Desde el avance de las regulaciones legales de los usos del cannabis y, en consecuencia, su cultivo, se ha incrementado a pasos agigantados la producción a nivel global. En este camino parece que el negocio en manos de unos pocos atraviesa tanto la prohibición como la legalización.
Más allá de las marchas y contramarchas en las regulaciones, la producción de la planta está volviéndose un negocio cada vez más rentable.
La pregunta es ineludible: ¿en manos de quiénes está este negocio?
Esta duda esencial, que también es una discusión actual del movimiento cannábico, impulsó a un grupo de comunicadorxs a realizar un documental sobre la industria del cannabis en economías legales e ilegalizadas.
Un acercamiento a las personas que más sufrieron —y también que más militaron— por los avances de las leyes que tenemos hoy. La mirada de “los últimos” en la industria: presxs, perseguidxs, pequeños cultivadorxs y familias separadas.
“Nosotros vamos a hablar de Cannabis, por supuesto que sí. Pero en realidad, estamos hablando de un capítulo más de la historia del imperialismo o de la historia del capitalismo. De cómo algo que estaba prohibido por decisión de unos pocos del poder, es ahora regularizado por esos mismos sectores que se quieren adueñar de un negocio. Es básicamente la historia de América”, explica Santiago Carrillo, director del documental.
Santiago Carrillo es un periodista argentino con experiencia en Perfil, en la revista Noticias, en Página 12 y en la Revista THC, donde cumplió el rol de editor periodístico. Además, es fotógrafo y amante del cine.
Ahora, se embarca en la creación de un documental que propone una experiencia inmersiva para el espectador, que parece ocupar el rol del investigador que pregunta y aprende en los distintos países que visita para entender esta industria.
Conversamos con él para conocer más de este documental que parte de una investigación de Carrillo, junto a una cooperativa integrada por Tobías Salvato, (director), Nahuel Silvestro (director de postproducción) y Julieta Bergotini (directora de arte).
—¿Por qué decidiste hacer una producción audiovisual siendo que te desempeñas mayoritariamente en medios gráficos?
—Es cierto que yo me desarrollé mayormente en medios gráficos, pero también soy fotógrafo, me gusta mucho el cine y lo audiovisual, y siento que hoy es el medio de comunicación más idóneo para llevar adelante otro tipo de mensajes. Lamentablemente, la industria editorial está en una crisis sostenida y lo que tiene que ver con noticias, hay una dictadura del SEO, donde tenés que limitarte a hacer títulos atractivos, a generar clics. Además, los tiempos de producción periodística que imparten la gran mayoría de los medios, ni siquiera te da tiempo de chequeo. A la par, hay un crecimiento en plataformas como como Netflix, en donde se han instalado en los hábitos de consumo el género del documental. Para poder hacer un mensaje que pueda ser disruptivo, que pueda generar un impacto, el audiovisual es el ideal. Y, no voy a mentirte, hacer un documental es un viejo sueño que tengo hace muchos años.
“Si bien parece ser que hubo avances en la regulación, aquellas personas hoy continúan siendo perseguidas y las mayores ganancias dentro de este nuevo mercado lícito están yendo a parar a grandes grupos concentrados que no tienen una tradición con la planta”.
El investigador incógnito del documental.
—¿Cómo surgió la idea de hacer “neblina en el vestíbulo”?
—La idea del documental surgió hace un buen tiempo y tiene que ver con mi historia personal. En mi época en el Diario Perfil, desde el 2017 al 2021, era el encargado de la cobertura de los temas con respecto al cannabis. Eso me llevó a empezar a escribir para la revista THC, y después, ser editor de la parte periodística de la revista THC. Entonces, estaba muy metido en la agenda del Cannabis. Empecé a notar que había algo que estaba pasando en todo el mundo. Por un lado, parecía una situación de alegría por el avance en las regulaciones con respecto al Cannabis. Al mismo tiempo, eso estaba generando un mercado. Pero a su vez también me encontraba constantemente con noticias de allanamientos a personas con el Reprocann. A partir de todo eso, en mayo del año pasado, caí en la cuenta de que efectivamente es algo que está pasando en todo el mundo. Anclado, sobre todo, en California, en donde a partir de las regulaciones había un mercado nuevo que se estaba creando. Pero que estaban desapareciendo los históricos farmers de California, que fueron los que lograron la regulación. Actualmente están desapareciendo esos pequeños granjeros mientras que los que están creciendo son los grandes proyectos de capital. De ahí nace la idea de neblina en el vestíbulo y una investigación que vamos viendo que en varios países está sucediendo algo similar.
—¿Qué testimonios incluirá el documental?
—Se divide en dos partes. En una primera instancia es un recorrido del tipo road movie, en donde vamos a recorrer los países pioneros en algún tipo de acceso legal al cannabis. España, por los históricos clubs cannábicos y las asociaciones. Después, Holanda o países bajos, por su históricos Coffee Shop. También California, por la historia que tienen los farmers allí y porque fue la primera regulación en el año ‘96. Eso es una primera parte para mostrar que, si bien parece ser que ha habido algún tipo de avance, aquellas personas hoy continúan siendo perseguidas y las mayores ganancias dentro de este nuevo mercado lícito están yendo a parar a grandes grupos concentrados que no tienen que ver con una tradición en la planta. Mientras que aquellas personas que le pusieron el pecho y que trabajaron desde la clandestinidad para la realidad en la cual hoy nos encontramos, y que sin ellos no hubiésemos llegado hasta acá, continúan siendo perseguidos.
