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Fentanilo en Argentina: ¿Tormenta en el horizonte o falsa alarma?

fentanilo argentina
En enero se secuestraron 7 ampollas de fentanilo en la capital federal y las alarmas se encendieron. El potente opioide de uso médico y consumo ilícito está en Argentina. Buscamos los (pocos) datos nacionales, consultamos especialistas y le damos contexto a la circulación de fentanilo en Argentina.

En su tercera visita a la Argentina la jefa del Comando Sur de los Estados Unidos, Laura Richardson, dijo que “es cuestión de tiempo para que el fentanilo se convierta en epidemia en América Latina”. La Generala llegó el 2 de abril de este año para reunirse con el presidente Javier Milei en Tierra del Fuego y aprovechó el spotlight de su estadía para referirse a este potente opioide sintético que provocó en 2021 más de 90 mil muertes por sobredosis en norteamérica, según el último Informe Mundial sobre las Drogas (2023) de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC).

El caso de Puerta 8 y la cocaína adulterada con carfentanilo —un derivado del fentanilo mucho más potente, que se usa para sedar elefantes—, que causó 24 muertes y más de 80 internaciones en el partido de Tres de Febrero de la provincia de Buenos Aires, encendió las alarmas en Argentina sobre la posible irrupción de esta sustancia en el mercado ilegal de drogas. Y las declaraciones de la jefa del comando Sur parecen refrendar la alerta. Pero, ¿se trata de una amenaza para la salud y la seguridad pública en nuestro país?

fentanilo argentina puerta 8
Puerta 8 – Eliana Obregón, Télam.

China White

El fentanilo es una sustancia sintética de uso médico 100 veces más potente que la morfina, que se utiliza como anestésico y como analgésico en cuadros de dolor agudo y crónico. Fue sintetizado por primera vez por Paul Janssen en Bélgica en 1960 y se le conoce también como Heroína Blanca, Tango and Cash, China White, o también como se popularizó en el último tiempo, droga zombi.

“El fentanilo tiene un uso médico muy difundido y es uno de los opiáceos más nobles que se emplean hoy para muchísimas intervenciones. Lo que sucede desde hace aproximadamente 10 años es que el mercado ilegalizado lo utiliza como sustancia de corte, especialmente en Estados Unidos y Canadá, donde el uso de opiáceos tanto legales como ilegales es enorme y muy arraigado”, explica Patricio Liddle, integrante de la Asociación de Reducción de Daños de Argentina (ARDA).

El ya citado reporte global de UNODC advierte sobre el desplazamiento de las drogas de origen vegetal a las drogas sintéticas y las dificultades que acarrean las innovaciones en la fabricación y el tráfico, para la intervención y el control sobre sus precursores. Las sustancias cambian su composición con componentes más fuertes, menos detectables y más rentables, lo que reduce costos y riesgos operativos. El informe precisa que el fentanilo está transformando los mercados de drogas en América del Norte y está contribuyendo a los elevados niveles de sobredosis registrados entre los consumidores.

Daniel Russo, psicólogo y Doctor en Salud Mental Comunitaria de la Universidad Nacional de Lanús (UNLa), también enmarca la problemática del fentanilo en la compulsión a la prescripción inherente del sistema médico norteamericano y agrega que la otra vía de disputa por esta sustancia se da en el terreno geopolítico, producto de la denuncia de Estados Unidos a China por el envío masivo de fentanilo, sus precursores químicos, y el posterior armado de sistemas de producción en las fronteras —más precisamente en territorio mexicano— para proveer al mercado.

“Por tanto —dice Russo— si vamos estrictamente a esas dos grandes vías que arman la constelación del problema del fentanilo actual en Estados Unidos diría que la vía de la compulsión a la prescripción en nuestro país no tiene esa tradición y difícilmente pueda escalar en ese sentido. Tenemos otra estructura de salud que se mantiene en algún nivel vigente, pese a todas las dificultades que podemos dar cuenta. Pero ni por comparación nuestro sistema de salud puede entrar en esa vorágine prescriptiva de opioides”.

“En el orden de la salud pública no veo el riesgo. Y en otro orden, no hay una información precisa, salvo algunos ingresos efectivos de fentanilo al país de manera irregular, para prender alguna alarma”, concluyó.

Algunos testimonios dan cuenta de un consumo de fentanilo en trabajadorxs de la salud. Consultados sobre esta problemática, los especialistas identifican una cuestión de nicho. “Es una problemática conocida en el sistema de salud desde que existen los opiáceos, y no solo en Argentina. Por la cercanía y por el acceso están más expuestos a problemáticas con su uso”, dice Liddle.

Hallazgos de fentanilo en Argentina

Al episodio fatal de Puerta 8 se le pueden añadir tres incautaciones de este opioide en el mercado ilícito que resonaron. En septiembre de 2022 la Aduana detectó en Ezeiza más de un kilo de un poderoso derivado del fentanilo en un envío puerta a puerta de la empresa DHL. El destino final era Miami.

En julio de 2023, gendarmería detectó 500 ampollas de fentanilo dentro de encomiendas en Posadas. Y en enero de 2024, tras allanamientos en Villa Fraga, se secuestraron siete ampollas de fentanilo a una banda que además comercializaba cocaína, marihuana y efedrina en esa zona de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

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Ampollas de fentanilo y otras drogas incautadas en Villa Fraga, CABA.

