Milo, un joven con consumo problemático de sustancias se acerca en 1995 al Servicio Asistencial en Drogadependencias y SIDA (SADyS) en el Centro Regional Dr. Agudo Ávila de Rosario: “Acá un profesional me está ayudando para no desbarrancar de nuevo y también hay un grupo para mientras tanto reducir los daños, porque yo no quiero matarme de una sobredosis, ni agarrarme el bicho (VIH)”. Milo encuentra en un dispositivo público la asistencia terapéutica y el acompañamiento del modelo de reducción de daños, recibido y escuchado en tanto ciudadano con derechos, con toda la complejidad de su historia singular y también del patrón de consumo inyectable en los tiempos del SIDA.
Los comienzos del SADyS
En los tiempos del SIDA nació en la ciudad de Rosario un abordaje innovador. En sus inicios fue tan estigmatizado y demonizado como los mismos usuarios que acudían. Pionero en el país en el abordaje de reducción de daños en el ámbito público, fue considerado por el Programa de SIDA de Naciones Unidas Caso de Buena Práctica en América Latina. A mediados de los ´90 instaló innovadores talleres con desinfección de equipos y desde fines de los noventa distribuyó kits de inyección con información clave para evitar abscesos, sobredosis y uso compartido de materiales y con ello prevenir hepatitis y VIH/SIDA. Los diarios del país titularon: “La UNR repartirá jeringas y condones a los drogadictos”.
Este Servicio se convirtió también en un espacio privilegiado de formación para estudiantes de diversas disciplinas, concurrencias y residencias de pre y posgrado.
SADyS surge del compromiso de la Universidad de Rosario con las problemáticas de la comunidad y a través de su Centro de Estudios Avanzados en Drogadependencias (CEADS) y un Convenio con el Ministerio de Salud de la provincia de Santa Fe proponían una respuesta alternativa al discurso hegemónico de medicalización y encierro de quienes usan, abusan o dependen de las drogas. Fue a partir de esa apuesta por contribuir a la Salud pública desde la experticia de investigadores y docentes que se construyó con más entusiasmo que presupuesto un dispositivo ambulatorio y múltiples estrategias territoriales para asistir y acompañar a los usuarios, tanto si quieren dejar de consumir drogas como si no pueden o no quieren hacerlo. Este Servicio se convirtió también en un espacio privilegiado de formación para estudiantes de diversas disciplinas, concurrencias y residencias de pre y posgrado.
SADyS recibió visitas de expertos y pasantes extranjeros y sus profesionales disertan desde aquellos tiempos sobre sus fundamentos en Conferencias nacionales e internacionales. El Servicio acompañó Proyectos de prevención y reducción daños en unidades penitenciarias, asentamientos urbanos irregulares, recitales de rock, escuelas, fiestas electrónicas, dispensarios y hospitales, junto al CEADS y organismos como ONUSIDA, ProMUSIDA, Ministerio de Salud de Nación, INADI, ARDA y otros.
Nuevos escenarios: el desafío de reinventarse
Los patrones de consumo cambiaron con los años, se diversificó el mercado de las drogas, se potenció la toxicidad de las sustancias junto a la naturalización de la tendencia al policonsumo y la experimentación. El principal problema asociado a las drogas paso a ser la sobredosis y SADyS fue interpelado a producir nuevos materiales para responder a nuevos consumos, sin desatender viejos problemas. Especialmente debió fortalecer sus redes de cuidado y atención en la comunidad dada la mayor exclusión social de aquellos que consultaban y la diversidad y gravedad de los problemas sociales asociados. Estigmatización, exclusión laboral, violencia de género, persecución policial por infracción a la Ley 23.737 de estupefacientes. A esto se suma la baja adhesión de muchos usuarios a los abordajes terapéuticos tradicionales dada su rotulación de “caso crónico” o el impacto psicosocial de largas internaciones compulsivas. Sumándose desafíos, este pequeño Servicio fue declarado de interés provincial por la Cámara de Diputados y de interés municipal por el Concejo Municipal de Rosario.
Desde su creación en 2016, la Agencia de Prevención del consumo de drogas y tratamiento integral de las Adicciones APRECOD se sumó como parte firmante y financiadora del Convenio e hizo posible que las Concurrencias de Psicólogos y Psiquiatras fueran rentadas. El Servicio se estructuró en dos áreas claves: Clínica y Reducción de daños. Así funcionó hasta los cambios de gestión que determinaron que este año, luego de meses sin definición, APRECOD pase al Ministerio de Desarrollo Social.
Primó el compromiso ético de los profesionales de un pequeño Servicio que no vaciló ante la pandemia y la ausencia de respuestas de las autoridades provinciales.
Contemporáneamente a las nuevas autoridades en APRECOD y Centro Regional Agudo Ávila, llegó la pandemia. Otra vez, como en los años 90, SADyS tuvo el doble desafío de acompañar a los vulnerables para que no se maximicen sus vulnerabilidades, para que no se magnifiquen sus problemas de consumo, sus riesgos, daños, y a la vez promover la continuidad de la atención. Hubo ensayos y errores con las nuevas tecnologías, terapias virtuales, consejerías online, elaboración de materiales como las Recomendaciones sobre Covid-19 y uso de drogas. Primó el compromiso ético de los profesionales de un pequeño Servicio que no vaciló ante la pandemia y la ausencia de respuestas de las autoridades provinciales.
Sin presupuesto no hay voluntad que aguante
En el 2020 otro virus vino a interpelar la respuesta en Salud pública, no solamente en cuanto a capacidad de atención o prevención también en cuanto a los compromisos con los más vulnerables. En tiempos de Covid-19 las problemáticas en el campo de la salud mental y los consumos problemáticos requieren no solamente de los discursos de las Agencias gubernamentales sino de acciones y presupuestos. Renovar los compromisos contraídos con UNR, garantizar la continuidad del SADyS y con ello contribuir a la continuidad de la atención y la defensa del derecho a la salud de sus consultantes sería hoy para la provincia de Santa Fe poner en práctica y acto el cuidado a los usuarios de drogas en consonancia con la Ley de Salud Mental 26.657 que este mes cumple diez años de vigencia. Desfinanciar un Servicio público con perspectiva de derechos, trayectoria y reconocimiento pareciera no honrar el espíritu de dicha Ley y el compromiso del Estado con la salud y el cuidado de los usuarios de drogas.
Recientemente el delegado por Rosario de la Red Argentina para los Derechos y Asistencia de los usuarios de drogas, Carlos Muñoz nos reconfortó con sus palabras: “Necesitamos que el Servicio siga activo ya que es el único lugar de referencia para los operadores de campo, donde no somos criminalizados”. Quizás, en estos tiempos que lo urgente no da lugar a lo importante y la pandemia descubre aspectos ocultos de los seres humanos y las instituciones, debamos conformarnos con el reconocimiento de aquellos por, para y con quienes fue creado este dispositivo.
*Doctora en Psicología. Directora del Centro de Estudios Avanzados en Drogadependencias (CEADS) en la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y Directora del Servicio Asistencial SADyS.