“Parece que todos los avances en la regulación del cannabis salen de un repollo. Pero la verdad es que hubo mucha gente atrás de esto. Gente que vivió en la clandestinidad, que estuvo presa, que ha muerto por esto o la han separado de su familia”.
Después, una segunda etapa en Latinoamérica. Vamos a viajar y recorrer a los principales países que sufrieron en la guerra contra las drogas, que son México, Colombia y Paraguay. Paraguay es el segundo productor de cannabis a nivel mundial, después de Marruecos. Hay muchos carteles del narcotráfico del prensado que llega a Argentina. En ese marco, se están generando cooperativas de campesinos para ellos mismos producir cannabis. Pensemos que las comunidades más vulneradas económicamente quienes terminan yendo a trabajar a los cultivos del narcotráfico. Ir a trabajar con ellos, significa olvidarse de algún tipo de derecho laboral o buenas pagas, muchas veces ellos directamente ni siquiera vuelven con vida. Ahí se está viendo otra cosa en este contexto internacional de avance del cannabis, que es una historia digna para contar.
Adriana Funaro, cultivadora y activista histórica, junto a Victoria Baca Paunero, abogada de Adriana y Directora del Centro de Estudios de la Cultura Cannábica (CECCA).
—¿Por qué es importante contar la otra cara de la regulación del cannabis?
—Tanto para mí como para el resto del equipo, porque es un acto de justicia, porque entendemos que es nuestro rol el ir un poquito más allá. Nosotros somos partidarios de contar esas historias que merecen ser contadas, sabidas. Nosotros partimos de un análisis: parece que todos los avances en la regulación del cannabis salen de un repollo. Pero la verdad es que hubo mucha gente atrás para llegar a esta instancia. Gente que la pasó mal, que vivió en la clandestinidad, que ha ido presa, que ha muerto por esto, que la han separado de su familia. Y a esa gente no se la conoce, y esa gente es a quien se le debe en gran medida y en todo el mundo, esta actualidad que hoy estamos viviendo. Nuestra principal misión es generar un documento histórico sobre esto. Entonces, la importancia es poner en valor por el trabajo que han hecho durante décadas.
—¿Qué formato tendrá el documental?
—Neblina en el Vestíbulo va a ser una serie documental del tipo serie retrato. Es decir, no va a ser un típico documental donde va a haber una persona entrevistada. Va a haber una figura incógnita, que nosotros le pusimos el nombre del investigador. Esta es una persona que se va haciendo preguntas, y que en el capítulo piloto fue interpretada por mí. Pero en el documental no se sabe muy bien quién es ese investigador, para que sea una experiencia inmersiva para el espectador y que el mismo espectador sea el investigador.
Martiniano Stanisio, de León Verde S.A. Creador de EVA, la primera semilla de cannabis registrada en Argentina.
Bueno, ese investigador conoce a una persona importante. Entonces, ese personaje en particular va a ser un retrato, o sea, nosotros nos metemos en su vida privada, y vamos mucho más allá de lo que es su relación con una planta. Por ejemplo, uno de los personajes más importantes que tenemos hasta ahora de lo que grabamos en Argentina es Martiniano. Él es el primero que ha podido registrar una semilla de cannabis en Argentina, y que tiene una historia hermosa.
—¿En qué plataformas podrá verse?
—En cuanto a la distribución, la verdad que todavía no tenemos nada definido. Nosotros estamos yendo por un camino bastante independiente que rompe de alguna manera con determinados esquemas. O sea, hoy por hoy necesitamos terminar el contenido para poder ir a ofrecérselo a un distribuidor o a un exhibidor. Como todavía no terminamos el documental, esas negociaciones todavía no han llegado.
Estaríamos muy contentos con recibir propuestas de algún productor o productora que se alinee con la idea de nuestro proyecto, para poder seguir filmando. Pero bueno, tampoco estamos cerrados a determinadas vías independientes de la distribución.
—¿En qué parte del proceso de rodaje están actualmente?
—Hasta el momento hemos podido grabar un capítulo piloto en Argentina. Tenemos tráiler y una cuenta de Instagram que lanzamos hace poco. Actualmente estamos en el proceso de investigación, por eso estoy instalado en España, aunque la tengo bastante cerrada. También estamos en búsqueda de financiamiento.
—¿Cómo se puede ayudar o aportar para que este rodaje sea posible?
—Para ayudar a la producción lanzamos una campaña de crowdfunding, si estás en Argentina, hay un link de Cafecito para hacer aportes económicos. Pensando en cuánto sale un gramo de cannabis, que mas o menos es mil pesos, la propuesta es que nos giren el valor por un gramo y nosotros le devolvemos una serie. A medida que vamos reuniendo ese financiamiento, vamos a seguir dando recompensas. Como un newsletter, acceso a material exclusivo y, además, eso nos va a permitir a nosotros ir avanzando en la movilización que requiere la producción de una serie de documental a nivel internacional. Y si uno está en el exterior y también quiere apoyar a esta producción, tenemos un link de PayPal para hacer aportes tanto en dólares como en euros.