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Andrés Caramelo: Semillas de cannabis ¿del paquete tecnológico al ecológico?

andrés caramelo semillas de cannabis
Imagen de Adriel Radovitzky
La industria del cannabis en general avanza siguiendo los imperativos del mercado. Pero en el sur global también existen proyectos de resistencia comprometidos con el ambiente. Esta es la historia de Primigenia Seeds, un banco argentino que produce semillas agroecológicas de cannabis desde el conurbano bonaerense. Hablamos con Andrés Caramelo, su fundador.

Hoy la tierra sufre las consecuencias de nuestra historia: temperaturas mortíferas, mares desbordados, océanos acidificados, la intensa recurrencia de huracanes, incendios, sequías y aludes, miles de especies en peligro de extinción… y el punteo continua. Los modos despóticos de producción, la manipulación del sistema político en detrimento de los derechos humanos y ambientales y la vida de consumo que nos es impuesta son elementos que inciden -inexorablemente- en la naturaleza, de forma exacerbada, desde fines del siglo XX hasta nuestros días. Cada segundo que pasa el riesgo de irreparabilidad aumenta.

Aun en este caos global, de intereses y poderes, de arrasamientos y desigualdades, en el sur global hay experiencias de resistencia y transformación. Primigenia Seeds es una de ellas. En una industria de cannabis que sigue sin cuestionamientos los imperativos del mercado más cantidad, en menos tiempo, con mayor intensidad y sin escrúpulosPrimigenia es ejemplo de que los modos de producir con respeto por la vida son posibles.

En el conurbano bonaerense, en la periferia de la periferia, se sitúa esta experiencia. Influenciados por la cultura urbana de los noventa, su historia va del cultivo intuitivo de huertas al conocimiento científico-técnico y su crítica a partir de la agricultura regenerativa sintrópica. Se trata de un grupo humano construido a partir del compromiso con la restauración del ambiente y el tejido social que trabaja aunando saberes de distintas disciplinas para lograr sistemas agroproductivos sustentables y sostenibles, que trasciendan los límites del paradigma tradicional agrícola, construyendo redes desde el encuentro, la educación y la investigación. Conversamos con Andrés Caramelo, su fundador, sobre el surgimiento de Primigenia, sus perspectivas y su trabajo en el contexto actual de regulación del cannabis.

logo primigenia seeds

—¿Cómo surge Primigenia Seeds?

Primigenia surge con una idea que veníamos gestionando cuando la regulación estaba avanzando. Yo pertenezco al grupo de fundadores de Criacann. Ahí dilucidamos que podíamos ir hacía un camino de producción de semillas, realización de fitomejoramiento, desarrollo de genéticas. En ese entonces no se hablaba del tema, éramos los frikis de la semilla, o los que veníamos jodiendo con las semillas a manera de hobby. Cuando se empezó a dar forma a la regulación y al INASE, estábamos justo haciendo el acta constitutiva de Criacann. Habían venido cronistas de THC. Ese día salió la resolución del INASE.

Ahí comenzamos a diseñar y fantasear con nuestro banco de semillas nacional y nos pusimos a trabajar en el nombre. En paralelo comenzamos a pensar el logo. Era el sueño de poder tener un banco de semillas como cultivadores de cannabis. Miramos más allá, había que salir del formato de pasatiempo artesanal. La propuesta pasaba a ser un registro de comercio y fiscalización, lo que a la mayoría nos hizo ruido. No conocíamos muy bien la herramienta que nos estaban ofreciendo como cultivadores urbanos alejados de la ruralidad. Por mi parte tenía un trabajo convencional, era metalúrgico, el resto del tiempo lo usaba para trabajar con plantas. Cuando fuimos avanzando con lo de Criacann renuncié y me dediqué 100% a esto.

¿Qué paradigma de trabajo integran en el fito-mejoramiento de variedades?    

