“Por fin se durmió”, dijo uno de los policías que hincaban sus rodillas en el cuerpo de Ariel Goyeneche, cuando perdió el conocimiento frente a la comisaría segunda de Paraná. Hacía 20 minutos estaban arrodillados sobre su espalda, presionando su tórax contra la vereda.
Ariel Goyeneche tenía 38 años y una hija. No tenía antecedentes penales. Trabajaba vendiendo libros jurídicos y había estudiado hasta el cuarto año de abogacía. Según lo definió su amigo Marco Chacón: “Era un tipo íntegro, empático, solidario”.
Esta semana se cumplió un mes desde su muerte el 12 de febrero. Ese día un vecino lo vio caminar por su techo y llamó a la policía. Cuando los oficiales llegaron identificaron que Goyeneche estaba “muy exaltado, nervioso pero consigo mismo, en todo momento decía que lo querían matar”, dice el parte policial al que accedió Mate.
Los policías recibieron la instrucción de llevarlo a la comisaría segunda para su identificación. Ariel accedió al traslado “sin ocasionar resistencia”, según los propios funcionarios.
Cuando llegaron, Goyeneche quedó dentro del vehículo con otro agente. Todavía estaba muy asustado y se sentía perseguido. Para ese momento, los funcionarios ya habían escuchado de su boca que “había consumido mucha cocaína con cerveza”.
En ese instante, siguiendo el relato policial, Ariel rompe de una patada la ventanilla de la puerta trasera y vuelve a salir del vehículo. Logran detenerlo inmediatamente porque, según el parte: “se cae y se tropieza con el cordón, comienza a convulsionar, mi compañero al ver esto le saca las esposas y comienza a hacer RCP”.
Según el parte policial Ariel “se cae y se tropieza con el cordón, comienza a convulsionar, mi compañero al ver esto le saca las esposas y comienza a hacer RCP”.
Pero si se analizan los videos de un vecino y los testimonios de policías intervinientes, la secuencia de acciones que derivan en la descompensación de Ariel tiene como protagonistas a los agentes que apoyaban su peso sobre él. Lo sostenían con el pecho sobre la vereda y las piernas en la calle.
Lo cierto es que Goyeneche falleció frente a la comisaría segunda en custodia policial. Según los resultados preliminares de la autopsia que realiza Gendarmería, se trató de una muerte por asfixia. Ahora se esperan los informes, el toxicológico y el de anatomía patológica, para conocer qué tipo de asfixia causó el deceso y si fue consecuencia del accionar policial.
En el expediente de la causa que lleva el fiscal Santiago Alfieri ya están reunidas las comunicaciones por radio, declaraciones de policías intervinientes, el GPS del patrullero, los videos de un vecino y sus declaraciones bajo identidad reservada. Mate accedió a este material que, acumulado, contradice la versión de los uniformados.
Esta semana Alfieri dijo a Radio Plaza que Ariel fue reducido en el suelo, con dos uniformados encima, “desde las 6.01 hasta las 6.25 aproximadamente”. Son más de 20 minutos arrodillados sobre Ariel. Según los materiales revisados por Mate, a las 6:03 hubo una modulación por radio en la que un agente menciona “se desacató el masculino acá en la puerta de la comisaría” y a las 6:25 se llama a la ambulancia, al detectar que Goyeneche estaba inconsciente.
Por la querella trabajan lxs abogadxs Andrés Bacigalupo y Lara Linari. Bacigalupo adelantó a Mate que hoy se enfocan en “individualizar las eventuales responsabilidades penales que surgen de la intervención de múltiples funcionarios en el hecho”. Además, están a la espera de los informes “para la correcta calificación legal, lo que determinará qué clase de juicio tendremos en un futuro”.
Crónica de la muerte evitable de Ariel Goyeneche
La intervención policial adecuada con quien está en una crisis de salud mental y la asistencia médica inmediata, son factores decisivos para la salud de una persona intoxicada. O, “pasado de francisca”, como interpretó un oficial de la comisaría segunda, en una comunicación por radio que consta en el expediente judicial.
El sargento Lisandro Romero y el suboficial David Vázquez, que intervinieron en el caso de Ariel Goyeneche, no siguieron las Pautas de intervención para las Fuerzas Policiales y de Seguridad en situaciones que involucran a personas con crisis de salud mental y/o con consumos problemáticos en el espacio público, que en 2022 se publicaron en el Boletín Oficial bajo la resolución 843/2022 del Ministerio de Seguridad.
Este protocolo indica que frente a una persona que atraviesa una crisis de salud mental, hay dos caminos a seguir. Si la persona presenta una conducta violenta, el primer paso es llamar al comando para pedir refuerzos, segundo a efectores de salud y finalmente a fiscalía.
En cambio, si la persona no presenta una actitud violenta, como en el caso de Ariel, la secuencia de comunicaciones tiene como primer paso el llamado a efectores de salud, luego al comando y finalmente a fiscalía. Pero esos no fueron los pasos que siguieron los funcionarios de la comisaría segunda.
Daniel Alejandro Russo es psicólogo y autor del libro Cuidar a la fuerza: sobre la intervención policial con personas intoxicadas con drogas y también es el especialista que el Ministerio de Seguridad convocó en 2021 para crear el protocolo de actuación federal ante crisis de salud mental.
Consultado por este periodista, aclaró que desconoce los detalles de la causa, pero señaló: “Supuestamente hay traslado a sede policial como primera medida. Van a tener que hacer un montón de aclaraciones sobre esto, porque procedimentalmente es llamativo”.
“No ameritaba semejante presión sobre el masculino”
El parte policial que relata la serie de sucesos que derivaron en la muerte de Ariel Goyeneche presenta serias incongruencias, que indicarían un intento de encubrir el accionar desproporcionado.
“No ameritaba semejante presión sobre el masculino, que estaba calmo”, fue lo que confesó uno de los uniformados que testificó ante el fiscal. Incluso, declaró que Vázquez o Romero —no especificó cuál de ellos— dijeron: “Por fin se durmió”, cuando Goyeneche perdió el conocimiento.
Los testimonios y videos que analiza la fiscalía contradicen el relato de los policías investigados. Los videos muestran a los policías subidos encima de Ariel, apoyando sus rodillas sobre piernas y espalda.
El testigo que filmó los hechos declaró ante fiscalía que Ariel estaba esposado de cara al cemento “con una rodilla en los hombros y otra en la espalda a la altura del pecho”. Como también confirma el policía motorizado del 911, que se acercó cuando por radio solicitaron refuerzos.
Aún quedan preguntas abiertas sobre la muerte de Ariel Goyeneche. Los policías supieron enseguida que el accionar no fue correcto, así se desprende de una de las conversaciones por radio que constan en el expediente. “Vos fuiste al colador solo, nadie te mandó. Necesito que ya despegues de ahí”, le dijeron desde la central a un policía motorizado que se acercó a colaborar.
A un mes desde el fallecimiento, familiares y amigxs difundieron un comunicado donde reclaman “celeridad y transparencia en las pericias de la autopsia, como en la investigación que lleva adelante Gendarmería, y la separación de los oficiales involucrados en su detención”.
