La hoja de ruta del Ministerio de Salud apuesta a presentar la propuesta regulatoria en junio, luego de una instancia de diálogo con la sociedad civil. Aún con año electoral en Chile, y sin posibilidad de reelección para Gabriel Boric, los protagonistas confían en que el estatus legal de la psilocibina podría cambiar antes de los comicios de noviembre.
“La idea del Ministerio de Salud es crear un decreto con fuerza de ley, que no pasa necesariamente por el congreso, sino que lo firma el Presidente. Si no hay impedimentos políticos fuertes, podría estar aprobado antes de los movimientos electorales”, nos adelanta en exclusiva Rodrigo Frías, de la Sociedad Interdisciplinaria de Estudios Psicodélicos (SIEP), la fundación que organiza los foros donde se está dando la discusión.
“Se creará un equipo de trabajo para elaborar una propuesta para el uso de psilocibina y hongos psilocibios para fines medicinales y de investigación científica”, había declarado la Ministra de Salud chilena, Ximena Aguilera, a fines de 2023.
La sociedad civil se encolumnó detrás de esta oportunidad y en enero del año pasado se realizó el 1° Encuentro por la Regulación de los Hongos Psilocibios en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, organizado por SIEP. Allí confluyeron instituciones de estudios sobre drogas, representantes del Ministerio de Salud, médicos, facilitadores, terapeutas y demás actores involucrados en la temática.
Tras el encuentro, el Ministerio de Salud se reunió con organizaciones para aportar a la construcción de esta normativa fúngica. Frías, que es Director de Proyectos en SIEP, contó a MATE que no tuvieron acceso a ningún documento, pero les plantearon “cuatro ideas principales: de dónde salen los hongos y quienes pueden cultivar; cuáles son las bases mínimas de una facilitación; quiénes pueden facilitar y quiénes son las personas involucradas en el proceso”.
A partir de estos ejes, SIEP hizo una convocatoria abierta para actores vinculados a la temática y formaron cuatro comisiones basadas en las cuestiones que planteó el gobierno nacional:
- Acceso, calidad y cultivo
- Bases éticas de la facilitación
- Formación en facilitación de experiencias
- Responsabilidades y roles de las personas involucradas en la facilitación
Un año después de aquel primer encuentro, la semana pasada se hizo el segundo, donde las cuatro comisiones mostraron sus puntos de acuerdo y desacuerdo. En la comisión de Acceso, calidad y cultivo, por ejemplo, plantearon regular más allá del género psilocybe, incluyendo todos los hongos psilocibínicos.
Propusieron que los cultivadores certificados sigan la normativa para hongos comestibles en una primera instancia. Respecto a las modalidades de acceso, se espera que la regulación contemple la vía del dispensario, pero no se habilitaría el autocultivo en esta primera instancia.
En la comisión de ética “queda mucho debate aún, pero se habló de la importancia del principio de autonomía y los cuidados en un espacio de alta vulnerabilidad como es un entorno de facilitación”, nos contó Rodrigo Frías. Respecto a la formación de facilitadores, la comisión entregó una estructura de capacitación basada en competencias, donde se combina el trabajo personal del facilitador con conocimientos teóricos y prácticos.
La propuesta de regulación
El Dr. Sergio Sánchez, de Latinoamérica Reforma, lidera el equipo técnico del Ministerio de Salud y fue el último orador. Presentó los avances de una propuesta de regulación que tiene como objetivo avanzar con base en evidencia científica y respeto por los derechos humanos, pero siguiendo los lineamientos de las convenciones internacionales sobre sustancias psicotrópicas.
En Chile, el Instituto de Salud Pública (ISP), que depende del Ministerio de Salud, tiene la facultad de controlar la producción de los productos considerados estupefacientes siempre y cuando sea con fines médicos o de investigación científica. Es el decreto supremo N° 405/1983 el que regula esto y sería modificado para permitir el uso de psilocibina en los productos farmacéuticos.
Esto entronca con las disposiciones de la ley de drogas de Chile, que abre la puerta a esta regulación. En la Ley 20.000, el artículo 4° dice que no corresponde la pena por posesión o transporte si está justificado el tratamiento médico o el consumo personal próximo en el tiempo.
“Estamos viendo lo que hicieron en Oregon específicamente, y ellos están certificando las sustancias. Tiene que haber pruebas para certificar las especies de hongos y la concentración de las sustancias activas”, anticipó el representante del Ministerio de Salud.
“Vamos a permitir el acceso en dispensarios pero a lo mejor también autocultivo, hay que pensarlo”.
“Vamos a permitir el acceso en dispensarios pero a lo mejor también autocultivo, hay que pensarlo”, lanzó Sánchez a la audiencia, aunque en primera instancia, la propuesta que presentó no incluye esta vía de acceso. “Podrían ser esas dos formas, como en Oregon, con cultivos comunitarios y también cultivos personales de hasta 14 pies cuadrados (4,2 mt2)”, sugirió.
“Les gustó mucho la regulación de Australia pero no así Oregon ni Colorado. Entonces, vamos a tener ahí un problemita”, deslizó Sánchez en su presentación, refiriéndose a las autoridades políticas.
Sobre estas tensiones nos habló Rodrigo: “aparecen entre las aspiraciones de la comunidad que busca una regulación profunda y acabada, y la realidad política, donde las posibilidades de regulación están más orientadas a una despenalización del uso de hongos”.
Tratándose de una regulación de prácticas terapéuticas, es necesario pensar quiénes serían los terapeutas autorizados, algo que expuso el Dr. Sánchez. De partida, se trataría de psicólogos, psiquiatras y médicos que realicen 40 hs de formación específica. También agentes terapéuticos que acrediten 900 hs de formación específica.
Al inicio habría un período de “marcha blanca” donde las personas puedan acreditar una experiencia anterior en la facilitación de terapias de hongos que tienen psilocibina. La regulación contempla la creación de una comisión asesora conformada por representantes de usuarios y profesionales, abriendo la puerta a futuras regulaciones de otras sustancias psicodélicas.