Con el tema del fito-mejoramiento empezamos a interiorizarnos un poco más y a conocer la planta de una forma científico-técnica. Nos acercamos a trabajar con ingenieros agrónomos. Desde mi lugar empecé a aplicar empíricamente lo que venía elaborando de forma intuitiva, con algo de teoría; la ley de Mendel, por ejemplo. Información sobre cómo trabajar los filiales. Venía así ganando horas de vuelo. Empecé a hacer las primeras experimentaciones de forma casera con todos los cuidados que sabía que había que tener para no realizar polinización cruzada. Ahí adopte el formato de trabajar con un solo macho, eliminaba todo y me quedaba sólo con uno.

Siempre trabajamos desde lo orgánico. En un momento con bioinsumos. Hacíamos biopreparados con las mismas plantas que cosechábamos o que conseguíamos. Aprendimos a hacer bokashi; ya veníamos trabajando con humus, lixiviados. Desde la agricultura orgánica traíamos conceptos de regeneración para pasar de insumos a bioinsumos. Pero eso no alcanzaba, pues llevaba mucho trabajo hacer los preparados, controlarlos. También mucho plástico.

Hasta que descubrimos el living soil (suelo vivo). Actualmente utilizamos y difundimos herramientas ecológicas como el reciclado, la cobertura, la siembra, distintas técnicas de cultivo. Al empezar a traer semillas hablábamos siempre de semillas orgánicas, nada de revertir, siempre regulares (hay otro vigor, otras expresiones, adaptaciones, nutriciones). Se trataba de cambiar el paquete tecnológico por el ecológico. Seguí en la búsqueda, porque esto es todo un forjar, y ahí es donde aparece la agricultura sintrópica.

Flores de Sanfer, genética desarrollada por Primigenia Seeds.

¿Cómo es cultivar cannabis bajo el enfoque de agricultura sintrópica?

—La permacultura me llevó a conocer la agricultura sintrópica, el impulsor es Ernst Götsch, un genetista que trabajaba para Bayer haciendo herbicidas y que empezó a preguntarse ¿cómo puede ser que eliminemos un montón de especies para darle lugar a solo una? En ese caso, cereales. Luego se fue, y vino a investigar en Latinoamérica. En Brasil conoció cómo se trabajaba en las selvas y en las distintas topografías. En ese viaje aprendió de las culturas campesinas precolombinas que todavía se conservaban, a trabajar como trabaja el bosque, a partir de la sucesión natural. Ahí viene la parte de los principios y la parte teórica que me voló la cabeza, me cambió totalmente el enfoque. ¿Por qué no crear las condiciones para que prospere la planta y no matar todo alrededor para que prospere una sola? No somos los seres inteligentes de la naturaleza sino que somos parte de un sistema inteligente que es la naturaleza. Propone eso, salir del antropocentrismo, del extractivismo, de la destrucción, la contaminación, la polución, el consumo desmedido y a hacer una agricultura basada en los principios de la sucesión ecológica natural. Se trata de entender el lenguaje de la naturaleza y proponer diseños agroproductivos.

No somos los seres inteligentes de la naturaleza sino que somos parte de un sistema inteligente que es la naturaleza”.

—¿Qué proponen los principios de la agricultura sintrópica?

—Es muy fácil: hacer biomímesis, entrar en un sistema de autopoiesis —de retroalimentación— siendo parte de eso. A través de la evolución tenemos la capacidad de ser podadores, distribuidores de semillas, dispersores, polinizadores. Las culturas ancestrales precolombinas trabajaban una agricultura basada en la gestión de los agroecosistemas, cuidando las distintas especies a través de los beneficios. Se trata de cultivar en alta densidad, biodiversificando, y conociendo distintas especies.

La técnica de la ciencia y la academia siempre practicó el reduccionismo: estudiar las cosas componente por componente. Acá se trata de estudiar las interrelaciones que se generan dentro de los agroecosistemas. Ernst Götsch nombra esta agricultura como sintrópica porque va de lo simple a lo complejo. Tiene que ver con el diseño y con los procesos de la sucesión ecológica de las especies. A partir de la sucesión es que se aprovecha, en el tiempo, los distintos cultivos. A través de dinamizar el proceso fotosintético, a partir del manejo, podemos tener distintos estratos. El ser humano interviene gestionando las interrelaciones de forma positiva.

“La técnica de la ciencia y la academia siempre practicó el reduccionismo: estudiar las cosas componente por componente. Acá se trata de estudiar las interrelaciones que se generan dentro de los agroecosistemas”.

