Comencemos por preguntarnos ¿qué sería de la humanidad si no existieran los cuidados básicos? En principio y a grandes rasgos, básicamente garantizan una vida digna. Ahora ¿qué sería del sistema capitalista si el patriarcado no permitiese que el sostenimiento y la reproducción cotidiana de la vida sean invisibles y gratuitas? En la mayoría de los ecosistemas familiares, las tareas de cuidado son realizadas por mujeres porque el capitalismo está pensado para que sean considerados útiles, únicamente los seres humanos que no tienen responsabilidades familiares ni tienen que cuidar a nadie, que dedican su tiempo total a la producción de bienes y servicios. Pues no es así, todes somos seres sociales interdependientes y necesitados de cuidados. Por otro lado ¿quién cuida a quienes nos cuidan?
Veamos un poquito más en profundidad. Los debates feministas vienen aportando desde la década del sesenta a la comprensión de por qué la división sexual del trabajo ha obligado a las mujeres a hacerse cargo de los cuidados necesarios para dar soporte a la vida del individuo productor. Ese sujeto varón, “productor”, “jefe de familia”, que se desenvuelve en la sociedad capitalista, no podría ser tal, si no fuese a costas del trabajo no remunerado de las mujeres que sostienen las tareas de cuidado. El mandato cultural ha legitimado la subordinación y la explotación del trabajo femenino y ha ubicado estas tareas en el ámbito privado, en un lugar políticamente irrelevante. En síntesis, el sistema capitalista y patriarcal necesita de la invisibilización y la categorización del cuidado como algo de la esfera privada y doméstica, correspondiente a la órbita femenina, para funcionar.
Para las clases sociales pudientes, el cuidado no necesariamente tiene dimensión temporal, porque suelen contratar como mano de obra barata y en condiciones de precariedad, a otras mujeres para que cuiden sus hogares. Por el contrario en los contextos hostiles, a donde la desigualdad económica se agudiza, se configura un círculo vicioso que obliga a las mujeres a ocuparse de las tareas de cuidado por mandato cultural, situación que a su vez hace que no puedan dedicar ese tiempo a la generación de ingresos.
EL DESAFÍO: REORGANIZAR EL CUIDADO PARA GARANTIZAR EL AISLAMIENTO
El los barrios populares a donde las condiciones básicas de cuidado para una vida vivible, como la comida o la vivienda, se garantizan de manera comunitaria, se complica cumplir con la consigna #QuedateEnTuCasa. La disposición de la agenda de cuidados como una cuestión de política de Estado y la organización popular de la economía del cuidado, surgen como posibles alternativas no individualistas para abordar esta problemática durante la pandemia. El desafío será emprender medidas reales para construir un nuevo escenario económico, a donde la prioridad sea el bienestar de todes y no la acumulación de capital. A donde los cuidados sean asumidos como una necesidad política de primer orden y sean garantizados para todes por igual.
Sobre todo esto y más, dialogamos con Carolina Brandariz, socióloga, docente e investigadora, quien fue designada al frente de la Dirección de Cuidados Integrales y Políticas Comunitarias,una dependencia que fue creada este año por el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación.
¿Qué rol ocupa el cuidado y su organización popular en tiempos de pandemia?
En primer lugar, el cuidado se puso en relevancia y se jerarquizó para el conjunto de la sociedad en función de cuidarnos de la pandemia. Fue lo que vertebró las medidas de gobierno respecto de la cuarentena, respecto de que cuidarnos individualmente también significa cuidar al conjunto y que no se propague el virus. Obviamente también pone en crisis la forma en la que se organiza el cuidado socialmente en términos históricos, porque la cuarentena supuso que no hayan instituciones que cuiden a les niñes, que no esté la escuela para cuidar, enseñar y educar a les niñes, supuso también que no haya servicios de cuidado, por lo cual volvió a ubicar a la familia a cargo del cuidado y cuando decimos “familia” muchas veces decimos a las mujeres, porque sabemos que recae históricamente sobre nuestras espaldas el cuidado de niños y niñas, de abuelos, abuelas. De algún modo se puso en crisis cómo se organizó el cuidado históricamente. Creo que es una oportunidad para jerarquizar el cuidado, ya sea en términos sociales y generales respecto de lo que implica cuidar al conjunto solidariamente, y por otro lado de cómo se organiza el cuidado más en términos familiares, institucionales.
