En un país donde la información oficial sobre drogas es escasa, el “Informe Caracterización química de MDMA 2021/2023” del Sistema de Alerta Temprana (SAT) de Argentina ofrece una de las pocas ventanas para ver el estado del mercado del éxtasis. Junto a este documento, el SAT presentó otro informe sobre la pureza de la cocaína en el país, también analizado en profundidad por Revista Mate.
Publicado por el Observatorio Argentino de Drogas (OAD) de la Sedronar, el documento analiza muestras de MDMA incautadas entre 2021 y 2023. Aunque limitado, el informe permite un primer acercamiento para entender el panorama local de esta icónica sustancia sintética cuya popularidad y demanda crecen en todo el mundo a pesar de su prohibición.
El consumo de éxtasis en Argentina no es masivo, pero tampoco irrelevante. Según los datos oficiales de la última Encuesta Nacional de Consumo de Sustancias Psicoactivas el 1,5% de la población consumió éxtasis alguna vez en su vida, y el 0,5% lo hizo en el último año. Lxs consumidorxs son, en su mayoría, jóvenes adultxs que comienzan a experimentar con esta sustancia alrededor de los 23 años.
El informe destaca la baja pureza y la alta variabilidad del MDMA que circula en el país. En promedio, las muestras analizadas contenían sólo un 28% de MDMA, y el 80% tenía una concentración igual o menor al 23%.
Los extremos son aún más preocupantes: algunas muestras no superaron el 1,1% de MDMA, mientras que otras llegaron al 97,2%.
Sobre los adulterantes, el SAT menciona una lista variada que incluye tanto sustancias inertes como ingredientes activos potencialmente peligrosos. Entre los primeros se encuentran lactosa y dextrosa, azúcares que reducen la pureza sin generar efectos psicoactivos. Entre los segundos destacan la cafeína, que puede aumentar los riesgos cardiovasculares al combinarse con MDMA, y la fenacetina, un analgésico antipirético retirado del mercado en muchos países por su toxicidad.
También se detectaron ketamina, metanfetamina y catinonas sintéticas, que complican aún más el escenario al añadir efectos impredecibles e interacciones peligrosas.
Este contexto descrito en el informe, donde la calidad y composición del MDMA son altamente impredecibles, es un reflejo de cómo la prohibición y los mercados clandestinos maximizan los riesgos para sus usuarixs.
Críticas al informe del SAT: Lo que falta y lo que preocupa
El informe del SAT sobre el MDMA presenta varios puntos débiles que limitan su utilidad y profundidad, dejando más preguntas que respuestas.
Un problema clave es la falta de claridad sobre las muestras analizadas. No se especifica si los datos de pureza corresponden a pastillas, cristales o ambas. Esto es crucial, ya que se espera que las pastillas tengan un porcentaje de pureza significativamente menor debido a los excipientes y aglutinantes utilizados. Sin esta diferenciación, las conclusiones sobre pureza quedan incompletas y poco útiles.
El enfoque exclusivo en sustancias incautadas y datos químicos sin contextualizarlos también deja importantes interrogantes. ¿Qué pasa con el MDMA que sí llega a las pistas de baile? Esta laguna en la información refuerza la necesidad de expandir las estrategias de monitoreo, especialmente en escenarios más representativos de la realidad de los consumos, como fiestas o espacios privados.
Otro aspecto problemático es el sesgo en la recolección de datos, influido por el marco legal punitivo. La Ley 23.737, que penaliza la tenencia de drogas para consumo personal, genera estigma y temor entxe lxs usuarixs, desalentando su participación sincera en estudios o encuestas.
Además, la falta de inclusión de usuarixs de drogas y de organizaciones de reducción de daños como actores clave en el diseño del estudio agrava esta desconexión, privando al informe de perspectivas fundamentales para entender el fenómeno. Aunque menciona prácticas de cuidado, las recomendaciones son generales, tienden a la abstención y no incluyen información sobre reducción de daños.
Por último, la edición del documento deja mucho que desear. Hay errores de redacción, inconsistencias y una presentación poco clara que dificulta seguir el contenido. Sin gráficos ni visualizaciones, los datos resultan más difíciles de interpretar.
Estas críticas adquieren mayor peso al compararse con informes similares de países como Colombia y Europa, donde el análisis detallado, la segmentación clara y la participación de actores sociales clave elevan significativamente su calidad, utilidad y alcance.
¿Qué puede aprender Argentina de Colombia y Europa?
El informe del SAT podría ser una herramienta poderosa para entender el mercado de MDMA en Argentina si lograra superar las limitaciones metodológicas y de enfoque que hoy presenta.
Los ejemplos siguientes destacan cómo un abordaje más riguroso y colaborativo con la sociedad civil dan como resultado mejores herramientas para el diseño estrategias de prevención, integrando datos contextuales, metodologías claras y actores sociales clave.