Sanfer en floración.

En cuanto a la producción del cannabis, estamos armando salas de flora para ir empezando a testear. Dos salas de clonación, que es el requerimiento que va a haber para los proyectos. Ya contamos con la variedad aprobada que es AfricanJam, alta en THC. Del CONICET nos felicitaron, las mandamos a analizar con ellos al Hospital del Cruce Varela. La idea principal en relación al cannabis es tener plantas madre, tener un sistema de ciclado para ir probando las selecciones de las cruzas que venimos trabajando. Estamos en ese paso. El primero fue el de conservación que hemos hecho sin querer, como hobby, manteniendo las genéticas que nos gustaban, después con los cruces que se fueron sucediendo. A medida que fuimos adaptando las plantas regulares empezamos a trabajar con el acervo genético. Se necesitan equipos amplios de trabajo para probarlo todo. 

—¿Cómo se conforma el equipo de trabajo y qué roles cumplen?      

Un compañero se encargará de la sala de flora, y va a trabajar con coco y con bioinsumos. Las dos salas de clonación las manejará otro integrante del equipo. Yo voy a estar a cargo del invernadero y otro compañero estará conmigo. Ya hemos tenido reuniones con Ariccame (Agencia de Regulación de la Industria del Cannabis y el Cáñamo Industrial). Hay cosas que se tienen que terminar de definir con las regulaciones y cosas que tenemos que terminar de definir nosotros, en cuanto al trabajo. 

—¿Cómo es su presente y cuáles son sus horizontes? 

—Actualmente estamos por inaugurar un criadero, ya tenemos la cooperativa “Cultivadores Sintrópicos”. Vamos a hacer un establecimiento educativo de formación e investigación para difundir esta forma de hacer agricultura, que es una forma de vida. Buscamos encontrarle el motivo a la especie humana para poder relacionarse con los ecosistemas, de forma tal que podamos generar abundancia. Se trata de cambiar el lente convencional, salir de ese paradigma y entrar en este. Genera mucha ilusión. Ya está, lo vi, es un potencial tremendo.

Ahora llamamos la atención en la universidad y copamos el vivero del que iban a hacer un estacionamiento, mandamos una agrofloresta, sacamos informes, logramos pasantías, se sumó mucha gente.

andrés caramelo semillas de cannabis

Collage de Adriel Radovitzky.

También fuimos a Pereyra con plantines de cannabis, con una planta madre y toda esta información de la agricultura sintrópica, a una feria de criollas y nativas que viene haciéndose hace siete años, con horticultores de la zona. Les contás y dicen “quiero hacer eso”. Hay mucho pedido de asesoramiento, estamos armando un equipo. También falta experiencia, acá en Argentina hay poca gente con experiencia en esto. Empezamos siendo pioneros.

Y vemos un gran potencial en este tipo de sistemas, estaría bueno que se propague. Lo hemos visto mal aplicado y la gente se decepciona porque no sabe cómo hacerlo. El 90% de estos sistemas es la implantación, el planeamiento de las especies que vas a usar, el cómo lo vas a diseñar, teniendo en cuenta la entrada y la salida del sol, los vientos, las precipitaciones anuales, las plantas nativas, las plantas que te van a dar biomasa, que sean acordes a la eco-región. Cuando la sucesión está avanzada se puede introducir otro tipo de plantas. Estos sistemas no se ven ni siquiera en la facultad. Veremos si podemos lograr una cátedra para introducir el tema. Estamos trabajando en eso. Tiene un potencial bárbaro. Genera soberanía alimentaria y soberanía económica. Ahora empezamos a hacer diseños con los terrenos, los contextos, las culturas, la perspectiva de género, desde el cooperativismo. También empezamos a coordinar entre productores reconociéndonos como productores agroecológicos orgánicos.

En nuestro predio haremos alfabetización ecológica para lxs peques, también. Estamos armando un equipo interdisciplinario, entre compañeros de la facultad, gente de la permacultura, apicultores, ganadería regenerativa, entre otros. Se viene un cambio de paradigma, estamos a tiempo todavía.

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