, lo que incluye retiros espirituales de lujo en países paradisíacos, con servicios all-inclusive. Sí, esto también es parte del mercado psicodélico capitalista, ¡y no de lo más accesible que haya, por supuesto!

Y mientras que la mayoría de las empresas farmacéuticas y compañías psicodélicas en general tienen intereses creados para con la psilocibina, contándose estas en varias decenas (se registran unas 90 de 2020 a esta parte), hay que decir que del total de empresas psicodélicas que se conocen hay una buena parte dedicada a otros psicodélicos (LSD, Ayahuasca, MDMA, Ketamina, etc).

Si alguna vez se concibió al movimiento psicodélico como el contrapunto antinómico y contracultural del sistema capitalista (como también de los estados totalitarios) en este momento ya no lo es. Habiendo sido capturados como agentes terapéuticos medicamentosos sin cuestionar demasiado las relaciones de poder existentes.

Si alguna vez se concibió al movimiento psicodélico como el contrapunto antinómico y contracultural del sistema capitalista (como también de los estados totalitarios) en este momento ya no lo es. Habiendo sido capturados como agentes terapéuticos medicamentosos, que brindan bienestar generalizado, mejoras de la cognición, la creatividad y aumento de la productividad, sin cuestionar demasiado las relaciones de poder existentes, los estados y empresas capitalistas obtienen de estas drogas todo lo que sus dispositivos modernos necesitan. El soma de Huxley ha dejado de ser ficción.

Lejos estamos de las eclosiones mentales y materiales inmanentes e inminentes; de la pretendida revolución interior y exterior, psiquiátrica o no; de poner en jaque al statu quo para una reconfiguración profunda y poderosa. Muy atrás nos ha quedado la nueva conciencia psicodélica. Mas lo que ha aumentado considerablemente son las empresas farmacéutico-psicodélicas que cotizan en bolsa.

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Hongo capitalista que acompaña el manifiesto de James Hallifax, “en defensa del capitalismo psicodélico” (2023)

Vemos también así como la propia arena psicodélica-mercantilista es un gran fake: por un lado inventos o descubrimientos que ya fueran de dominio público buscan ser re-apropiados por los nuevos mecenas del mercado psicodélico; por otro lado, supuestos hallazgos aún no comprobados buscan su precoz registro de propiedad intelectual, anticipándose a los hechos sólo por si acaso. De ahí en adelante comienza la carrera hacia el espacio interior mediante nuevas moléculas de todo tipo, muchas derivadas de la psilocibina, de las cuales haremos a continuación un breve repaso, tomando de referencia tan sólo 9 empresas concebidas este último año y medio (de febrero de 2023 a esta parte).

Filament Health (la misma compañía que desarrolló una “píldora de ayahuasca”) ha creado los compuestos PEX-010, 020 y 030: Psilocibinas naturales lingüales y sublingüales, a ser testeadas en ensayos clínicos para depresión, coma, alcoholismo, problemas cognitivos leves.

HAVN Life ha desarrollado cápsulas de adaptógenos en general, y de psilocibina en particular, de extractos que buscan la estandarización farmacéutica.

Nirvana Life Sciences está apostando por extractos de biomasa refinada y destilación fraccionada para psilocibina de alta pureza, con miras a ser utilizada en la deshabituación en usuarios de opioides.

Mind State labs viene trabajando en análogos de psilocibina (MSD501, MSD601) y otros psicodélicos, utilizando inteligencia artificial y procesamiento de lenguaje natural para mapear informes de perfiles bioquímicos específicos, lo que les permite entender y clasificar los estados de conciencia inducidos por diferentes psicodélicos. Combinan así distintas drogas para crear estados alterados de conciencia precisos con fines terapéuticos.

Pharmadrug está produciendo trufas y formulaciones magistrales de psilocibina, con el ojo puesto en el desarrollo clínico de medicamentos de base natural y de formulaciones biosintéticas de medicamentos existentes, para tratamientos oncológicos y enfermedades infecciosas, entre otras.

Pharmather trabaja con psilocibina para tratar trastornos del cerebro y del sistema nervioso, Parkinson, depresión, lesiones cerebrales traumáticas y accidentes cerebrovasculares.

PsyBio Therapeutics desarrolla nuevas moléculas psicoactivas, derivadas de triptaminas y fenetilaminas. Además psilocibina biosintética, para “problemas de salud mental y otros trastornos”.

Silo Wellness Inc ofrece retiros en Jamaica “para el bienestar y la reconexión con la naturaleza” que incluyen hongos mágicos naturales.

Psyence Group, también con “psilocibina natural” (proveniente de hongos variedad Natalaensis Super Strength) se acopla a la moda de retiros premium en Jamaica y el sur de África para “reconectar a las personas con la naturaleza, nutrir la mente y el cuerpo y elevar la conciencia”, además de desarrollar compuestos derivados de psilocibina (psicoactivos y no psicoactivos) para tratar la salud mental.

MycoMeditations: asociados a Psyence Group, organizan los mencionados retiros asistidos con hongos y meditación, por no menos de 6 mil dólares.

Por último, les presentamos al final una tabla que sin pretender ser exhaustiva, da cuenta de la actualidad reciente del mercado psicodélico en torno a la psilocibina y los hongos mágicos, desde 2020 hasta 2023, con alrededor de 90 empresas, todas las cuales cuentan con al menos una patente vinculada a psilocibina, y una descripción técnica de su producto y/o su servicio.

Y para más información sobre compañías psicodélicas, productos, servicios y patentes relacionadas, pueden buscar en estos dos links:

Psychedelic Index y Psychedelic Alpha.

CAPITALISMO PSICODÉLICO EMPRESAS PSILOCIBINA

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