Teniendo en cuenta el impacto que viene teniendo y tendrá el aislamiento social, preventivo y obligatorio en la economía argentina ¿de qué maneras afecta esto a la distribución del cuidado doméstico en las distintas casas/situaciones?
Me parece que justamente es muy importante contribuir a campañas de concientización y a cómo el movimiento feminista nos empodera a las mujeres, para poner en cuestionamiento el hecho de que el cuidado caiga por mandato cultural únicamente sobre nuestras espaldas. Es la oportunidad para poner en discusión esto en familia, para que no seamos las mujeres únicamente quienes cuidemos. Sabemos que forma parte de las transformaciones culturales que estamos logrando. No casualmente hay un 30% más de llamadas al 144, eso habla de la situación cultural y social en la cual estamos. A donde la violencia sigue siendo una persistente en nuestra sociedad, donde siguen violentando a mujeres. Donde el hecho de que se rompa la rutina y estemos más con las personas con las que solíamos convivir, hace que convivamos más con los violentos y esto sea una situación muy difícil para aquellas mujeres que conviven con parejas de estas características. Me parece muy importante apuntar a aquel horizonte que es la corresponsabilidad familiar respecto del cuidado, pero también tenemos que atender a las necesidades actuales en las cuales tenemos que poder observar que las mujeres perciben un 30% más de violencia.
Este año se creó la Dirección Nacional de Cuidados Integrales, de la que estás a cargo ¿qué implica que el cuidado sea considerado una política pública? ¿cuáles son los lineamientos de un sistema integral de cuidados con salario digno y perspectiva de géneros?
Desde la Dirección de Cuidados Integrales del Ministerio de Desarrollo Social estamos conformando un programa vinculado al cuidado en los barrios porque sabemos que quienes más dificultades tienen para cumplir el aislamiento y las medidas de distanciamiento social, son quienes viven en los barrios populares de nuestro país. Allí se resuelven cuestiones elementales de la vida como la alimentación a traves de lo comunitario. Por lo tanto desde el Ministerio de Desarrollo Social se está planteando la consigna #QuedateEnTuBarrio, teniendo en cuenta que las políticas de distanciamiento social tienen que tener un especial tratamiento con los barrios vulnerados de nuestro país y tratando de buscar estrategias para que sea el barrio quien cuide al barrio. Sabemos que las mujeres de los barrios son las que menos pueden elegir si cuidar o no, sabemos que es muy importante poder atender también a las situaciones de hacinamiento que hay allí, poder mapear quiénes son las personas situación de riesgo, si conviene que sigan habitando espacios donde por lo general, conviven muchas personas. Para que haya un abastecimiento del alimento y una distribución de los elementos de higiene, que garanticen el cuidado y la protección del virus.
El programa El Barrio Cuida al Barrio lo estamos haciendo en el marco de la urgencia, por supuesto que para nosotras, desde la Dirección de cuidados integrales, es importante que haya dos ejes que vertebren nuestro accionar y nuestra práctica política: por un lado el reconocimiento social de este tipo de tareas, la profesionalización y el reconocimiento de los saberes de quienes cuidan, y por otro lado el reconocimiento salarial de estas tareas. Actualmente por ejemplo hay muchas mujeres que desempeñan tareas en comedores y en merenderos, que suelen abastecer de comida a quienes se quedaron sin la diaria durante la pandemia, y nos parece muy importante que haya un reconocimiento salarial de este trabajo que desempeñan esas mujeres.
¿Qué ocurre con las relaciones laborales de las trabajadoras de servicio doméstico?
Me parece que es muy importante que las medidas que se tomaron en este último tiempo como el Ingreso Familiar de Emergencia, contemplen a las personas en servicio doméstico, a quienes cuentan con la garantía de derechos laborales y a quienes no. Es muy positivo que la medida, que es un aporte económico fundamental para este contexto, contemple a ambas poblaciones de mujeres trabajadoras, digo mujeres trabajadoras porque en general sabemos que es un trabajo muy feminizado, porque en el caso de aquellas mujeres que pueden pedirse licencia trabajando en el servicio doméstico, pueden y deben seguir percibiendo haberes, pero aquellas que no, no los están percibiendo. Por lo tanto es importante que puedan contar con este ingreso.