El informe del Observatorio de Drogas de Colombia (ODC) de 2022 incluye 400 muestras recolectadas en festivales de música, analizadas con técnicas como cromatografía y espectrometría de masas. Los resultados mostraron una concentración media de MDMA significativamente más baja en pastillas que en cristales, lo que reafirma la necesidad de diferenciar estos formatos.
Cabe destacar la colaboración con la organización de reducción de daños Échele Cabeza, que resulta fundamental para acceder a usuarixs y obtener datos representativos del consumo real más allá de las incautaciones.
Por su parte, el informe de la European Union Drugs Agency (EUDA) de 2024 segmenta los datos por países y contextos de consumo, utilizando fuentes diversas como incautaciones, encuestas y análisis en festivales. En las pastillas incautadas, la concentración promedio de MDMA osciló entre 130 y 157 mg, valores que, aunque inferiores a máximos históricos, siguen siendo altos para los estándares globales.
En términos de pureza, el informe colombiano muestra que el 66% de las muestras tienen menos del 40% de MDMA, y solo el 8,7% supera el 80%, una variabilidad similar a la reportada por el SAT de Argentina, donde el promedio es de 28% con extremos entre 1,1% y 97%.
Europa, por su parte, resalta un aumento de pastillas de alta pureza, pero también la creciente presencia de adulterantes como catinonas sintéticas y cafeína, que también son frecuentes en Argentina.
Ante la adulteración y la desinformación, ¡reducción de daños y organización!
Mientras la Ley 23.737 cumple 35 años de imponer políticas de drogas violentas e ineficaces, las organizaciones de reducción de daños en Argentina han asumido un rol vital en la lucha por los derechos de las personas que usan drogas.
A pesar de los peligros que emanan del marco legal punitivo, estas organizaciones trabajan para realizar análisis de sustancias, brindar información basada en evidencia y fomentar prácticas de cuidado que reduzcan los riesgos asociados al consumo en mercados clandestinos.
La Asociación de Reducción de Daños de Argentina (ARDA) fue pionera en el país al realizar análisis colorimétricos en fiestas electrónicas ya en el año 2000. Luego, foros de internet como ArgenPills y proyectos como PAF! de la asociación Intercambios, amplificaron el trabajo y los recursos de prevención y cuidado disponibles.
En particular, ARDA hoy continúa innovando con herramientas como ToxiBot, una plataforma digital que permite recopilar los resultados de los análisis realizados durante eventos y festivales, subiéndolos a una base de datos pública. Esta iniciativa facilita el acceso a información sobre reducción de daños para usuarixs, pero también contribuye al monitoreo de tendencias de adulteración en el mercado local.
A partir de los datos recopilados por ARDA, sus miembros Nicolás Tentoni, médico y cientista de datos, e Ignacio Hernández, ingeniero químico y becario doctoral, han producido reportes internos analizando patrones de adulteración en el MDMA a partir de muestras recolectadas en la ciudad de Buenos Aires y el AMBA.
Nicolás, resalta que en las pruebas con reactivo Marquis realizadas entre 2023 y 2024 detectaron un aumento de catinonas sintéticas en las muestras de MDMA, que alcanzaron un 14.6% en el primer trimestre de 2024. Estas sustancias, presentes también en los informes de Colombia y Europa, pueden incrementar los riesgos debido a sus efectos impredecibles y su capacidad de intensificar la toxicidad.
Ignacio, por su parte, destacó la eficacia de la cromatografía de capa delgada (TLC) para identificar componentes adicionales, como cafeína, MDA y otros adulterantes no detectados por el reactivo Marquis. En el caso del MDA, un compuesto químicamente cercano al MDMA pero con efectos distintos, la TLC permitió diferenciarlo en muestras que inicialmente habían dado reacciones compatibles con MDMA.
El SAT y su potencial desaprovechado
En 2024, el SAT realizó una reunión en la que participaron exclusivamente instituciones estatales, dejando nuevamente a la sociedad civil fuera de la discusión. Este aislamiento perpetúa una desconexión preocupante entre el sistema y quienes enfrentan los riesgos diarios del consumo en un mercado no regulado y con alta demanda.
Sin embargo, si se le otorgara mayor prioridad y recursos, y si se incluyera a usuarixs y organizaciones de reducción de daños, el SAT podría convertirse en una herramienta clave para la salud pública.
Para lograrlo, es imprescindible reformar la Ley 23.737 y avanzar hacia la despenalización de la tenencia de drogas. Este cambio no solo saldaría una deuda histórica con la democracia, sino que también permitiría mejorar la calidad de las estadísticas y diseñar políticas públicas basadas en evidencia.
Aunque las políticas de austeridad del gobierno de Javier Milei limitan expectativas de cambio en el corto plazo, la organización colectiva y el trabajo político siguen siendo fundamentales. Sólo a través de un esfuerzo conjunto y transversal a toda la sociedad podremos avanzar hacia un Estado más eficiente, justo y humano.