En este contexto fue que se reforzaron las medidas para el ingreso y el egreso de la sustancia en nuestro país. La Dirección General de Aduanas (DGA), mediante la Resolución N° 18/23 del 28 de septiembre de 2023, estableció los lineamientos operativos para la importación y exportación de fentanilo y/o sales de fentanilo. En la Resolución 15/24 de mayo de este año, la DGA refrenda esta decisión endureciendo los controles y estableciendo que “las operaciones de comercio exterior relacionadas a la mercadería citada cursarán obligatoriamente por canal rojo y solo podrán ser realizadas por vía aérea por el Aeropuerto Internacional Ministro Pistarini, en jurisdicción de la Dirección Aduana de Ezeiza”.

Por fuera de los procedimientos citados, no hay indicios de que la circulación de esta droga en los mercados ilegales sea un problema de seguridad y salud pública de magnitud. Incluso, en el mapeo de uso y prevalencia de sustancias, y de las prioridades de persecución penal, la cocaína sigue siendo la sustancia más fiscalizada.

La última Encuesta Nacional sobre Consumos y Prácticas de Cuidado 2022 (ENCoPraC), un trabajo realizado en conjunto por la Sedronar y el Indec señalan que, a pesar del crecimiento de tendencias de estupefacientes en otros países, como el fentanilo en Estados Unidos, el alcohol continúa siendo la sustancia más habitual en los hogares argentinos. El relevamiento indicó que en Argentina el 84,7% de las personas consumió alguna vez alcohol, el 49,2% tabaco, el 26,3% marihuana, el 14,1% tranquilizantes y el 5,1% cocaína.

“La realidad es que hoy no hay evidencias de consumo de fentanilo para fines no médicos en Argentina. El carfentanilo que generó las muertes en Puerta 8 es la única evidencia fehaciente de utilización de opiáceos en drogas ilegalizadas, pero las personas que lo consumieron no pretendían utilizar opiáceos sino cocaína. Incluso a nivel regional se cuentan con los dedos de una mano las detecciones de fentanilo adulterando otras sustancias, como es el caso de la muestra de tusi que analizó Échele Cabeza, en Colombia”, precisa Patricio Liddle.

“Lo que sí sabemos, a partir de la información con la que contamos, la evidencia científica relacionada a los análisis de sustancias que hacemos en ARDA, y la información que compartimos con otras organizaciones de reducción de daños y políticas de drogas de América Latina, es que no hay elementos como para pensar que hoy el fentanilo es una problemática, o una sustancia de consumo ni de corte”, explica.

El secretario de organización y desarrollo institucional de ARDA pone el ojo en las limitaciones en términos de su alcance y rigurosidad, a la hora de acceder a datos oficiales. “Desgraciadamente no es un área en el que se hayan puesto recursos, y producto de eso hoy las políticas de drogas de nuestro país se realizan casi a ciegas y se basan más en creencias o rumores que en datos”, añade Liddle.

Si queremos analizar la aparición del fentanilo, nuevas sustancias psicoactivas o las tendencias de tráfico, las estadísticas disponibles tienen poco para decirnos sobre estas variables. Sólo en algunos casos aparecen en datos sobre prevalencia las prácticas de consumo de opioides sin prescripción médica. El Sistema de Alertas Tempranas (SAT) activó una alerta en 2024, dando algunos datos sobre incautaciones y consideraciones de salud a tener en cuenta. Asimismo, desde la Defensoría de la Provincia de Buenos Aires circularon un informe que  alertaba sobre el fentanilo y un aumento en el consumo en nuestro país, no obstante, esto no parece reflejarse en datos locales concretos.

No bajar la guardia

Los especialistas coinciden que, a pesar de que no hay un consumo difundido o extendido, tampoco hay que bajar la guardia.

Las lógicas de producción en el mercado de drogas ilícitas escapan a la lógica mercantil formal. Por eso, para Daniel Russo, que también se desempeñó como Director Nacional de Capacitación sobre Adicciones en la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de Sedronar, aparece como riesgo la lógica de sustitución de sustancias. “Quien va a consumir la sustancia va con intención de hacerlo, y si no encuentra esa sustancia a disposición es muy probable que acepte migraciones en un momento donde se produce el crave, el momento del ansia por consumir. Esa es una veta para que se infiltre la sustitución o para que se introduzca una nueva sustancia”, sugirió.

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Aplicación del spray nasal Narcan por una sobredosis en Los Ángeles. Narcan es el nombre comercial de la naloxona, un medicamento que puede salvar la vida de una persona con una sobredosis de  opioides. El Ministerio de Salud de la Nación recomendó usar este fármaco ante la intoxicación masiva por consumo de cocaína adulterada con carfentanilo. Foto de Jae C. Hong, AP Photo.

A esto se le añaden las variables geopolíticas. Para el docente e investigador de la UNLa “tampoco se puede adoptar una mirada ingenua de que estamos protegidos por nuestra cultura de salud pública o porque no tenemos tradición en consumo de opioides, porque rápidamente nos podemos encontrar en un problema con muy poca experiencia en el manejo”, advirtió. La alarma se prende porque “cuando altos funcionarios como Richardson hacen referencia a las posibilidades de crisis, indican que están dando pautas de condiciones de posibilidad”.

Por su parte, el referente de ARDA, señala como urgente que “el Estado habilite herramientas de análisis de sustancias, mejore sus relevamientos estadísticos e implemente políticas de reducción de daños para poder anticipar y prevenir problemas relacionados a la adulteración de sustancias con fentanilo”.

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